Josep Pàmies, el sabio de las plantas, es un agricultor de Balaguer en la provincia de Lérida en Cataluña. En su largo recorrido como joven de padres agricultores, creyó falsamente en el green revolution que vendía los EE.UU. con el uso de pesticidas, herbicidas, químicos y otros, para supuestamente facilitar el trabajo de los agricultores en los años sesenta.

En su libro Una dulce Revolución, «dulce» por el sabor que tiene esta planta maravillosa llena de propiedades medicinales que es la Estevia y que con tanto fervor defendió hasta legalizarse; nos explica el proceso de aprendizaje por el que pasó como joven agricultor llegando a comprender, observando la tierra, que aquellos químicos que mataban las malas hierbas, también dejaban las tierras áridas sin nutrientes ni vida como la de los gusanos tan importantes para la aireación de esta.

A partir de allí, comprendió que el camino era regresar a una agricultura ecológica. Desde entonces Pàmies, a través de la creación de organizaciones como Soberanía y Salud, ha llegado a ser un gran apoyo para aquellos que desean regresar a un modo de vida más natural, cultivando la conciencia de una alimentación sana y el aprendizaje, descubrimiento y uso de plantas medicinales de la farmacia de la naturaleza.

En esta entrevista hablaremos con Pàmies sobre cómo fomentar una agricultura más ecológica para prescindir del problema que conlleva a la salud la alimentación transgénica que cada vez imponen con más fuerza multinacionales como Monsanto a la sociedad mundial.

¿Por qué es importante resistir a qué compañías como Bayer-Monsanto siembren el planeta de semillas transgénicas?

Una semilla transgénica ya no es de la comunidad humana, sino que es propiedad intelectual de la farmacéutica que lo ha patentado. Esto ya es un hándicap porque lo que hacen es depreciar lo que la naturaleza nos ha dado con modificaciones genéticas. En herencia la naturaleza está mejorando constantemente, pero creen que las mejoras hay que hacerlas en laboratorio pagando royalties para que tú las puedas sembrar, advirtiéndote que no se te ocurra hacer semillas de aquellas plantas porque entonces tienes dos penas; la de pervertir su patente y la de copiarla y utilizarla sin su permiso.

Una vez una comunidad o región agrícola comienzan a utilizar semillas transgénicas; ¿tienen que irremediablemente volver a comprar este tipo de semillas al año siguiente?

Así es, y esto ha originado mucha hambre en muchos países. En la India, por ejemplo, hay unos 20.000 suicidios al año porque han adoptado las semillas de Monsanto-Bayer. Los transgénicos son plantas que crecen muy rápido, pero son más débiles y no están adaptadas al medio. Necesitan inputs de venenos como insecticidas, pesticida, herbicidas, fungicidas, y la mayoría de los agricultores de la India no pueden pagarse los venenos de esas infames empresas como Monsanto y Bayer para salvar sus cosechas y terminan suicidándose.

Primero es la patente del híbrido; la hibridación da más o menos semillas estériles, pero si además le pones la ingeniería del transgénico, son dos patentes en una misma semilla que cada año tienen que comprar.

La gente si quiere, puede reproducirlo, pero ya no es lo mismo, ya rinde menos al año siguiente y además estás cometiendo una infracción grave porque estás reproduciendo una tecnología propiedad de Monsanto-Bayer, que es la mayor empresa de transgénicos junto con la farmacéutica Novartis. Es decir, el dominio de la semilla mundial está en sus manos y ahora lo que quieren es despreciar todo lo que la naturaleza nos da de forma natural.

Estos sinvergüenzas te imponen un cultivo transgénico pero te dicen: «nosotros nos vamos a reservar las semillas en un almacén en Noruega», en el Banco Mundial de Semillas de Svalbard donde hay unos cinco millones de variedades de semillas autóctonas del mundo bajo el patrocinio de Bayer, Monsanto, Bill Gates y toda esta gente que se han apoderado de todo el patrimonio genético de la humanidad, y están allí con la excusa de por si un día hay algún desastre planetario, que podamos tener a nivel mundial reservado en algún lugar seguro dentro de una cueva helada en el Norte de Europa las semillas. Se han apropiado de toda la genética del planeta y lo que quieren ahora es destruir el resto de la flora.

¿Crees que campesinos de países como la India eran conscientes de que una vez utilizaran semillas de Monsanto iban a depender de ellas para los años siguientes?

Como iban a ser conscientes, si fueran conscientes no lo hubieran hecho. Es lo mismo que ahora con las personas que confían a ciegas en la ciencia médica y no se preguntan qué es lo que le ponen en su cuerpo, si supieran lo que les ponen realmente, no se lo pondrían.

Lo mismo ocurre con una la mayoría de los agricultores del mundo que confían en la ciencia, como las personas confían en la ciencia médica que los está llevando a un callejón sin salida.

Es el mismo modelo porque además está realizado por las mismas empresas farmacéuticas que están engañando a nivel mundial sobre la salud y son las mismas compañías que producen alimentos que no son alimentos y están rociados con muchos venenos para que tu plato este súper contaminado y provoque cada día más clientes para esa industria farmacéutica por la enfermedad que provocan indirectamente.

¿Puede suceder que cultivos transgénicos polinicen cultivos orgánicos haciéndolos mutar de alguna forma?

En EE.UU., agricultores fueron contaminados por colza transgénica que producían otros agricultores, el polen contaminó su semilla. Al año siguiente los agricultores vuelven a sembrar su semilla, pero como están contaminadas de transgénica de Monsanto; este hace una prueba de aquella semilla de aquel agricultor y le señala –«¡Eh, Tú! Estás utilizando mis semillas sin pagar royalties, por lo tanto, a partir de ahora o dejas de sembrar tu colza o te pongo un juicio por millones de dólares para que te arruinen.»

Hay 8.000 agricultores que están luchando en Estados Unidos para sacarse de encima ese muerto de Monsanto y poder seguir produciendo sus propias semillas, pero lo tienen difícil…

El maíz de México, la cuna del maíz, también ya se ha pervertido porque el maíz transgénico ya ha contaminado el origen del maíz natural de colores extraordinarios que hay en México. ¡Es un atentado ecológico todo esto!

En tu libro Una dolça revolució, dedicas un capítulo a explicar como España ha sido utilizado como trampolín de los transgénicos en Europa y cómo eso la sitúa entre los cinco primeros países europeos en usar más transgénicos. A su vez, también es uno de los países que más cultivo ecológico produce. ¿Cuánto cultivo ecológico hay en España en comparación a otros países europeos y cómo está afectando la infestación de transgénicos en España al cultivo ecológico y autóctono?

Aquí en España somos la despensa de Europa. Es verdad que España es quizás el país europeo con más producción ecológica sobretodo aceite, hortalizas, cereales, no para consumir aquí en España, se consume en esos países donde se produce toda esa porquería química que hay en el mundo, Suiza, Austria, Alemania…

Los ciudadanos de estos países saben que lo que producen no lo pueden comer. De momento solo se ha autorizado en la UE el cultivo de maíz transgénico que es lo que está afectado, no todo lo demás. En España, a diferencia de la mayor parte de Europa, es donde se cultiva el transgénico del maíz sin ningún control de contaminación para los vecinos. Con los años, si aquí se permite, irán avanzando con el cultivo transgénico. Hay países europeos que los han prohibido radicalmente, pero en España, se cultiva el 80% del maíz transgénico de toda Europa.

Se está aguantando que no entre los transgénicos de la colza, del eucalipto, de la soja y otros que ya están en muchos países del mundo. Aquí se está parando porque Europa acepta el consumirlos, pero no ve bien que se cultive porque hay una cierta parte de la población que lo rechaza. Hay lugares que son más conscientes que en España, como en Mali que rechazaron una donación para ayuda humanitaria de maíz transgénicos porque en África hay países pobres que han desestimado la ayuda humanitaria con cereales transgénicos ya que saben, que aquella ayuda que muchos siembran termina contaminando sus semillas.

En el 2008, un colectivo vuestro «Som lo que Sembrem» presentasteis al Parlamento de Cataluña la propuesta de impedir los organismos genéticamente modificados. Podrías hablarnos un poco cómo originó y qué resultados obtuvisteis.

Surgió cuando nos expulsaron de esta comarca desde el sindicato Unió de Pagesos que no quiere líos y quiere estar siempre bien con el poder. A partir de allí creamos Som lo que Sembrem y la lucha principal era impedir el cultivo de variedades transgénicas en Catalunya.

En la mayoría de los países europeos no se puede cultivar transgénicos. Se puede vender transgénicos importados de España u otros países, pero para evitar la contaminación de las variedades autóctonas de cada país está prohibido el cultivo transgénico.

Recogimos 106.000 firmas creyendo que era una forma de participar en política desde el pueblo y nos lo creímos como tontos.

Una semana antes, invitamos a todos los diputados donde solo vinieron cuatro diputados a un encuentro con biólogos y médicos que estaban contra los transgénicos y explicaban el porque; desde colonizar toda la flora autóctona, a las propiedades cancerígenas y otros problemas de salud que podrían crear estos alimentos transgénicos.

Si hubiera habido una aceptación de discusión, doctores, biólogos e investigadores independientes que tenían que poder exponer sus estudios profundos en el parlamento catalán, hubiesen podido aportar sus resultados. Hubiera habido los investigadores de Monsanto-Bayer y Norvatis, pero, por otro lado, hubiera habido también los investigadores independientes, de ese modo, los diputados hubiesen podido escuchar en comisión todo ese problema que da el mermar la biodiversidad y cómo fomenta más enfermedad sobretodo cáncer y alergias. ¡Esto está demostrado hasta la saciedad!

En el Parlamento catalán se nos permitió exponer el tema diez minutos como si nos hicieran el favor de presentarlo frente a los diputados, y finalmente el gobierno que había en aquel momento con Esquerra Republicana, socialistas e Izquierda Unida, rompen el tripartito para ese acuerdo y nos echaron la ley a la calle sin poderla discutir en comisión y sin valorar toda la información que se pudiera aportar.

No hubo ninguna respuesta, sin embargo, al cabo de un tiempo se presentaba una ley sobre si podían haber corridas de toros o no, y esa rápidamente la aceptaron porque de un lado solo afectaba a los toros y como el toro es un animal simbólico español, este sí había que fulminarlo rápidamente de Catalunya, esto sí que lo aceptaron, pero una discusión sobre los transgénicos, no.

La única concesión que hubo, fue que como mínimo se aceptaría que se etiquetaran los transgénicos porque el ciudadano tiene derecho a saber qué come.

Han pasado muchos años, no sé cuántos y no se ha hecho. ¡No se ha hecho nada! No hay ningún político que haya levantado la voz sobre este tema. No les importa la salud de sus hijos, ni la de sus nietos.

Podrías darnos un ejemplo científico del impacto de los transgénicos en la salud.

Éric Séralini, un científico francés demostró que cuando alimentaban tres meses una rata con maíz de Monsanto no mostraba un síntoma extraño, pero después de un año terminaban muriendo con tumores. Las ratas tienen un metabolismo muy rápido por eso un año de una rata pueden ser diez años de una persona.

Pero la Unión Europea no quiere aceptar pruebas de largo plazo con ratas porque sabe perfectamente que entonces tendrían que prohibir los transgénicos. No sólo cultivarlos sino también que se pueda usar en humanos.

¿Se puede hablar de un cambio de conciencia en la población en cuanto a la calidad de lo que consumen y el esfuerzo hacia una autonomía alimentaria?

La familia crece, pero los grandes medios mediáticos, políticos se basan en las masas amorfas que siguen consignas, religiones y dicen que nosotros somos una secta y veo que esa familia, esa secta que dicen que somos está cada día creciendo.

Todos los movimientos que hacemos en Dulce Revolución, en Soberanía y Salud, ¡esto antes era impensable!

El interés que hay por parejas jóvenes que quieren tener hijos y empiezan a prepararse para no intoxicar el bebé que va a crecer en su vientre está cada vez más presente, pero no llegamos a ese punto crítico que haga que se prohíban esas aberraciones. Prohibiciones no tendría que haber ninguna, pero; ¿verdad que prohíben el CDS, el MMS, la marihuana? ¿Verdad que prohíben todo lo bueno?... Pues bueno hasta que no haya una libertad total donde la gente haga lo que le de la gana, si se prohíbe lo que es bueno, que se prohíba también lo que es malo.

Nosotros queremos la independencia total, la libertad total porque si quieres transgénicos, come transgénicos, pero si quieres tomar marihuana para un cáncer cerebral toma marihuana; ¡que no tengas impedimentos!

La bestia está gobernando y prohíbe lo bueno y alaba y ensalza lo que es tóxico, lo que nos pone enfermos, algunos cuando enferman, despiertan…

¿Qué alternativas quedan a la sociedad civil para regresar a los orígenes de una autonomía en cuanto a salud y alimentación cuando a través de la industria agro-química se ha puesto en marcha un mecanismo de dictadura médica y alimentaria?

¡Todas! Primero no consumir, el propio consumidor que tenga conocimientos y actúe, si te importa tu vida y tu salud, claro... Porque la muerte todos tenemos que morir un día, pero vivir en salud es lo más importante. No tener que estar conectado a una máquina o un medicamento. Nosotros tenemos que organizarnos, la gente que estemos en esta vibración de saber que no podemos confiar para nada en ningún partido político ni en ningún gobierno, ¡pero ni uno!

Los suizos plantearon un referéndum sobre si tenían que cultivarse y usarse cultivos transgénicos en Suiza, a pesar de que en Suiza hay otro gran monstruo farmacéutico y productor de transgénicos que es Norvartis, ganaron por un 70% la opinión pública para el impedimento de transgénicos.

Allí no es posible lo que ocurre en España y en el resto de Europa. La UE no permite que se vete la entrada de transgénicos, pero como mínimo ya hay etiquetaje. Quien quiera comer transgénicos que lo coma, el ciudadano que no lo quiere comer tiene que tener información en el paquete que aquí en España, no tenemos.

Suiza que es un país donde hay de todo, toda la corrupción se refugia allí, pero algo es seguro y es que los ciudadanos suizos quieren una democracia directa y en mi opinión es la única que conozco en el mundo.

Podrías hablarnos de movimientos y redes que existen y están en marcha para la protección de variedades de semillas autóctonas aquí en España.

En nuestra zona hemos recuperado viñas antiguas, oliveros, pimientos, tomates, cereales que parecía que habían desaparecido. Muchas son variedades que están congeladas en los centros de investigación mafiosos que hay en el Estado y que recogió semillas hace 50, 60 años y las mantienen vivas en congeladores. De momento, aún tenemos derecho a pedir una pequeña muestra de unas cuantas semillas para iniciar otra vez el ciclo de producción.

Estos bancos pertenecen al CESIC, (Consejo Superior de Investigaciones Científica). Son mafias científicas controladas por industrias farmacéuticas que de momento no se han atrevido a negarnos semillas autóctonas que están allí congeladas. Se crean sus propios bancos, pero también hay miles de redes de recuperación de semillas, a través de pequeñas organizaciones en España.

En Francia también existen organizaciones como Kokopelli; un proyecto precioso de miles de semillas recuperadas.

Lo que no queremos, es dejar en manos de Bill Gates, Bayer, semillas congeladas en Suecia, porque esta gente va a por nosotros, las queremos tener repartidas por todo el territorio y eso es lo que queremos con Soberanía y Salud; incitar a que la gente vuelva a resembrar las variedades antiguas que son las que dan sabor, propiedades y todo…

Mucha de la alimentación que se le da al ganado en Europa viene de monocultivos de países como Argentina; ¿se puede decir que en un país europeo como España donde mucha gente consume casi diariamente carne, la salud de las personas ya está desde hace tiempo siendo afectada por un consumo indirecto de transgénicos, y cómo se controla esto?

Esto no se controla para nada, incluso prohibieron etiquetar jamones no transgénicos. Si uno vende unas palomitas, maíz, cerdo con más respeto hacia el alimento aun no siendo enteramente ecológico, sin ser transgénico, no se les permite etiquetar lo que no es transgénico.

Tampoco etiquetan lo transgénico. Es decir, los gobiernos son tan canallas que bloquean la información al consumidor de lo que está comiendo. No permiten etiquetar a los que llevan transgénicos, como tampoco permiten etiquetar a los que no lo llevan.

¿Qué interpretación das al famoso consejo de Hipócrates cuando decía «que tu alimento sea tu medicina»; o al zen-budismo cuando dice «Somos lo que comemos»?

¿Es comida lo que venden en los supermercados?... Eso ya no es comida, son alimentos procesados con aditivos, ya vienen del campo con toda cantidad de pesticidas, herbicidas y un montón de venenos de Monsanto y aún así se le añade antes de llegar al supermercado un montón de químicos para conservarlos y darles mejor color, sabor… Cuando miras un paquete de alimento en el supermercado, no sé cuántos ingredientes extraños pone. ¿Cómo no va a haber cada vez más problemas de alergias, de salud de todo tipo, intolerancias, etc.? Si el cuerpo ya está harto de recibir veneno. Alimento es lo que 80 años atrás comían nuestros abuelos, lo que da la naturaleza, sea grano, fruta, carne…

Los animales hoy en día no pasean por el campo, no comen la hierba fresca buena, comen granos transgénicos y al consumir carne se transforma en colesterol nocivo. Si creemos que lo primero para la salud es la prevención, la comida es el 80% o 90% de la prevención de enfermedades…

Cuando cazan jabalíes para criarlos y les dan maíz transgénico o no transgénico, tienen la intuición de diferenciarlo y dejar el transgénico. Las vacas, los cerdos tienen que comer la porquería que les dan, aunque a veces los cerdos comen mejor que los humanos ya que, para que puedan crecer, los componentes añadidos de minerales, aminoácidos, etc... tienen que estar muy equilibrados. Eso para que un cerdo en esclavitud pueda crecer en un ambiente tóxico más o menos bien. Si lo que comen los cerdos lo comiesen los humanos estaríamos mejor a pesar de llevar porquería transgénica. La ciencia sabe cómo enfermar al igual que sabe como subir peso a un animal.

En cuanto a la comida, te la tienes que hacer tú o pedirle a algún agricultor de confianza que la produzca por ti. No puedes dejar en manos de estas mafias farmacéuticas y supermercados tu vida porque tu vida depende de lo que comes. Una persona cuando está enferma además de las plantas que pueden ayudar, lo primero, es cambiar la dieta radicalmente, ya que si no cambias de dieta no vas a sanar.