Hijo, levántate que vas a llegar tarde a la escuela… Uvalde hoy, Columbina ayer y, un mañana cercano, nos espera otro nombre; pues hoy nadie duda que en USA las escuelas se están convirtiendo en lugares infalibles de exterminio. En el resto del mundo son los templos cualesquiera sean los credos que se pregonen, pero nunca los lugares de enseñanza.

No se que esperan las madres, abuelas, tías y hermanas, que no aprovechan, al hacer el aseo de sus casas, de eliminar los juguetes asesinos. Las nombro a ellas, pues, hasta el momento, no he leído de ninguna que se ha acercado a un lugar de estudio con un rifle automático. No creo, Europa lo demuestra, que las mujeres, cuando trabajan en política, sean pacifistas. En realidad, desgraciadamente es todo lo contrario o, ¿defender la paz es una de las tareas menos atractiva económica y políticamente? Pero en USA, donde las republicanas históricamente salen a la calle para derogar la ley de aborto y gritar por la defensa a la vida antes de nacer, podrían, las mismas, usar un poco de energía para defender la vida de niños estudiantes que ya nacieron y demostrar en contra de la NRA que es cómplice de la muerte de tantos hijos, nietos, sobrinos y hermanos de ambos sexos.

2022: 27 lugares de estudio y 212 tiroteos masivos en menos de cinco meses. No se que esperan las madres.

El terrorismo interno en USA sigue creciendo. Es una ola que se autoalimenta y está claro que va en aumento. Las madres podrían tomar la tarea en serio. Convertir el poderoso NRA actual en un No Rifles Automáticos (NRA).

A nadie le cabe duda de que las armas por si solas no asesinan ni matan, la comida en el refrigerador no engorda y los perros enjaulados no muerden. En ningún otro lugar del mundo, en tiempos de paz, los niños arriesgan la vida al ir a la escuela.

Con una población de alrededor de 16.000 habitantes el asesinato de 19 niños y dos maestras hunde en un profundo dolor a todo un pueblo, incluyendo a los padres del agresor que, tal vez, deban marcharse para solo imaginar una leve posibilidad de volver a vivir. Nadie es ya el mismo. Una tercera parte de las casas están de luto y el saludo de «Bienvenidos» de la Robb Elementary School está ensangrentado y ha perdido toda su validez. Una señal de peligro remecerá internamente al que en el futuro camine enfrentándose con el edificio.

El tiempo no cura las heridas, solamente las sumerge o deposita en la intimidad, para hacerlas privadas, para llamarlas y hacerlas revivir con angustia y fuerza, cuando la adversidad que tiende siempre a llamar dos o más veces, las abra y sangren nuevamente.

Se pueden plantar veintiún árboles, regarlos con los tornados del mes de mayo o con las lágrimas que brotan espontáneamente.

Se pueden cultivar flores blancas que reaparezcan cada primavera.

Se puede caminar en círculos desde la casa a la escuela, hasta que el dolor de pies, impida seguir y el calzado roto, también.

Se puede llorar, lamentarse, pensar lo impensable y seguir sufriendo.

Creer o dudar. Dudar nos es más cercano.

Vivir sin notarlo y recordar.