Pensando en la Fiat Chrysler y el hecho de que Sergio Marchionne, por defunción, haya dejado la dirección de la empresa, causando una rápida caída de las acciones. Un cambio de persona ha tenido un impacto enorme en el valor del grupo automovilístico y nadie sabe qué va suceder en futuro. El cambio en la dirección ha implicado una serie de dudas y esto me lleva a pensar en la narrativa expansiva de Marchionne, que ahora se percibe como menos creíble y a reflexionar sobre algunos temas.

Las sociedades, en general, están cambiando rápidamente. Han resurgido fuertes tendencias nacionalistas, proteccionistas y xenófobas. Los bancos centrales paulatinamente están reduciendo el flujo de dinero, aumentan los intereses bancarios. La economía deja de crecer y bajan las inversiones. La Unión Europea se muestra débil a pesar de interesantes acuerdos bilaterales con Japón, Canadá y China. El escenario mundial cambia hacia un mundo dividido entre varias potencias, que algunos llaman multipolarismo. Los EEUU pierden posiciones, se afianza China, Europa se siente sola. Rusia, con todas sus debilidades económicas y sociales, ventila una política agresiva y, como nunca antes de este período histórico, las nuevas tecnologías han cambiado y cambiarán las relaciones laborales, poniendo en riesgo un segmento importante de los ocupados, que serán sustituidos por robots. La integración de sistemas, nanotecnologías, el comercio en línea y una serie de innumerables aplicaciones, incrementarán la productividad de manera significativa, aumentando, al mismo tiempo, la marginazión y la desigualdad económica y social.

Los países endeudados quedarán atrás y nuevas potencias económicas surgirán debido a una juventud mejor preparada, mejores infraestructuras y mayor flexibilidad laboral, social y mental. El capital es hoy conocimiento y capacidad de innovar. Lo que llamamos izquierda ha quedado atrás y ha sido desplazada por estas tendencias. La derecha, por su parte, hace suya una política xenófoba, nacionalista y de aislamiento proteccionista en varios países. Estamos delante de un vacío ideológico sin precedentes y la inseguridad social pone en peligro la base de nuestras sociedades, sus valores.

El neoliberalismo con sus múltiples aberraciones se impone como una anti-ideología, donde la ganancia a todo costo es el único objetivo. Se cuestiona la globalización, el comercio mundial deja de crecer y las posibilidades de manipular la opinión pública y electores están socavando los frágiles restos de nuestra democracia. El miedo es omnipresente y no existen referencias ni utopías que hablen de una vida mejor, de justicia, sostenibilidad y ambiente. El tejido social se descompone, ya no existen las comunidades ni intereses comunes y las diferencias generacionales se manifiestan con más fuerza en todos los ámbitos sobre todo, en lo político.

La mentira, falsas noticas e historias inventadas dominan el presente y la confusión se difunde sin barreras. Por otro lado, los nuevos autócratas, siguiendo lógicas absurdas, son víctimas de su propio juego. La probabilidad de impeachment crece en los EEUU, los republicanos probablemente perderán las elecciones parlamentarias de noviembre y en el distrito 12 de Ohio un demócrata estuvo por ganar las elecciones extraordinarias del 7 agosto. Una sede electoral tradicionalmente controlada por los republicanos.

Desde abajo surgen nuevas alternativas, promovidas especialmente por los jóvenes, sobre todo los millennials y en países como México y Brasil algunos aspectos están cambiando y así nos encontramos con nuevos conflictos entre posiciones que se cierran o se abren al mundo. La primera se caracteriza por la xenofobia, el nacionalismo obtuso y el autoritarismo; la segunda busca y defiende la integración, la tolerancia, el ambiente y la experimentación de nuevas formas de organización que no conocemos todavía.

Esta es nuestra realidad y lo que observamos cada día, un antagonismo que aumenta y unas apariencias que engañan. Por el momento, no existe una clara perspectiva, ya que no emerge una narrativa que permita articular acciones comunes o una amplia colectividad capaz de volver a soñar con la humanidad y así el mundo se encuentra como la Fiat Chrysler, huérfano de dirección y/o futuro, dando sus últimos golpes de cola en un delirio destructivo y casi sin salida, donde todos perdemos en integridad y posibilidades.