Cecilia Domeyko, periodista, escritora, documentalista, chilena de origen, residente en Estados Unidos, nos lleva por los meandros de la emigración y los enormes dramas que subyacen en esta situación en su novela Sacrificio en la Frontera, que cuenta la historia de la joven Yoali, cuyo hijo, Elisito, es raptado por el propio padre, Guayo, sujeto inescrupuloso que no solamente no reconoce al pequeño como hijo, sino que inclusive trata de venderlo en el mercado negro.

¿De dónde nació la inspiración para esta novela?

Cuando yo llegué a Estados Unidos hace más de 40 años, y me enteré de la situación de los migrantes que cruzan la frontera con México para ingresar a Estados Unidos, pensé que era un tema tan apasionante que merecía una novela. Además, al ser yo latina e inmigrante me sentí identificada con la temática del migrante latino en este país.

Pasaron los años y mientras trabajaba como periodista para varios medios latinoamericanos, me tocó cubrir historias y empaparme de la situación de los recién llegados; ahí fue cuando pude entender bien el proceso migratorio y la motivación de quienes arriesgan la vida para llegar a este país.

Pero la verdad es que la inspiración es un proceso misterioso. A veces los hechos que te impresionan son los que generan resonancia con lo personal, con lo que a ti te ha pasado en la vida. Y los personajes que uno desarrolla, si bien están inspirados en otras personas, al mismo tiempo encierran características de una misma. Por eso creo que en mi novela los personajes, tanto femeninos como masculinos, tienen facetas de mi propia persona.

¿Has conocido a alguien con las características de tus personajes?

Ninguna persona verídica es parecida a un personaje de la novela. Yoali, el personaje principal, tiene las características de muchas de las muchachas jóvenes que me tocó entrevistar en la frontera, quienes por su vulnerabilidad corren un peligro especial en el cruce, porque son abusadas o violadas en el camino y que, a pesar de ese trauma, siguen adelante y forman una nueva vida en el norte. Al mismo tiempo, en la novela también hay personajes que tienen características de algunas de mis amistades que me han ido contado sus historias.

¿Cómo te documentaste?

En los años noventa, la Iglesia Católica me encargó realizar una campaña de información pública dirigida a la comunidad latina de los Estados Unidos para radio y televisión. Me tocó entrevistar a decenas de familias migrantes y escuchar sus historias conmovedoras sobre los peligros del cruce y su anhelo de buscar una vida mejor en el norte.

Esas historias me sirvieron de base para escribir guiones dramáticos para la campaña, que luego llevé a la pantalla en una serie de programas televisivos y radiales con tramas y personajes ficticios. Los programas salieron al aire en Univisión en Estados Unidos y en CNN-en-español en 18 países latinoamericanos. Ese proceso creo que fue un importante ejercicio creativo que me hizo comenzar a imaginar una trama y los personajes de la novela.

El momento en que verdaderamente comencé a escribir fue bien preciso. Una noche al alba soñé que Yoali, mi personaje principal, me contaba su historia. Quizás, hace años, ella flotaba en mi subconsciente, pero ese día ella se manifestó y comenzó a susurrarme en el oído. Al despertar empecé a escribir lo que había escuchado. Yoali no regresó, pero ya se había apoderado de mi imaginación y seguí con su cuento y también con los de mis otros personajes que fueron desarrollándose a medida que tecleaba.

Durante el proceso de investigación, ¿hubo algo que te sorprendió?

Me sorprendió la valentía y fuerza vital de los migrantes que cruzan la frontera y que están dispuestos a arriesgarlo todo para lograr una vida mejor para ellos y sus familias. Si uno ve al migrante como grupo o parte de un amplio proceso social puede conmover, pero es al conocer las historias individuales de los migrantes y sus familias que puede uno realmente apreciar los valores de estas personas tan valiosas.

¿Por qué escogiste el tema del tráfico infantil para tu novela?

Como tu dices, el tema de fondo de mi novela es el tráfico infantil, pero también el terrible crimen del tráfico de órganos. Ambos temas están conectados con la temática de la migración en la frontera México-Estados Unidos. El tráfico de niños y de órganos en la frontera, desgraciadamente, es una realidad y no solo un producto de mi imaginación.

A menudo las autoridades e incluso los gobiernos, prefieren actuar como si estos deleznables delitos no existieran. Muchas veces niegan que son realidad y si algún medio de prensa publica noticias sobre el tema, lo niegan. En mi novela estos temas tan obscuros van envueltos en una historia de amor y aventura, lo que hace que sean más fáciles de digerir por el lector.

¿Qué tipo de literatura es tu preferida?

Me gustan las novelas, las películas y los documentales que conmueven al público a través de imágenes, así como en el caso de libros, elementos literarios como la analogía o la metáfora. Amo la poesía y la prosa poética. Me atraen también las obras que quiebran esquemas, que desarrollan su temática de manera novedosa e incluso no convencional. Por ser bilingüe casi de nacimiento, leo obras literarias de preferido en el idioma en que fueron escritas, porque el vocabulario y redacción reflejan la idiosincrasia de un autor, su cultura y proveniencia.

¿Se advierte algún cambio en el problema de las migraciones ahora con Biden en la casa Blanca?

No ha habido grandes cambios porque el problema de la migración desenfrenada por la frontera México-Estados Unidos no solo no ha disminuido, sino que se ha incrementado. La crisis producida por la pandemia además ha agregado un mayor nivel de estrés a todo lo que son las migraciones fronterizas. Pero por lo menos Biden no está separando a niños migrantes de sus padres, ni colocándolos en jaulas como hacía su antecesor.

Aparte de escribir esta novela has sido periodista, corresponsal de importantes medios y realizadora de documentales que han sido premiados y han salido al aire en varios países del mundo. Por ejemplo, realizaste el estupendo documental titulado, Nombre Secreto: Mariposas, que cuenta la historia de las hermanas Mirabal, asesinadas en los años cincuenta por orden del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Con cuál de estas profesiones te sientes más identificada: ¿documentalista, periodista o novelista?

Me sentí identificada con cada una de estas profesiones en la época que las ejercí. Comencé mi vida profesional como periodista trabajando en revistas en Chile, y en el extranjero como corresponsal. Al adquirir una maestría en cine de American University en Washington, me volqué ciento por ciento hacia el mundo audiovisual, el que me apasionó por más de 25 años.

Actualmente me «siento» novelista y descubrí que amo imaginar tramas y personajes y contar historias. Yoali, el personaje de mi novela es canto-autora, por lo que incorporé letras de canciones mías en el libro. La lírica en realidad es una forma de poesía y esta forma artística me está conduciendo por otro camino, ya que dos letras de canciones mías, que están incluidas en el libro, han sido musicalizadas y una está saliendo en la radio. Pero de escoger una forma profesional sobre otra, puedo decir con certeza que me gustaría que estos años que me quedan de vida, concluyeran con la publicación de algunas nuevas obras literarias.

Actualmente, y gracias a las nuevas tecnologías, se lee y se escribe más que nunca. Y a pesar de esto a menudo se escucha que son justamente las nuevas tecnologías las que están decretando el fin de los libros. ¿Qué opinas sobre esto?

Durante un tiempo la posibilidad de que los libros en papel desaparecieran me produjo gran tristeza. Y es que amo los libros y hasta el olor que tienen. Donde yo vivo, en Washington DC, comenzaron a cerrarse las librerías o si no se cerraban, ¡se llenaban de juguetes en vez de libros! Creo que es cierto que las nuevas tecnologías están teniendo un impacto negativo en la venta de libros de papel. Pero también creo que los lectores cuya edad sobrepasa los 50 años sigue leyendo en tabletas u otros aparatos electrónicos.

En el caso de niños y adolescentes, no estoy tan segura si seguirán leyendo con el mismo gusto que los mayores. Por efecto del uso constante de celulares, los niños de hoy no sienten la necesidad de inmiscuirse como hacíamos nosotros antes en un mundo ajeno y fantástico a través de un libro.

Pero mi intuición me dice que los libros, estén publicados en papel o digital, no desaparecerán del todo porque el ser humano nunca dejará de amar las buenas historias y la verdad es que las mejores películas o series televisivas están basadas en buenas novelas. Y quienes leen sobre historia, ciencia o tecnología, entre otros temas basados en datos, querrán seguir perfeccionando sus conocimientos a través de un libro.