Querido/a Viajero/a Astral,

Si estas líneas encuentran su camino hasta tus manos, es porque, de alguna manera, has experimentado el desprendimiento de tu ser del cuerpo para explorar los confines del cosmos onírico.

No importa si esos recuerdos conscientes te acompañan, o si, como yo, te has sumergido en el vasto reino de los sueños con la ayuda de maestros y un interés propio que despierta la curiosidad. Permíteme compartir mi experiencia contigo, una experiencia que busca trascender las fronteras de lo terrenal y conectar nuestras almas.

No pretendo enredarte en esoterismos ni sumergirnos en intrincadas teorías científicas, esta carta es simplemente un encuentro entre viajeros compartiendo sus relatos.

Antes de que los escepticismos se apoderen de tu mente, te insto a seguir leyendo, no como una búsqueda de conversión, sino como un intercambio de experiencias entre almas errantes.

Desde mi experiencia, he llegado a una conclusión que deseo compartir contigo: poseemos un cuerpo espiritual capaz de separarse de su envoltura física, y existen dimensiones a las que podemos acceder.

No tengas miedo, mi intención no es la de presentarme como una «multiloca». Mi propósito es guiarte a través de mis reflexiones, para que puedas decidir por ti misma si nuestras experiencias se entrelazan.

Podría sumergirnos en las aguas turbias de la reencarnación y la inmortalidad del alma, pero prefiero mantenerlo simple para evitar irnos por las ramas. Extiendo mi bandera blanca de entendimiento. ¿Te he dicho ya que comenzaré compartiendo mi experiencia? Desde mi más tierna infancia, recuerdo mis sueños. Vívidamente, la primera pesadilla se enraíza en mis recuerdos infantiles, donde tetillas de perra embarazada se asomaban entre los barrotes de mi cuna. Desperté llorando, marcando el inicio de mi travesía por las distintas etapas y dimensiones oníricas.

Existen los sueños tediosos, simples eco de la mente, repetición de vivencias diurnas o residuos emocionales. Agotadores, te dejan sintiendo que no has descansado, que te has sumergido en una realidad inquieta.

En segundo lugar, las imaginaciones, proyecciones de deseos y miedos más profundos. Aquí yace la confusión, entre viajar, visualizar el pasado o el futuro, o descifrar simbolismos en el libro de los sueños. Aunque puedas desentrañar aspectos de ti misma, la mente aún permanece conectada.

El umbral en el que todo se difumina es cuando se accede a recuerdos olvidados. ¿No has soñado con momentos específicos de la infancia que creías enterrados? Despiertas, compartes la experiencia con la familia y confirman que sucedió, pero eras demasiado pequeño/a para recordar.

Perdona mi divagación, pero necesitaba que comprendieras que cuando te dicen «es solo un sueño», no siempre es cierto. Hay distintas categorías de sueños, tantas que quizás no las pueda abarcar todas aquí.

Ahora, adentrémonos en el viaje astral, un territorio complejo con múltiples aristas. Al dormir profundamente, cuando te sientes segura, el alma se despega del cuerpo. Algunos mencionan un hilo plateado que mantiene la conexión, rompiéndose solo en la muerte.

Leí en algún artículo científico, cuyos autores no pude retener en mi memoria, que los viajes astrales podrían explicarse como una desconexión neuronal. Pero si esto es así, no explico cómo he podido soñar lo mismo que otra persona la misma noche, este hecho es lo que más me aleja de la teoría científica actual.

Mi teoría principal, más allá de estas explicaciones, es que existen dimensiones que podemos explorar, incluso lugares físicos. Es común quedarse dando vueltas alrededor de la habitación, especialmente si percibes peligro cercano.

Voy a compartirte una técnica para inducir viajes astrales. Antes de dormir, hay que visualizar un lugar al que se desee ir. Camina por sus senderos en tus pensamientos y duerme con la convicción de que llegarás. Descansa sin preocuparte por tu entorno; esa inquietud puede atarte a la habitación.

Al despertar, anota tus experiencias y ejercita la memoria, debe ser lo primero que hagas al abrir los ojos, antes de ver el celular o de levantarte de la cama. Esta práctica es más efectiva en las madrugadas o siestas. Repite estos ejercicios, entrena tu mente y verás resultados.

Para confirmar un viaje astral frente a un simple sueño residual, intenta visitar a alguien en tus travesías y consulta si te vieron en sueños esa noche. Es crucial que comprendas que, en el plano astral, se cruzan seres de vibraciones diversas; no todos son humanos ni seres amigables. Algunos podrían intentar engañarte, cambiando de forma y haciéndote creer que son personas que conoces, o hasta famosos conocidos.

Recuerda, al mirar a los ojos a alguien en el astral, si se siente real, lo es. No confíes en las apariencias, muévete con la perspicacia de una extranjera en nuevas tierras.

Si deseas encontrarme en el astral, búscame en el bosque de eucaliptus y pitangas. Pregunta por mí, suelo ir cuando me llaman por mi nombre completo. Si me encuentras, cuéntame en dónde estás ahora.

Nos vemos pronto.