La guerra en Ucrania continúa siendo uno de los conflictos más desafiantes y prolongados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. A medida que el país enfrenta ataques aéreos rusos y deserciones en sus filas militares, surgen nuevos debates en torno a posibles vías de desescalada, particularmente relacionadas con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En los primeros meses de la guerra, la línea del frente se movió rápidamente, con las fuerzas de Rusia ganando terreno apresuradamente antes de ser repelidas por una contraofensiva ucraniana. Pero en 2023 ninguna de las partes había hecho avances importantes y el conflicto quedó en gran parte estancado.

Sin embargo, como se observa en el mapa, el año 2024 fue claramente favorable para Rusia. En este último año, según el Institute for the Study of War1, las fuerzas de Moscú han tomado unos 2.700 km2 de territorio ucraniano, comparado a apenas 465 km2 en todo 2023, casi seis veces más.

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Ucrania se prepara para enfrentar un invierno particularmente desafiante, marcando el tercer año consecutivo bajo los efectos devastadores de la invasión a gran escala por parte de Rusia. Este período llega en un contexto de intensificación de los ataques rusos, que buscan no solo desmantelar la infraestructura energética clave del país, sino también erosionar la moral de la población y debilitar su capacidad de resistencia. Con temperaturas extremas en el horizonte y una red eléctrica cada vez más vulnerable, los ucranianos se enfrentan a un escenario de privaciones y retos considerables, mientras Moscú redobla sus esfuerzos por someter al país mediante una combinación de agresión militar y presión psicológica.

La membresía en la OTAN: una posible salida al conflicto

En una reciente entrevista con Sky News2, el presidente Volodymyr Zelensky planteó que la incorporación del territorio controlado por Kiev bajo el paraguas de la OTAN podría poner fin a la "fase caliente" de la guerra. Sin embargo, subrayó que cualquier invitación debe extenderse a todas las áreas reconocidas internacionalmente como parte de Ucrania, ya que aceptar solo las zonas bajo control ucraniano equivaldría a legitimar la ocupación rusa en otras regiones.

Este planteo refleja las tensiones inherentes a la postura de Ucrania: mientras la Constitución prohíbe reconocer como ruso cualquier territorio ocupado, la realidad militar y política sugiere que la recuperación de estos territorios podría ser un proceso largo y diplomáticamente complejo.

En la cumbre de la OTAN en Washington en julio, los 32 miembros reafirmaron que Ucrania está en un camino irreversible hacia la adhesión. No obstante, la inclusión de Ucrania enfrenta un obstáculo clave: la necesidad de fronteras claramente demarcadas. Esto garantiza que el Artículo 5, que obliga a todos los miembros a defender a un aliado atacado, no genere ambigüedades estratégicas.

Propuestas de cese al fuego: ¿una concesión estratégica o una sentencia de muerte para la OTAN?

Zelensky también sugirió la posibilidad de un alto el fuego que congele las líneas de combate actuales y permita a Ucrania centrarse en recuperar los territorios ocupados por la vía diplomática. Este planteo, que algunos analistas ven como una "concesión importante" a Rusia, es considerado por otros como un intento sofisticado de Zelensky por preservar el apoyo occidental y preparar a su país para la próxima fase del conflicto.

En línea con esta propuesta, durante la campaña, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump aseguró en repetidas ocasiones que podría resolver el conflicto en Ucrania en un solo día. Se ha informado ampliamente que miembros del equipo de Trump han dicho que su plan es congelar la línea de frente actual e introducir una zona de amortiguación de 800 millas entre los dos países.

Mientras tanto, otro elemento crucial de la supuesta propuesta sería un acuerdo por el cual Ucrania no se uniría a la OTAN durante otros 20 años.

Sin embargo, esta idea tuvo muchos desertores, quienes la percibieron como una ‘sentencia de muerte para la OTAN’. Uno de ellos, el profesor Anthony Gless3 afirmó en referencia a Vladimir Putin:

Perdió unos 700.000 hombres muertos o gravemente heridos y ahora gasta una cuarta parte de su PIB en defensa. Esto es difícilmente sostenible. A Putin le encantaría que la guerra terminara y lo que Trump sugiere no sólo es una clara victoria para él, sino que decirle a Ucrania que se mantenga fuera de la OTAN durante una generación es, en efecto, negarle la soberanía.

También cree que sería un desastre para Ucrania y tendría un impacto devastador para otros países de la OTAN. "El acuerdo de Trump sería una sentencia de muerte para Ucrania y para Zelensky, tal vez literalmente. También sería una sentencia de muerte para la OTAN tal como la conocemos”.

Asimismo el exembajador del Reino Unido en Rusia, Sir Tony Brenton, advirtió que esta estrategia podría interpretarse como un signo de debilidad, lo que alentaría a Putin a intensificar su presión militar y diplomática. "Putin puede ver esto como una oportunidad para obtener más concesiones", señaló.

Acusaciones de sabotaje hacia Rusia por parte de Occidente

Mientras Ucrania busca seguridad en la OTAN, las tensiones con Rusia no se limitan al campo de batalla. Occidente ha acusado repetidamente a Moscú de estar detrás de ciberataques, incendios provocados y otras actividades hostiles en el área euroatlántica. Aunque el Kremlin niega estas acusaciones, estas acciones refuerzan la percepción de Rusia como una amenaza persistente para la unidad y la seguridad de la alianza.

Rusia está llevando a cabo una campaña cada vez más intensa de ataques híbridos en nuestros territorios aliados, interfiriendo directamente en nuestras democracias, saboteando la industria y cometiendo actos de violencia”, dijo el secretario general de la OTAN4.

(Mark Rutte, noviembre 4, 2024)

En este contexto, el Artículo 5 de la OTAN se presenta como un pilar crucial, pero también como un punto vulnerable. Según expertos occidentales, algunos funcionarios del Ministerio de Defensa ruso dudan de que este artículo sea realmente invocado en caso de una emergencia. Moscú podría intentar probar las líneas rojas de la OTAN mediante acciones limitadas, como despliegues encubiertos o ajustes territoriales simbólicos en regiones como el Báltico o Svalbard, sin recurrir a un conflicto abierto.

Un conflicto sin final claro

A medida que la guerra avanza, las perspectivas de una resolución a corto plazo parecen remotas. Ucrania enfrenta desafíos internos, como la deserción de decenas de miles de soldados, y externos, como la complejidad de negociar con una Rusia que sigue endureciendo sus posturas.

En este escenario, el papel de la OTAN será fundamental no solo para garantizar la seguridad de sus miembros actuales, sino también para gestionar cuidadosamente la posible adhesión de Ucrania, evitando que el conflicto escale aún más.

El camino hacia la paz en Ucrania sigue plagado de incertidumbre, y mientras la OTAN y los estados miembros de la Unión Europea sigan en desacuerdo sobre cómo responder de forma más asertiva a la guerra híbrida del Kremlin, Europa seguirá siendo vulnerable. (02. diciembre 2024).

Notas

1 Institute for the Study of War. En Understanding War.
2 Sky News. En News Sky.
3 Anthony Glees. En MSM.
4 Mark Rutte. En Politico