A lo largo de la historia de la humanidad, la violencia contra las mujeres ha sido un tema constante, reflejo de una sociedad patriarcal y machista.

Alrededor del mundo, diariamente mueren mujeres a manos de hombres motivados por el desprecio y odio hacia el sexo femenino. A este fenómeno se lo conoce como feminicidio o femicidio.

De acuerdo con el informe Femicide: A global Problem, se calcula que anualmente mueren asesinadas unas 66.000 mujeres en el mundo. Aunque en realidad no existen cifras oficiales y algunos expertos opinan que realmente se desconoce la magnitud del problema, un problema que ha aumentado alarmantemente en los últimos años.

América Latina tiene las cifras más altas en feminicidios del planeta. De los 25 países más peligrosos del mundo para las mujeres, 14 de ellos son latinoamericanos.

Países como El Salvador, Honduras, Brasil, Guatemala, México, Jamaica, Argentina o Colombia encabezan la lista de naciones con los índices más altos de feminicidios en América Latina y el Caribe.

México estuvo mucho tiempo bajo la lupa con los feminicidios perpetrados en Ciudad Juárez. Pero estos no solo no han cesado, sino que actualmente las cifras han aumentado considerablemente en diferentes estados del país. Según cálculos del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), el período del 2000 al 2015 se cometieron en México aproximadamente 28.710 femicidios. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) calcula que actualmente se alcanzan cifras de hasta 30.000 homicidios violentos contra las mujeres

Son muchos los movimientos sociales que luchan para terminar contra este problema y miles de personas han salido a las calles incontables veces para exigir justicia y reparación para las víctimas. Frases como Ni una menos, Si tocan a una, tocan a todas se escuchan exigiendo que las mujeres seamos protegidas.

La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha hecho un llamado a estos países para invertir en programas que erradiquen la violencia contra las mujeres y las niñas del mundo y terminar con los feminicidios.

Desafortunadamente esto no ha servido de mucho: los feminicidios siguen aumentando y lo más grave del asunto es que la mayoría de los casos (más del 90%) quedan impunes.