Yo los envío como corderos en medio de lobos.

(Jesucristo)

Este mes de junio de 2022 el papa ha estado muy cerca de la violencia en México.

Tres factores ha (re)conocido Francisco en estos días: la desaparición de personas en México ejemplificada en el caso de una madre que acompañada de jesuitas fue a exponérselo; el asesinato de dos de estos religiosos dentro de su templo en la sierra mexicana; y «¡cuántos asesinatos hay en México!», según expresó.

Breve revista a los jesuitas en México

Los jesuitas llegaron a México en la segunda mitad del siglo XVI —fundarían, por ejemplo, el colegio de san Ildefonso. Dos siglos después fueron expulsados y confiscados sus bienes. Cincuenta años más tarde se les readmitió.

Si damos un gran salto histórico, encontramos que, en la segunda década del siglo XX, fue fusilado —así como su hermano y otros compañeros— el jesuita Miguel Agustín Pro Juárez, por haber descreído públicamente de las reglamentaciones estatales a la iglesia.

Caracterizados toda la vida como gente de altos estudios, los jesuitas han optado hace décadas por la atención a los desfavorecidos. Su presencia en la sierra tarahumara en México es muestra de ello.

El propio Franco Coppola (reciente diplomático papal en México, hoy representante vaticano ante la Unión Europea), mencionaba en entrevista para la televisión mexicana que los jesuitas —precisamente ellos—, tienen y desarrollan un programa eficaz contra la delincuencia en ciertas comunidades de este país.

La madre de cuatro desaparecidos

María Herrera Magdaleno es una mexicana madre de ocho hijos. Cuatro de ellos están desaparecidos. Inicialmente dos en el estado de Guerrero, y posteriormente dos en el de Veracruz —entidades que no son vecinas.

Los ausentes se dedicaban al comercio. Dentro de las muchas pesquisas hechas por la interesada está que hubo participación de un policía, muerto posteriormente en otra circunstancia.

A partir de esos hechos, ella ha consagrado su vida a la búsqueda de los jóvenes. Increpó al presidente Felipe Calderón. Ha removido cielo y tierra, fundado asociaciones que reúnen a personas en condiciones semejantes, y en este mes fue con el papa.

Acudió como parte de presentaciones de su causa ante instancias europeas que atienden estos asuntos, dentro de lo cual visitó a Francisco. En el recorrido tuvo el acompañamiento del (mexicano) Centro de Derechos Humanos «Miguel Agustín Pro Juárez», en la persona de su director jesuita.

Crimen en la Tarahumara

En la Tarahumara, estado de Chihuahua en México, prestan servicios jesuitas practicando un apostolado de frontera. Conocen, asumen y navegan una realidad dominada por el crimen organizado… pues su superior, Javier Mora conocido coloquialmente como «El gallo», fue uno de los abatidos.

El cariño que se ha ganado la Compañía de Jesús por su misión conocida de todos, y la profanación de lo sagrado y de los consagrados, hicieron particularmente desoladora la noticia.

En medio del triple homicidio de la parroquia tarahumara se produjo la lógica reacción por la crisis de seguridad y la política implementada ante ella. Esto sobre todo en voz de un religioso compañero cercano de los sacerdotes.

Réplica presidencial

Atenazado por copiosos juicios y descalificaciones —las más, injustas— a sus políticas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dado por responder usando él mismo tenazas, juicios y descalificaciones.

Lo anterior, como se ha visto, muchas veces en forma automática, no selectiva. Así precisamente sucedió ahora, cuando luego de negarse a ajustar su política llamó hipócritas a los jesuitas con su clamor, por haber callado antes una realidad que ya conocían.

La política a que se refiere consiste en que lo que urge atacar son las causas del crimen (las causas de la pobreza, de la desigualdad, de la inequitativa distribución de la riqueza…). Es decir, que se equivocó, pues eso es otro aspecto del problema, no es aquel del cual clamaron los religiosos. El combate a las causas del crimen es de resultados a largo plazo, pero hoy, aquí y ahora, necesitamos a un Estado que sea eficaz en quitarnos de encima a los que nos vienen a matar.

Esto tiene un efecto nocivo para el gran empeño de López Obrador (de que su movimiento continúe en el poder en las siguientes elecciones), pues va desagregando comunidades una tras otra: periodistas independientes, universitarios, investigadores, jesuitas (el papa es un jesuita), judíos…

La que hubiera sido única víctima

Pedro Palma no sería otra víctima, sino la única víctima del mismo hecho en la sierra, de no ser porque, herido, entró por auxilio al templo recibiendo la protección de los padres para, enseguida, en la ofuscación alcohólica del criminal, ser baleados todos.

Palma era oriundo de aquellos sitios, con una carrera como afamado guía de turistas, con el reconocimiento de las empresas del ramo en esa hermosa zona del país.

Su cortejo fue de tal manera singular que marcharon juntos los vehículos y «El Chepe», el ferrocarril turístico, que, mientras se enfilaban hacia la última morada del guía, iba haciendo sonar de cuando en cuando su silbato en señal de adiós.