Estuve en contacto con Eleonora Saez, una joven que trabaja en el Banco República, de 40 años y que su vida cambió al comenzar a meditar. Llegó a Deeksha a finales de 2013 por casualidad y esos rumbos inesperados de la vida, “vi un video y fui a probar”. Anteriormente incursionó en varias prácticas pero desde comenzó se adhirió al Movimiento de la Era Dorada. Desde que incorporó la meditación toda su vida cambió 180°. Enfatizó en que mejoró en todos los aspectos: en sus relaciones, su salud, su calidad de vida y lograr objetivos y sueños, como la abundancia material, el autoconocimiento y la paz interior, entre otras cosas más. “Por supuesto que sigo teniendo desafíos y dificultades, y es en esos momentos cuando más me ayuda todo lo que he aprendido”, explica.

Antes ella negaba rotundamente la existencia de Dios porque le parecía que las personas que creían en Él eran ignorantes. Sin embargo, en este camino, encontró la experiencia viva de Dios, en todo mi Ser. No es una creencia, deja de ser una idea o una religión, y se vuelve una presencia real. Una guía, un amigo, una fuerza viva. No es solo creer que existe… es sentir que camina conmigo, que escucha, y responde. Para Nora Dios no es una creencia, ni una idea que se debate, sino que es una experiencia viva de supremo amor y compasión.

Eleonora, o Nora (como le dicen cariñosamente) indica que hay varias meditaciones que se ofrecen desde este Movimiento. En la semana se realizan gratuitas para recibir el estado de alegría sin causa (“Transferencias de Ananda”) y una vez al mes se hace “El Regalo de Ananda” con un pequeño costo. La meditación anual se realiza durante todo el año.

El primer taller de meditación que hice fue impresionante.... me quedó grabado porque era la primera vez que tenía una experiencia tan profunda. Marcó un antes y un después en mi vida. Para Eleonora sanó sus relaciones personales y heridas de las que no era consciente que allí estaban presentes.

Al preguntarle cómo maneja los momentos en que la mente se resiste a meditar aconseja no luchar con la mente. La mente está condicionada; es natural que se resista. Su tendencia es postergar, buscar el placer, evita enfrentar la incomodidad, tener mil pensamientos que te van a distraer constantemente... Ya sea que surjan celos, miedo o frustración, dentro tuyo no intentes cambiarlos. Lo importante no es lo que aparece, sino que seas capaz de ver que eso está ahí. Para Eleonora en el ver la mente, comienza la libertad. Para ella la meditación no es hacer, es estar con lo que es y, es por eso que, en esa presencia, ocurre la transformación. Indica que en el diario vivir, sí tienes que ser activo. Indica que si tienes pereza, postergación, y evitas enfrentar las dificultades, debes poner tu esfuerzo en cambiar tu actitud, moverte a la acción y avanzar en tu vida.

Está convencida que la meditación puede cambiar la vida de las personas y de la sociedad, porque transforma la relación contigo mismo, y por lo tanto, transforma tus relaciones con los demás. Señala que cuando ves claramente las heridas, los juicios y los miedos —sin plantear resistencia—, surge una profunda comprensión. Esa comprensión es amor. Apunta a que la mayoría de nuestras relaciones están distorsionadas por cargas emocionales, memorias pasadas, condicionamientos. La meditación, al traer conciencia, permite que estas cargas se liberen. Cuando no reaccionas desde el pasado, puedes ver al otro tal como es. Eso es verdadera conexión. La relación se vuelve viva, presente, real. Así que sí, meditar cambia tu mundo interno... y eso cambia todo lo demás.

Ella generalmente las va realizando de manera aleatoria. Aunque indica entusiasmada que siempre participa de las clases de profundización de los sábados. “Esas clases corresponden a un curso anual en el que nos van guiando para poder ver nuestra verdad interior, y poder identificar la verdadera razón de nuestros conflictos, se hacen procesos para la salud (física, psicológica, mental, emocional y espiritual)”, siendo muy amplio los temas sobre los que se trabaja.

Para Nora la Iluminación no es algo que se pueda entender con la mente. No es un conocimiento ni un concepto. Es un estado del ser, una experiencia directa donde el 'yo' personal desaparece y queda solo la presencia. Ya no hay lucha interna, no hay división. Solo hay paz, claridad y conexión con todo lo que es.

Es como si el sufrimiento se apagara desde la raíz, porque ya no hay alguien que se aferre a él. No es algo que se logra con esfuerzo; ocurre cuando dejas de buscar, cuando se rompe la ilusión de separación. Entonces, el silencio se vuelve un estado natural. Esto no es algo lejano o inalcanzable. Dentro del movimiento, miles de personas están experimentando estos estados —algunos de forma momentánea, otros de manera permanente. “No te saca del mundo. Al contrario: te vuelve más activo, más eficiente, más inteligente, más humano. Porque al no estar atrapado en el conflicto interno, puedes responder a la vida desde la claridad, no desde la confusión”, indica.

Cuando le consulté sobre qué consejos le daría a alguien que quiere introducirse en el mundo de la meditación, ella indicó que es fundamental que lo guíen a uno. Destacó que es fundamental tener precaución al momento de elegir la persona u organización que está guiando. “He transitado muchos caminos y técnicas, y no siempre tuve buenas experiencias. En mi caso, confío plenamente en el Movimiento de la Era Dorada, y lo recomiendo de corazón”.

Deeksha es una transferencia de energía divina (no una técnica). Es un regalo de lo divino. No es solo una experiencia espiritual; es una fuerza viva que transforma. Silencia la mente, despierta el corazón, conecta al ser humano con la presencia divina, disuelve patrones mentales y libera emociones reprimidas. A través de la Deeksha se puede experimentar paz, amor, claridad... no como ideas, sino como realidades vivas dentro de ti. “Deeksha no es algo que tú haces; es algo que se te da”, revela Eleonora.

Al preguntarle sobre cuál es la diferencia entre recibir y dar deeksha ella indica que la sensación es bastante parecida. Siente como si fuera electricidad en la cabeza, espalda y extremidades. Percibe el silencio mental, el amor y la conexión, aunque reconoce que no siempre es igual y varía según la persona. Nora recomienda para recibir Deeksha permanecer en un lugar tranquilo, limpio y ordenado. Se debe preparar para destinar determinado tiempo sin interrupciones (el que dure la meditación guiada). Aconseja estar con una actitud receptiva, o en caso de estar juzgando o con miedo, ser consciente de todo eso que sucede dentro y respirar despacio para relajarse.

Eleonora fue en cinco oportunidades a India donde se encuentra la Universidad Ekam, el templo, con el objetivo de hacer procesos. Allí tuvo experiencias muy profundas. Le llamó la atención la devoción de la gente, la pasión por el autoconocimiento y la iluminación. Además, la experiencia de estar en el río Ganges, es impresionante. “Si no se entiende el contexto espiritual, puede no ser agradable”, enfatizó.

Al preguntarle sobre la iluminación ella respondió que no es algo que uno pueda alcanzar por su propio esfuerzo; es una bendición que debe ser recibida. Se detuvo al recordar los Darshan (cuando estás en presencia del maestro) con Sri Amma Bhagavan, y las clases las daban Monjes que han dedicado toda su vida al servicio. Ellos no cobran sueldo aunque viven en la Universidad. Las clases comienzan en la mañana. Hay espacios para comer y descansar. Por lo general, al atardecer se hacen los procesos de meditación más profundos.

Al preguntarle sobre la diferencia que aprecia entre la espiritualidad en India y en Occidente señala que "La espiritualidad en la India es parte de la vida cotidiana”. No está separada de lo mundano. Desde pequeños, las personas crecen en un entorno donde se honra lo sagrado: en el templo, en la casa, en la comida, en las relaciones. Todo puede ser un acto espiritual. En cambio, en Occidente, la espiritualidad a menudo se ve como una búsqueda personal, más mental, más estructurada. Muchas veces se practica como algo aparte de la vida diaria, como si hubiera que ‘escapar’ del mundo para ser espiritual. Entusiasmada señala que lo divino no está lejos. “Está aquí, en la experiencia directa. Lo que importa no es el lugar, sino la conexión. Y eso puede despertar en cualquier corazón, en cualquier cultura, cuando hay sinceridad y apertura”, dijo.

En la rutina diaria Eleonora trata de ser mejor persona cada día, ir a trabajar, mantener la casa, definir y lograr sus objetivos personales, ayudar a los demás, participar con constancia y regularidad de las meditaciones… Para ella en las pequeñas cosas cotidianas está la verdadera espiritualidad.

Al tratar la relación ciencia y meditación, Eleonora estableció que la ciencia y la espiritualidad son dos caminos hacia la comprensión de la realidad. La ciencia explora el mundo externo; la espiritualidad, el mundo interno. Cuando se unen, pueden dar una comprensión más completa de la existencia. La ciencia pregunta ¿cómo funciona?, mientras que la espiritualidad pregunta ¿quién soy yo?. Ambas preguntas son necesarias. Para ella el futuro pertenece a la unión entre la ciencia (la mente) y la espiritualidad (espíritu). Cuando se encuentran, en ese punto de inflexión, es donde nace la sabiduría.

Para cerrar la entrevista quise saber si todos tenemos un momento “llamado” para despertar espiritualmente y asintió. “Todo ser humano tiene un momento en su vida en el que siente el llamado al despertar. Puede llegar como una inquietud, una crisis, un vacío interior o un anhelo profundo de algo más”. Ese llamado no es creado por ti, es por eso que hay que estar atentos y escucharlo. Para ella es la Gracia tocando tu corazón. “Cuando llega, no lo ignores. Escúchalo. Ábrete. Porque ese momento es precioso”. El despertar espiritual no depende de tu esfuerzo, sino de la disponibilidad de la persona. Y cuando estás listo, todo el universo conspira para ayudarte. El Divino está esperando ese sí interno. Y cuando lo das, el proceso comienza, reflexiona.