En Marx existe una opción ética cuando en la noción de valor trabajo, al abordar la distribución del producto, surgen todos aquellos factores que no cubre la remuneración del trabajo a saber, salud, educación, alimentos, agua potable, condiciones de vida, hábitat, pensiones… (los llamados bienes públicos) pero necesarios para su reproducción como trabajador.

Es lo que en el presente, entre muchos otros políticos norteamericanos, Bernie Sanders, llama el salario vital. Marx explica que el propietario de los medios de producción, sean estos activos físicos, servicios o monetarios, maneja un medio de explotación. En Marx la tasa de explotación, es decir la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario es el concepto genérico aplicable a todas las sociedades de explotación.

En su teoría la plusvalía sólo se aplica al capitalismo, donde el producto del trabajo asume la forma de valor. Marx desentraña el sentido de la explotación en su forma capitalista, es decir mediante la plusvalía, la cual se extrae del trabajador en un proceso en el cual éste vende su fuerza de trabajo pero no vende el valor trabajo que crea. En ese contexto, los reformadores del modelo no buscan cambiarlo. La obra de Marx es el paso central para desactivarlo. Es decir, desactivar una situación de poder.

El mercado podría suponer cierto grado de proporcionalidad a la cantidad de trabajo útil y necesario pero no asegura precios asociados a la remuneración real del trabajador es decir, al valor trabajo. En la consideración ética del valor trabajo la productividad es parte fundamental de las innovaciones que la justifican siempre y cuando entre en el cálculo del salario vital. Mantenerse en el mercado mediante la productividad es porque no se trata de un elemento neutral adscrito a la unidad productiva. Es un elemento vital del bien o servicio que se transa en el mercado. La productividad reviene incesantemente al tema central del valor trabajo.

Variables del sistema y el mercado

Dos problemas surgen de la sistematización del modelo capitalista que realiza Marx en el siglo XIX. El primero se refiere a la noción de la plusvalía, costos asociados y la búsqueda del precio de producción inherente a la reproducción del mismo. En esas circunstancias, dada una tasa de capitalización creciente, el excedente creado por la plusvalía debería ser suficiente para asegurar la demanda que reproducirá el negocio del capitalista en el mercado en que actúa.

Pero dichas circunstancias se desarrollan según la realidad de los mercados. Lo que no garantiza una tasa de ganancias compatible con la viabilidad de la empresa. Esto plantea el segundo problema a saber, la magnitud de la deuda como último recurso de funcionamiento de la empresa ante los avatares del mercado. La evolución de la composición orgánica del capital, sus costos asociados y la productividad no aseguran las ganancias del capitalista. En globalidad la magnitud de la deuda, si se mantiene la urgente demanda por bienes públicos se transfiere al plano nacional y deviene deuda nacional, virtualmente impaga e incesantemente renovada en cada ejercicio fiscal.

Por tanto vamos al primer problema donde la empresa escatima los bienes de uso (o bienes públicos) en la remuneración del trabajador.

¿Cómo dichos bienes públicos podrían expresarse en precios de mercado coincidentes con el valor trabajo? ¿Es posible que las relaciones sociales de producción en un régimen capitalista puedan resolver este problema? La conformación de los mercados, en monopolios, monopsonios, oligopolios u otros, crean costos-oportunidad, por el hecho de cambios en la tecnología e innovaciones, estrategias productivas y de comercialización, etcétera; costos que influyen en el cálculo de la tasa de ganancias. Esta complejidad sitúa la relación ganancia/remuneración del plano micro al macro; plantea, a partir de la lógica de la plusvalía o tasa de explotación con la que se maneja el capitalista, el marco en el cual se desenvuelve la reproducción de su empresa y del sistema. Por tanto, en el sistema de Marx el valor trabajo se transforma en una unidad de cuenta, o medida común del producto social a través de las mercaderías. Valor trabajo contenido en el producto y valorado como aquel socialmente necesario para producirlo.

En Marx, la composición orgánica del capital en su relación con la tasa de explotación esclarece las condiciones en las que la productividad del trabajo determina la ganancia capitalista y su relación con el empleo. La solución entonces se encuentra en el plano del mercado. Es decir transformar los valores en precios y con ello disminuir la tasa de explotación y asegurar la reproducción/crecimiento del capital invertido.

La definición de la tasa de ganancia (p) de Marx relaciona la plusvalía o tasa de explotación (s’) con la composición orgánica del capital (q). La tasa de la ganancia (p) reconoce dos variables, la tasa de la plusvalía (s’) y la composición orgánica del capital (q), expresándose en la fórmula siguiente: p = s’(1 – q). Donde, La tasa de plusvalía (s’) es la proporción de la plusvalía (s) con respecto al capital variable, (v): s’=s/v. La composición orgánica del capital (q) es la relación del capital constante (C) con el capital variable (V), en el capital total usado en la producción q=C/C + V).

A partir de estas interrelaciones Marx señala la incompatibilidad entre una tasa baja de explotación y un alza en la composición orgánica del capital, circunstancia en la que la baja de la tasa de ganancias adquiere un carácter tendencial.

Precios de mercado, capacidad productiva no utilizada y Deuda

En el sistema capitalista el precio representa dos valores uno, intrínseco (a la mercadería que se ofrece en el mercado) y otro extrínseco (que refleja la necesidad social) en el que va reflejado el valor del bien público que no cubre el salario de mercado. Consecuencia de la dialéctica entre esas dos situaciones de precio, u oscilación alrededor del valor (trabajo) objetivo, es la capacidad no utilizada del aparato productivo, y por consiguiente una menor producción, mayor desempleo y estancamiento de la economía en situaciones de monopolio, entre otras. Esta contradicción entre dos valores de una misma mercancía determina la realidad de precios del mercado y por ende la modalidad de la explotación social.

¿Cómo resolver esta contradicción, alimentada por una creciente capacidad productiva no utilizada, si se quiere mantener el fundamento del valor trabajo como lo plantea Marx?

Marx plantea el problema ético (explotación del trabajador) en el funcionamiento del sistema, pero no resuelve las condiciones en las que se le pone término.

Si la presión por los bienes públicos se mantiene el precio de la continuidad del sistema capitalista consiste en transformar el salario mínimo del trabajador en salario vital, pero ello no asegura el alza de la tasa de ganancias. Hay allí una contradicción que la lógica del sistema y el apetito de ganancias no resuelve.

Eso implicaría que junto con incrementar la composición orgánica del capital (q) mediante la tecnología, la robótica, la inteligencia artificial, la automatización en las rutinas de producción, los salarios reales deberían aumentar proporcionalmente al alza de la productividad, y conjuntamente con ello las ganancias del capitalista. Si ello no se produce continúa el proceso de baja tendencial de la tasa de ganancias y la crisis definitiva del sistema capitalista. No existe otra manera de evitar el colapso que la unidad productiva se mantenga en una zona en que el crecimiento de (q) marche pari passu con el incremento de la plusvalía (s’). En otras palabras, si se mantiene la condición de una (q) que crece continuamente, más allá de (s’), se producirá ineluctablemente la baja de la tasa de ganancias (p).

En consecuencia para mantener la continuidad del sistema debiera buscarse un expediente que asegure la demanda y con ello evitar la crisis de realización del sistema capitalista por salarios y ganancias no compatibles con el crecimiento de la productividad. De alguna manera deberá restituirse la demanda al sistema, con precios que reflejen los costos asociados en alza para asegurar la sostenibilidad real y financiera del sistema. Llegamos así al segundo problema planteado en el párrafo anterior (Variables del sistema y el mercado).

La expresión monetaria de la Deuda

En el sistema económico del siglo XXI mantener el financiamiento de los costos asociados, así como la tasa de ganancia del capitalista presupone, ceteribus paribus, restituir la demanda mediante el incremento de la deuda en términos monetarios. Puesto que no está en los planes del capitalista financiar los bienes públicos del trabajador o lo que es lo mismo consagrar el salario vital. Sin esa voluntad la política de la deuda es inherente al sistema capitalista monopólico avanzado. La función de la deuda –más bien su desafío– consiste en equilibrar ex-ante la producción y la demanda, para asegurar así el consumo que se realizará en el mercado. Sin la variable monetaria y la deuda, los costos asociados a las formas de competencia propias del siglo XXI no logran recuperarse, situación aún más problemática si se quisiera financiar además el salario vital. Con ello se concluye que la política de la deuda es inherente al sistema capitalista monopólico avanzado.

En la forma madura del modelo monopólico y su cobertura financiera se desarrolla un potencial no realizado de la capacidad productiva; consumos excesivos del sector de más altos ingresos y desigualdades crecientes; desempleo; externalidades negativas golpeando severamente a las clases más desposeídas de la sociedad. La degradación de esa situación lleva a una coyuntura recesiva y sobreendeudamiento de empresas y hogares. El elemento monetario exógeno aparece como el elemento que viene al rescate del capitalismo financiero del siglo XXI.

Deuda en la economía de EEUU

La actual situación de la deuda así como la inestabilidad que provoca se refleja en la situación de EEUU y el mundo.

La deuda total de EEUU que el gobierno debe a sus acreedores asciende a 36, 2 trillones de dólares, esto es, alrededor del 120,79% de su PIB. En esa realidad el Congreso aprobó el 3 de julio lo que el presidente Trump llamó “una ley grande y hermosa (One big beautiful bill)– “vaya, música para mis oídos” declaró el mismo Trump, al conocer la aprobación de la iniciativa.

La ley aprobada por el Congreso añade alrededor de 3,3 trillones al déficit en los próximos años, es decir un presupuesto fiscal de 7,3 trillones de dólares que fija el techo de la deuda en 5 trillones de dólares como endeudamiento y pago permanente de deudas en los próximos 10 años. Resultan contradictorios los recortes tributarios temporales que podrían volverse permanentes por un valor de 1,2 trillones de dólares, cuando el Medicaid y el sistema de cupones de alimentos conocido como SNAP1 son sometidos a recortes que afectan a la población más pobre de EEUU. Según el Hamilton Project en Brookings Institution estos recortes “harán que cerca de 12 millones de personas pierdan su seguro de salud y que millones pierdan la asistencia alimentaria (…) compensan solo una fracción del costo total de las rebajas fiscales”. Algunas de esas rebajas contemplan 4,5 trillones en deducción de impuestos a las que podrían agregarse la eliminación de las tasas sobre las propinas si son aprobadas a finales de año por el Congreso.

En un horizonte de 10 años esta deuda significa un incremento de tipos interés y la necesidad, para evitar una crisis de proporciones, medidas federales de austeridad fiscal. Principalmente en la deuda del gobierno federal pesan los gastos de la pandemia COVID-19 y el presupuesto de guerra. Este último en el año fiscal 2025, se elevó a 849,8 mil millones de dólares, esto es 11,6% del presupuesto fiscal de EEUU. Para el año 2026 el presupuesto en defensa se proyecta a 961.6 mil millones de dólares.

De cómo el Pueblo de EEUU paga la Deuda

El capitalismo estadounidense elimina el gasto en bienes públicos, para ceder paso a la rebaja de impuestos a los más ricos y presupuestos en defensa en continuo aumento. El incremento sistemático de la Deuda y su pago se traslada desde sus usuarios directos, a la Nación.

Mantener los costos asociados al crecimiento y la tasa de ganancia del empresariado, conjuntamente con los bienes públicos, no es posible en el modelo capitalista actual. En ausencia de medidas estructurales, no hay otra solución que recurrir a la deuda y a la variable monetaria. Queda así el rescate del sistema entregado al déficit gradual en bienes públicos e inversores extranjeros que invierten en títulos de deuda.

El déficit fiscal de EEUU, 7,26% del PIB en dólares corrientes, lo sitúa en el puesto 175 de 192 países del ranking de déficit respecto al PIB ordenado de menor a mayor. Por tanto, recurrir a la deuda es una medida universal para un problema universal – manifestada en crisis económica, que esconde una creciente demanda no satisfecha por bienes públicos, situación que asedia a países industrializados sin respuesta alguna e independiente de sus propios planes de crecimiento.

Notas

1 SNAP acrónimo en inglés para Supplementary Nutrition Assistance Program que provee mensualmente fondos federales para la compra de comestibles, a los sectores sociales más vulnerables de la sociedad.