Nació en Alejandría durante el Imperio romano, aproximadamente en el año 355, d. C., y falleció en el 414 d. C. Fue admirada y famosa en su tiempo no solo por su belleza, sino por ser además de una gran científica, una figura cultural como pocas ha habido, ya que era astrónoma, matemática, filósofa (neoplatónica), experta en religiones, inventora y educadora.

Y aunque antes que ella hubo dos mujeres que ocuparon puestos elevados en Egipto, como Hatshepsut, la primer mujer faraón por ahí del año 1480 a.C., o la reina Cleopatra, impuesta por César, ellas no representaron ante el mundo a la mujer «liberada» que tuvo que luchar contra el machismo imperante desde hacía siglos en el mundo en el campo científico-cultural y además triunfar ampliamente. Ella ha sido un ejemplo para los movimientos feministas mundiales que surgieron posteriormente.

Era hija de Teón de Alejandría, un famoso matemático y astrónomo e inventor. Su padre, desde niña, le inculcó la afición por aprender ciencias y filosofía y para ello la envió a Grecia y a Roma, donde adquirió múltiples conocimientos debido a su gran inteligencia. Al morir su padre, regresó a Alejandría a impartir sus conocimientos y a dar clases en su casa.

Algunos historiadores erróneamente señalan que ella trabajaba en la Gran Biblioteca de Alejandría, pero esta había sido destruida muchos años antes de que ella comenzara a trabajar. Su padre Teón fue profesor ahí y posteriormente fue director, en la misma ciudad de su sucesora, del Sarapeo, un anexo de la biblioteca que era lo único que había quedado en pie y que también tiempo después fue destruido.

El prestigio de la Gran Biblioteca de Alejandría residía en que se podría decir fue el primer auténtico instituto de investigación de la antigüedad. La biblioteca, con cientos de miles de libros y de pergaminos, constaba además de un observatorio, varios departamentos de estudio según temas, un museo, etc., y por eso era el centro mundial (una especie de universidad) de la enseñanza. Y sustituyo a la Academia de Platón y al Liceo de Aristóteles de Grecia.

El primer Ptolomeo, general griego de Alejandro Magno, que al morir este «heredó» Egipto, y sus sucesores, enviaron barcos a comprar bibliotecas enteras y libros por todas las ciudades del Mediterráneo, Persia, India etc., entre ellos los escritos de Aristóteles y de la escuela de medicina hipocrática de Cos. Así como decenas de obras de Sófocles, Esquilo, Eurípides y de muchos más.

Ahí investigaron y enseñaron: Erastóstenes, astrónomo, filósofo e historiador, quien había calculado con bastante aproximación el diámetro de la Tierra; Tolomeo, el astrónomo y cuya concepción de que el Sol y los planetas giraban alrededor de la Tierra perduró por siglos. Hiparco, astrónomo que afirmaba que las estrellas perecen siglos después de nacer; Euclides, matemático y quien creó un texto de geometría que perduró siglos; Herófilo, médico que confirmó lo señalado por Alcmeón de Crotona (siglos antes) de que el cerebro era la sede de la inteligencia, no el corazón, y realizó las primeras disecciones de cadáveres en público; Herón, inventor de un aparato de vapor y de un libro llamado Autómata, la primera obra sobre robots; Apolonio de Pérgamo que enseño sobre elipse, parábola e hipérbola, las curvas que hoy sabemos siguen en su órbita los planetas. Hipatia era la digna sucesora de este conjunto excepcional de científicos.

Ella sabía que al regresar a Alejandría a enseñar no solo se enfrentaría a los grandes prejuicios contra la mujer a la que se consideraba no solo ahí, sino en el resto del mundo conocido que estas sólo eran aptas para el hogar. Pero, además, como no era creyente y a estos se les consideraba paganos, perseguidos por la Iglesia católica, existía sobre ella peligro de ser encarcelada o muerta. Daba las clases en su casa y entre sus alumnos estaban famosos personajes de su tiempo como: Sinesio de Cirene, obispo de Ptolemaida, perteneciente a una familia muy rica y poderosa que escribió sobre la vida y obra de Hipatia. Olimpo, un rico terrateniente de Egipto. Hesiquio de Alejandría, gramático y gobernador de Libia Superior. Tedosio, un gramático. El sacerdote Teotecno y, finalmente, el que sería posteriormente prefecto imperial y gobernador de Alejandría, el romano Orestes. Se aprecia que era un grupo heterogéneo de aristócratas, paganos y cristianos; de hecho, ella tenía alumnos de todas las religiones y también no creyentes.

Hipatia ayudó a su padre con algunos inventos e inventó un hidrómetro (hidroscopio) para medir el agua y otros líquidos, y un astrolabio para determinar nuestra ubicación en la Tierra a partir de la posición de las estrellas. También ayudó a su padre a escribir las once partes de las matemáticas en el Almagesto del astrónomo Ptolomeo y a producir una nueva y más sencilla versión de los Elementos de Euclides.

El grave problema que existía era que, aunque Alejandría estaba bajo el dominio romano desde hacía muchos años, en los últimos había tomado mucha fuerza el poder de la Iglesia católica, la cual consideraba pagano y herético todo tipo de enseñanza que no entendía, y especialmente la ciencia y la filosofía. El emperador Teodosio I había convertido el catolicismo en la religión del Imperio mediante el Edicto tesalónico del año 380 d.C. Desde entonces eran considerados herejes y perseguidos los judíos, los cristianos no católicos y los no creyentes llamados paganos.

Pese a que a ella sus múltiples amigos y alumnos e incluso su amigo Orestes, prefecto imperial, le pidieron que se convirtieran al catolicismo, ella no aceptó, congruente con su educación de no creer en leyendas y mitos. Ella decía: las fábulas se deben enseñar como fábulas, los mitos como mitos y los milagros como fantasiosos. Decía que los niños pequeños debían ser bien educados, y que enseñarle supersticiones como si fueran verdades, este las acepta y cree y después es muy difícil liberarlo de esas creencias.

El problema era que Cirilo, el arzobispo de Alejandría, no la quería ya que ella era el mayor símbolo de cultura y ciencia en Alejandría y en el mundo en ese momento, y él preconizaba que había que desterrar al paganismo de la ciudad, por lo que por mucho tiempo ella estuvo en peligro de muerte. Pero como Hipatia sabía que todo el mundo la conocía por su enorme pasión por enseñar y la constante búsqueda del conocimiento, creía que no la atacarían. Por cierto, debido a su dedicación a la enseñanza, a pesar de haber recibido numerosas solicitudes de matrimonio no se casó, pero debemos decir que ella no era ninguna libertina, sino que era reconocida su buena conducta y su moralidad.

En el año 415, cuando se dirigía a su casa, una turba de fanáticos, feligreses del obispo Cirilo, no hay seguridad si incitados por este (aunque públicamente la criticaba por pagana), la golpearon hasta asesinarla y la quemaron. Su casa fue saqueada, sus trabajos y sus 14 libros o tratados destruidos y su nombre borrado de todo lugar. Esa es la razón por la cual no sabemos más de ella.

Hipatia señalaba que no importa el color de las personas, su raza y su religión, todos somos hermanos. Ella fue un símbolo de la libertad de expresión y de enseñanza y del derecho de la igualdad de la mujer con el hombre, arriesgo su vida por eso, algo que muy pocos científicos e intelectuales hicieron a través de los siglos, con excepción antes de ella de Sócrates por sus ideas y posteriormente Jesucristo por sus enseñanzas religiosas.