Qatar ha emergido como un actor clave en el delicado entramado del conflicto entre Israel y el grupo militante Hamás. Su capacidad para mediar, facilitada por relaciones estratégicas con actores diversos, ha permitido avanzar en negociaciones críticas para un posible alto el fuego y la liberación de rehenes en Gaza. Estas conversaciones se desarrollan en un contexto político y humanitario complejo, marcado por la reciente escalada de violencia tras el ataque del 7 de octubre de 2023.

Un mediador clave

El 7 de octubre, milicianos de Hamás llevaron a cabo un ataque sin precedentes en territorio israelí, matando a cientos de personas y capturando a numerosos rehenes. Este evento desencadenó una respuesta militar masiva de Israel en Gaza, que ha agravado una ya crítica situación humanitaria. Desde entonces, Qatar ha jugado un papel crucial en las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás, buscando una solución que aborde tanto la liberación de los rehenes como la necesidad de cesar las hostilidades.

El papel de Qatar en las negociaciones no es casual. Desde hace años, este pequeño pero influyente emirato del Golfo ha actuado como mediador en conflictos en Medio Oriente y más allá. Su relación con Hamás, que mantiene una oficina política en Doha, y su capacidad para dialogar con Israel y Estados Unidos, le han permitido posicionarse como un puente entre actores que rara vez interactúan directamente.

En este caso, Qatar ha facilitado el intercambio de mensajes entre las partes y ha proporcionado un espacio neutral para las negociaciones. Según informes recientes1, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, envió a una delegación de alto nivel a Doha, compuesta por el jefe del Mossad, el jefe del Shin Bet, el general de reserva Nitzan Alon y su consejero en política exterior, Ophir Falk. Esta acción subraya la importancia estratégica de Qatar en el proceso.

La capacidad de Qatar para mediar en conflictos no es nueva. En 2008, facilitó un acuerdo político entre las facciones libanesas rivales, evitando una guerra civil. En 2012, jugó un papel fundamental en la liberación de 1,027 prisioneros palestinos a cambio del soldado israelí Gilad Shalit, en coordinación con Egipto. Más recientemente, ha intervenido en las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes, que culminaron en el Acuerdo de Doha de 2020.

Estas experiencias han cimentado la reputación de Qatar como un mediador confiable y eficaz. Sin embargo, también han generado críticas, particularmente por parte de Israel y algunos países occidentales, que ven con recelo su apoyo financiero a Hamás y otros grupos islamistas.

Sus vínculos con Israel y Estados Unidos

Qatar mantiene una relación pragmática con Israel, a pesar de no tener lazos diplomáticos formales. Esta peculiar conexión se refleja en su papel como canal de asistencia económica a Gaza, una región profundamente afectada por bloqueos y conflictos. Desde 2007, Qatar ha transferido cientos de millones de dólares a la Franja, con la aprobación de Israel. Este financiamiento ha cubierto salarios de funcionarios, suministrado combustible para la única planta eléctrica de Gaza y ofrecido apoyo directo a las familias necesitadas. Estas contribuciones no solo han aliviado en parte el sufrimiento humanitario en Gaza, sino que también han ayudado a prevenir un colapso total que podría desestabilizar aún más la región.

Sin embargo, esta relación pragmática enfrenta desafíos actuales, ya que las tensiones entre Israel y Hamás han complicado las transferencias de fondos y el acceso de la ayuda humanitaria. En el contexto de la reciente guerra en Gaza, Qatar ha insistido en la necesidad de garantizar asistencia directa a los civiles, evitando que los fondos se desvíen hacia actividades militares.

Con Estados Unidos, Qatar ha consolidado una relación estratégica que trasciende lo económico y lo militar, posicionándose como un aliado indispensable en la región. La base aérea de Al Udeid, ubicada cerca de Doha, es la instalación militar más grande de Estados Unidos en el Golfo y juega un papel crucial en las operaciones de monitoreo y control en Medio Oriente. En años recientes, Qatar ha reforzado su importancia para Washington al ser anfitrión de reuniones clave, como las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes en 2020. Además, la relación bilateral se extiende al ámbito energético, ya que Qatar es uno de los principales exportadores de gas natural licuado (GNL) del mundo, y Estados Unidos depende de este recurso para contrarrestar la influencia energética de Rusia.

Actualmente, la posición de Qatar como mediador en conflictos es más relevante que nunca. Su capacidad para dialogar con actores opuestos, como Estados Unidos, Irán, Israel y Hamás, lo sitúa en el centro de las negociaciones para aliviar la crisis en Gaza. Sin embargo, enfrenta críticas de quienes cuestionan su relación con Hamás y lo acusan de facilitar indirectamente actividades terroristas. A pesar de estas tensiones, Qatar ha reiterado su compromiso con soluciones diplomáticas y con el alivio del sufrimiento humanitario, subrayando la importancia de un enfoque basado en la cooperación internacional. Su involucramiento en la reciente crisis de Gaza podría consolidar aún más su papel como un intermediario clave en la política global.

El actual proceso de negociación

Las conversaciones en Doha buscan establecer un acuerdo que incluya un alto el fuego y la liberación de rehenes. Según fuentes israelies2, Hamas entregó recientemente una lista de rehenes vivos, una demanda clave de Israel para avanzar en las negociaciones. El borrador del acuerdo propone la liberación inicial de 34 rehenes, seguida de una segunda fase que se discutiría 16 días después.

Sin embargo, persisten discrepancias significativas. Mientras Hamás exige un "fin de la guerra", Israel prefiere términos como "alto el fuego permanente" para evitar interpretaciones que puedan fortalecer políticamente al grupo militante.

El papel de Qatar en estas negociaciones no está exento de desafíos. Por un lado, debe equilibrar su apoyo a Hamás con su relación estratégica con Estados Unidos e Israel. Por otro, enfrenta críticas internas en el mundo árabe, donde algunos consideran que su mediación puede ser percibida como una legitimación de la ocupación israelí.

Además, las tensiones dentro de la región del Golfo también complican su posición. Aunque Qatar ha superado en gran medida el bloqueo impuesto por sus vecinos en 2017, las rivalidades persisten y pueden influir en su capacidad para actuar como mediador efectivo.

El papel de Estados Unidos y la influencia de Trump

Aunque no es la primera vez en los últimos meses que las partes parecen acercarse a un acuerdo, el ultimátum de Trump podría ser crucial. Su amenaza no solo está dirigida a Hamas, sino también a sus dos mediadores, Egipto y Qatar, y especialmente al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. A pesar de que todos los actores involucrados ahora tienen una mayor urgencia por lograr un alto al fuego, nadie desea desafiar a Trump en el inicio de su nuevo mandato.

Trump advirtió3 en una rueda de prensa que "si los rehenes no regresan cuando asuma el cargo, el infierno estallará en Oriente Próximo. No será bueno para Hamas, ni para nadie. Nunca debieron secuestrarlos ni llevar a cabo el ataque del 7 de octubre". En esa misma ocasión, Witkoff indicó que esperaba anunciar "buenas noticias" antes del 20 de enero.

Antes de asumir, Witkoff, en colaboración con el equipo de Biden, viajó a Doha, donde se reunió con el primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman al Thani, el viernes pasado. Al día siguiente, se encontró con Netanyahu en Jerusalén para transmitir de manera clara el mensaje de Trump sobre la necesidad de un acuerdo en los próximos ocho días.

La participación de Steve Witkoff, enviado especial del presidente electo Donald Trump, refleja el interés de su administración en influir en el proceso. Durante su primer mandato, Trump priorizó fortalecer las relaciones con Israel y promover los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes. La reelección de Trump podría traer un enfoque más transaccional a las negociaciones, centrándose en acuerdos prácticos que beneficien a Israel mientras se minimizan las concesiones a Hamás. Esto podría facilitar avances en el corto plazo, pero también podría exacerbar tensiones a largo plazo si las demandas palestinas no se abordan de manera integral.

Perspectivas futuras

A medida que las negociaciones avanzan, el éxito de Qatar dependerá de su capacidad para mantener un delicado equilibrio entre las partes y abordar las preocupaciones internacionales sobre la crisis humanitaria en Gaza. La liberación de rehenes podría ser un primer paso hacia un acuerdo más amplio, pero los desafíos políticos y de seguridad seguirán siendo significativos.

Además, la presión internacional para aliviar el sufrimiento en Gaza podría obligar a las partes a considerar soluciones más ambiciosas, incluyendo un acuerdo de paz a largo plazo. Sin embargo, las divisiones internas entre las facciones palestinas, la falta de confianza entre Israel y Hamás, y las dinámicas regionales complican esta perspectiva.

Qatar ha demostrado ser un mediador indispensable en el conflicto de Gaza, gracias a su capacidad para dialogar con actores diversos y facilitar soluciones en momentos de crisis. Su papel en las actuales negociaciones subraya su relevancia como un puente entre mundos opuestos, ofreciendo una oportunidad para avanzar hacia un alto el fuego y la liberación de rehenes.

Sin embargo, el camino hacia un acuerdo sostenible es largo y está lleno de obstáculos. Las dinámicas políticas regionales, las tensiones internas en Palestina y la presión internacional plantean desafíos significativos.
En este contexto, el liderazgo de Qatar será crucial para garantizar que las negociaciones no solo aborden las crisis inmediatas, sino que también sienten las bases para una paz más duradera en la región. Redactado el día 13 de enero 2025.

Notas

1 Emir de Qatar recibe en Goha delegación de Hamas. En msn.com.
2 Fuentes israelíes. En Times of Israel.
3 Trump advirtió. En diario El Mundo.