Salir del trabajo y olvidarse por completo de él y sus problemas. Esta es la clave para que cada día las pilas se carguen al 100% y poder afrontar una nueva jornada laboral con la energía al máximo.

Decir esto es muy fácil, pero llevarlo a la práctica y aplicarlo siempre es mucho más complicado. Son muchas horas, un mínimo de 8, las que nos pasamos en nuestros puestos de trabajo, realizando y emprendiendo las tareas propiamente dichas, inmersos en relaciones con los compañeros y los jefes, etc. Además, cada día es diferente, de modo que cada uno de nosotros no estamos igual cada día y la resultante de ambas obviedades puede implicar que, mientras tenemos jornadas que transcurren con relativa normalidad, hay otras, en cambio, que se hacen eternas. También habrá días que pasen volando. Sea cual sea el día laboral que hemos tenido, en cuando se sale de él, la desconexión, pensando en nuestra salud mental (y de rebote también para nuestra condición física) es una obligación.

No hay una manera infalible de olvidarse del trabajo y, además, la personalidad de cada uno también influye; un método que a uno le funciona, a otro puede que no le resulte efectivo. Hablar del día, con los amigos, pareja, padres, etc. puede ser una buena manera de sacarlo todo y quedarse tranquilo; hay quienes necesitan canalizar ese estrés en el gimnasio; mientras que a otras personas lo que más le ayuda es quedar con alguien (pareja, amigos, etc.) e irse a tomar unas cañas o un refresco después del trabajo. Todas son válidas, pero lo más importante es cada persona encuentre la que mejor le funcione.

Todos ellos son pequeños gestos que ayudan a recuperar la energía y el desgaste –mental y físico- sufrido a lo largo de la jornada; en caso contrario, si no desconectamos, el ir a trabajar cada vez costará más y se convertirá en una cuesta arriba difícil de superar.

Si la desconexión diaria tiene suma importancia, la desconexión durante las vacaciones aún lo es más. Este es el momento de ausencia en el trabajo más largo y, por lo tanto, la mejor ocasión para no pensar en él durante más días. No acercarse por la zona –inevitable si se vive cerca-, no hablar de él, y hacer una escapada –aunque sea a visitar a un familiar a la población de al lado- debe ser la máxima prioridad estos días para coger fuerza y poder afrontar los meses de trabajo hasta las siguientes vacaciones sin quedarse sin energía.

¿Ya desconectas a diario? Tu salud mental te lo agradecerá.