El amor no es como lo que pasa en las películas. Es normal que las parejas tengan altibajos. Además, tener una pareja en la era de las aplicaciones es complicado porque estas han provocado que, ante tanta oferta, cueste apostar por alguien a largo plazo. Nuestra tolerancia a los defectos del otro se ha reducido bastante y, a la primera discusión, volvemos a buscar otro candidato.

Con este articulo no quiero sentenciar ni juzgar a sus parejas.

Cada pareja es un mundo.

Pero sí les ofrezco las herramientas necesarias para detectar las tres señales de que algo no funciona.

Párense a reflexionar que, a lo mejor, lo que a ustedes les parece normal, que es la rutina o que solo es una mala racha en verdad esconde una posible crisis. Estas son señales serias, no las que algunos falsos gurús dicen: «si no te contesta rápido a los mensajes es que tiene un amante».

Estas señales valen tanto para ustedes, como si las ven en sus parejas.

No hay buena comunicación

El 90% de los problemas de pareja son de comunicación, por eso he llegado a trabajar junto con muchos terapeutas.

Puede haber dos polos opuestos. Por una parte, la comunicación plana, sin sentimientos ni afecto, la cual seguramente hace que le digan a ustedes mismos que él o ella es así.

Otra cuestión llamativa a nivel no verbal son los silencios incomodos. Vuelven a casa o quedan, y ven que no saben de que hablar, a lo mejor son ustedes quienes siempre empiezan la conversación.

Ya no disfrutan hablar con sus parejas.

Si esto pasa presten atención porque no es normal en una relación sana.

Al otro polo, están las discusiones continúas hechas de reproches, criticas, indirectas, malas caras, sonrisas desdeñosas, gritos, gestos arrogantes con las manos, como haciendo ver que callen o que no hablen.

Si esto es constante y llegan incluso al extremo de no querer hablar para no discutir, es que han llegado a un punto crítico.

Evitan el contacto físico

Es verdad que depende mucho de la personalidad, incluso de la cultura. Hay gente que no es propensa a demostrar mucho cariño. Pero fíjense si era una persona cariñosa y si, de repente o poco a poco, ha disminuido ese contacto físico.

El contacto físico es indispensable para sobrevivir, permite alcanzar un desarrollo emocional sano, forjar el vínculo, favorece la segregación de oxitocina, la hormona del amor, que provoca mayor apego. Incluso hay estudios que demuestran como nuestro cerebro se «sincroniza» con el de nuestra pareja a través del contacto físico.

El cuerpo es muy revelador a la hora de encender las alarmas si algo está pasando.

Si sus parejas se hacen a un lado cuando se acercan; si han empezado a faltar las caricias, la intimidad, o el sexo. Si cuando están juntos ven que se aísla, por ejemplo, cogiendo el móvil o haciendo otra cosa. Si ven que, literalmente, su cuerpo, su eje corporal les da la espalda.

O a lo mejor son ustedes quienes se sienten incómodos cuando se acerca y les toca.

Si todo esto va mucho más allá de un mal día o de que quieren estar solos, presten atención, porque estas son señales no verbales de rechazo.

No hay complicidad

Es difícil definir qué es lo que compone una pareja, pero uno de los conceptos que podría acercarse, es el de dos personas que tienen una complicidad especial. Si esta ya no se percibe, desde luego, todo apunta mal.

No hay esa mirada cómplice, estos gestos de afecto, los besos, esa cercanía física de estar juntos cuando se da la ocasión, ese apoyo emocional, esa escucha.

Y en lugar de esa complicidad hay desconfianza.

Ven que ya no confían en sus parejas, por muchos motivos: mentiras, infidelidades pasadas.

La desconfianza muchas veces se externaliza no verbalmente con los celos, un cóctel emocional peligroso, que se caracteriza por una excesiva hipervigilancia en la que la pareja marca siempre el territorio, está siempre con una postura rígida controlando lo que hace el otro.

Que exista una crisis de pareja no lleva a la ruptura.

Primero hay que hablar con nuestra pareja, si vemos que necesitamos ayuda de un profesional, no debemos tener miedo.

Antes de cortar en seco háganse estas preguntas:

  • ¿El problema tiene solución?
  • ¿Es la relación que deseo?
  • ¿Qué pierdo y qué gano con la relación y con la ruptura?

Solamente ustedes saben si vale la pena seguir con alguien o no.