El boom mediático de las negociaciones del gobierno de Colombia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hizo que la gente olvidara la existencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla que aún está activa y aparece en las noticias cuando vuelan un oleoducto o realizan otro ataque.

El ELN tiene 52 años de existencia. Se presentan ante Colombia el 7 de enero de 1965 con la toma de Simacota, en Santander, al nororiente del país, donde también dan a conocer el Manifiesto de Simacota, en la que presentarón su ideología política y los objetivos trazados.

El grupo lo fundaron estudiantes universitarios colombianos que estuvieron en la Cuba comunista instaurada luego de la victoria de Fidel Castro y sus hombres. Sus primeras prácticas de combate y uso de armas se dieron allí, por lo cual llegaron a Colombia con los conocimientos básicos para empezar su movimiento.

El 7 de agosto de 1973, el ejército colombiano realizó la Operación Anorí, realizada en el municipio que lleva el mismo nombre y que casi acabó con el ELN. Fue necesaria una reorganización por parte del grupo armado para que en la década siguiente pudiese ser importante de nuevo. Los resultados fueron notorios ya que logró tener hasta 12.000 combatientes y coordinar actividades militares con las FARC y el Movimiento 19 de abril (M-19). Parte de este resurgimiento se debe a la dirección de Manuel Pérez Martínez, párroco español que militó desde 1969 hasta 1998, cuando murió de hepatitis C. A su muerte, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’, se convirtió en el comandante del comando central.

El fenómeno paramilitar de la década del 90 atacó a las bases sociales con las que había logrado establecer contacto el ELN: representantes de las comunidades, políticos de las regiones, líderes sindicales entre otros. Desde entonces el ELN se ha mantenido en combate, ha logrado financiarse estableciendo nexos con el narcotráfico y cuidado las rutas por las que se mueve la droga. Sigue teniendo presencia en el oriente del país, cerca a las fronteras con Venezuela y en el noroccidente.

En octubre de 2016, el presidente Juan Manuel Santos anunció el establecimiento de una mesa de diálogo para lograr un acuerdo de paz con el ELN. No sería el primer intento de lograr un cese pacífico del conflicto con la guerrilla, pero este viene impulsado por lo logrado recientemente con las FARC.

El detalle es que, aunque parecen iguales, los dos grupos tienen ciertas diferencias marcadas. El ELN guarda una postura más extrema y no ha dado su brazo a torcer en temas que son claves para iniciar el diálogo, como la de no secuestrar. El caso más sonado reciente es el del político Odín Sánchez de Oca, quien se canjeó por su hermano Patrocinio para que este quedara libre luego de 3 años en cautiverio.

Aunque se aspiraba establecer la mesa de diálogo el 27 de octubre en Quito, la situación de Sánchez y de algunos guerrilleros apresados que el ELN aspira a que sean indultados para que hagan parte del equipo negociador. Además, el grupo insurgente pidió un cese al fuego bilateral, algo que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos no hará ya que con las FARC empezó a negociar mientras el combate seguía.