Decía en una entrevista Megan Fox que no se sentía para nada a gusto con su cuerpo. Es lo que tiene ser famoso, dices una cagada y todo el mundo se entera. Si esta mujer no está conforme con el cuerpo que le tocó, a ver que podemos decir el resto de los humanos, humanas y humanes (zona de Madrid). En Asturias a eso se le llama refalfiu.

Bueno, pues a lo que iba. Si eres guapo o guapa y ya pasaste el infierno del cole y del insti, seguramente que ahora te vas a resarcir a base de bien porque está demostrado de manera empírica lo siguiente:

Los guapos y guapas encuentran trabajo con mucha mayor facilidad que el resto. Suelen caer mejor. Ascienden con más facilidad en la empresa, etc., etc.

Y encima de todo eso, se les atribuyen mejores cualidades que al resto. Es lo que se llama Efecto Halo. Es decir, es como que desprendiesen un aura que acompaña a su belleza y que, por ello, todo lo que a ellos se asocia tiene que ser bueno.

Por eso los incautos se asombran de que un joven con melena al viento como el macarra español este que desmembró a un doctor colombiano haya podido hacer semejante salvajada. Sin embargo, al leer la prensa rosa (si, yo también leo los titulares), un amigo de la familia dijo que «el padre estaba hasta los huevos de este hijo». Porque ser hijo de famoso no te dota de bondad, ni de buenas cualidades.

Por los testimonios que escuché, muy bien pudiera decirse que de niño ya daba muestras de ser un psicópata por los líos que montaba y lo violento que era.

En psicología no se diagnostica la psicopatía hasta que alguien alcance los 18 años. Con anterioridad, por más síntomas que manifiesten a gritos que lo es, el psicólogo se ve obligado (aunque piense lo contrario) a decir que el niño o el joven tiene un trastorno negativista desafiante, trastorno explosivo intermitente o trastorno de conducta según el comportamiento tenga más o menos características de alguna de estas entidades diagnósticas.

Pero claro, era tan mono… ¡Y además hijo de actor, oh la lá!

Si no eres tan afortunado como Megan Fox o el presunto asesino este, que ahora no me acuerdo como leches se llama, te lo vas a tener que currar. Déjate de lloriquear y de culpar a nadie.

¡Es que la vida es injusta! Pues te jodes.

¡Es que nadie me ayuda! A mí tampoco.

Aquí sí que tengo que decirte algo en plan Gurú (quien me lo iba a decir).

Llora y patalea, suénate los mocos. Y luego, vas, te levantas y te pones a currar para llegar a donde quieres. El destino repartió sus cartas y con esas vas a tener que jugar.

Ya puedes ir pensando cómo vas a suplir tus carencias y de qué manera potenciarás tus cualidades. Si fueras un narcisista no estarías con estos quebraderos de cabeza, pero como afortunadamente no lo eres, el futuro requerirá de ti lo máximo.

Te lo debes.

Se lo debes a tu familia.

Se lo debes a la raza humana que anda falta de referentes y de gente que dé la cara y use el cerebro para no dejarse arrollar por las ideologías infantiles que hoy pululan por internet y otros ámbitos.

¿Qué no te ves capaz? ¿Qué tienes la sensación de que no sabes cómo avanzar? Puedes recurrir a un gurú. Son como una droga, pero una vez se pasa su efecto estas vacío. Y tú bolsillo también.

Puedes recurrir a un coach. Uno de los buenos te puede ayudar en ámbitos limitados. Si es lo que necesitas, adelante, pero recuerda: son útiles para un entorno laboral concreto y alguna cosita más.

O puedes recurrir a un buen psicólogo. Suelen ser una suma de los dos anteriores, pero con muchos más años de preparación académica.

Si consigues un buen rapport con algunos de ellos, o tienes buen feeling, te podrá ayudar como muy pocos lo podrían hacer.

Recuerda, los que no somos guapérrimos (ya sé que la palabra no existe), tenemos que revolvernos ante la adversidad y avanzar con nuestra cara nos guste o no.

Ya lo decían los romanos: Dente lupus, cornu taurus petit, que viene a decir literalmente que el lobo ataca con los dientes y el toro con los cuernos. Vamos, que cada uno se defiende como puede.