Montesquieu es célebre por sus ideas sobre la separación y el equilibrio de poderes como base de la libertad política pero también escribió sobre los diferentes tipos de gobierno.

Charles-Louis de Secondat, Señor de La Brede y Barón de Montesquieu, conocido como el Barón de Montesquieu, nació en La Brede, Burdeos, Francia, el 18 de enero de 1689.

Pertenecía a la nobleza francesa, estudió Derecho y durante cuatro años viajó por Europa para estudiar los diferentes tipos de regímenes políticos y de gobierno. Desde entonces se convierte en un admirador del sistema político inglés, el cual considera mucho mejor que el régimen absolutista que prevalecía en Francia.

En 1748 publica en Ginebra, Suiza, su obra cumbre Del espíritu de las leyes que más tarde se traduce al idioma español en 1821. La obra tiene un éxito impresionante de 22 ediciones publicadas en vida del autor e influye profundamente en el movimiento ilustrado y en los propagandistas y actores de la Revolución francesa de 1789, así como en los padres fundadores y redactores de la Constitución de los Estados Unidos de América.

La obra constituye un tratado de pensamiento político y de derecho constitucional comparado.

Sus ideas célebres sobre la división de poderes están contenidas en el “Libro Undécimo” de la obra y tienen claros antecedentes en la Política de Aristóteles y en el Segunda Ensayo sobre el Gobierno Civil de John Locke.

Para Locke, el mejor gobierno es el civil y de leyes y el peor gobierno es la tiranía o monarquía absoluta. Incluso llegó a favorecer el derecho de resistencia a la tiranía y brindó un manto de legitimidad política a la revolución inglesa de 1688.

En lo fundamental Montesquieu recrea y construye su teoría política sobre la base de lo que observó en el sistema político inglés y en su constitución. Se trataba de un modelo de separación y equilibrio de poderes y de monarquía constitucional que Montesquieu contrastaba con el despotismo francés de su tiempo.

Se inspiró en su propia visión un poco idealizada del sistema del Reino Unido donde existía desde entonces una monarquía constitucional con un Rey a la cabeza del poder ejecutivo, una Cámara de los Lores representativa de la aristocracia y una Cámara de los Comunes que representaba al pueblo, digamos llano. Aunque según algunos autores el sistema no era tan perfecto como lo quiso percibir Montesquieu.

El libro fue condenado por la Santa Sede el 29 de noviembre de 1751 e incluido en el Índice de libros prohibidos por la Iglesia Católica.

La obra no se limita a la exposición y defensa de la tesis de separación y equilibrio entre los poderes del estado para evitar el despotismo y garantizar la libertad política, sino que también desarrolla otros aspectos del pensamiento político y jurídico del autor.

Según Montesquieu hay dos tipos de regímenes políticos: los moderados y sujetos a las leyes (que son dos, la república y la monarquía constitucional) y los regímenes extremos (que son los despóticos y al margen de la ley).

Según su criterio, el gobierno republicano puede ser democrático, en el que gobierna el pueblo dentro del marco de las leyes, o monárquico, también sujeto a una constitución. Es decir, considera válidos los gobiernos que se basan en la soberanía total o parcial del pueblo siempre que se sometan a la ley. En terminología actual, Montesquieu validaba tanto la república democrática como la monarquía constitucional, del tipo que conoció en el Reino Unido.

Por otra parte, descalificó a los gobiernos despóticos en los que una persona o individuo gobierna sujeto a sus caprichos personales y sin atenerse a unas leyes fijas y una constitución política. Según su criterio, el despotismo es arbitrario porque no gobierna respetando la ley.

Vale recordar que desde la Edad Antigua, el gran Platón había evolucionado desde promover en su juventud como mejor opción a la sofocracia (gobierno de los filósofos) hasta optar en su vejez por la nomocracia (gobierno del imperio de la ley). Platón empezó escribiendo La República como filósofo político y culminó su obra política redactando Las leyes como uno de los primeros juristas y legisladores de la historia humana.

Asimismo, su discípulo Aristóteles escribió que “la ley es la razón desprovista de pasión” y recomendó a los gobiernos sujetos a leyes tales como las monarquías, las aristocracias y las politeyas, siempre y cuando se sujetaran a las leyes.

De manera que ya los principales pensadores políticos griegos habían descubierto y promovido las bondades de los gobiernos de la ley por encima de los gobiernos sin leyes.

El Barón de Montesquieu, quien había estudiado Derecho, en su obra magna retoma la tradición de Platón y Aristóteles y promueve en el siglo XVIII los gobiernos de leyes, sean repúblicas democráticas o monarquías constitucionales, frente a los despotismos de su tiempo, reinantes por cierto en Francia y otros países europeos.

Montesquieu es un hijo de las tradiciones de Platón y Aristóteles, así como de las ideas de John Locke y del constitucionalismo inglés, que por cierto también permeó a los Estados Unidos de América a partir de 1776.

Dice Montesquieu que existe un estado en el mundo cuyo fin es la libertad política, gracias a que se trata de un gobierno de leyes y de división y equilibrio entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Ese estado era el Reino Unido.

El Barón de Montesquieu fue un adalid del gobierno de las leyes, conocido hoy día como estado de derecho, y un promotor de la libertad política, tanto como un adversario del despotismo y el absolutismo de su tiempo. Sin embargo, sus ideas siempre fueron moderadas y cuando tuvo que escoger entre la república democrática y la monarquía constitucional optó por la segunda. Su condición de noble le marcó para inclinarse a favor por una opción más moderada, aunque también favorable a las leyes y a la libertad política. Siempre se mantuvo fiel al modelo constitucional inglés.

El Barón de Montesquieu falleció en París, el 10 de febrero de 1755, bastante tiempo antes de la Revolución Francesa de 1789 contra el absolutismo, de la cual Montesquieu fue uno de sus principales doctrinarios e inspiradores.

Bibliografía

Montesquieu. (1977). Del espíritu de las leyes. México, Editorial Porrúa, S.A.
Locke, John. (1976). Ensayo sobre el gobierno civil. Madrid, Aguilar.
Platón. (2023). Diálogos. Leyes. Madrid, Gredos.
Aristóteles. (2018). La Política. Madrid, Alianza Editorial.
Álvarez, Óscar. (2022). Pensadores de política y economía. San José, Ediciones Pensamiento.