Esta es una pregunta a la que me he enfrentado muchas veces desde que empecé mi carrera profesional en el mundo de la traducción. Y finalmente creo que es justificable tal pregunta, pues siempre es de esperarse que una persona que se dedique a la traducción sea alguien cuya formación haya sido en letras, lenguas o traducción. Por lo tanto, creo que es bien justificada la pregunta que todo el mundo hace al enterarse de que un comunicólogo se dedica a la traducción. ¿Qué tiene que ver la traducción con la comunicación? ¿Qué hace un comunicólogo de traductor? ¿No debería trabajar en la televisión?

Este ensayo no tiene como objetivo el de justificar por qué un comunicólogo no está en los medios, sino el de encontrar cuál es ese eslabón perdido entre la comunicación y la traducción. Es decir, responder la pregunta anteriormente planteada.

Antes de entender al proceso de traducción como un proceso comunicativo, debemos comenzar por definir qué es comunicación y los conceptos básicos de esta. Para, de tal modo, poder entender enseguida qué es lo que sucede con el proceso de traducción.

Comunicación vs comunicación interlingüística

Todos los días escuchamos la palabra “comunicar”. Sin embargo, muchas veces las personas no entienden con exactitud cuál es el significado real de tal palabra. Es de conocimiento general que la comunicación es una acción básica en la vida cotidiana de cada ser humano, pues sin esta la existencia de una sociedad sería totalmente imposible, ya que la comunicación es la que preside y rige todo tipo de relación humana. Por lo tanto, si no existiera las personas no conseguirían interactuar entre si.

Entonces, ¿qué es comunicación? El Diccionario Chileno de Etimologías Latinas indica que el verbo comunicar viene del verbo latino communicare, el cual indica la acción de compartir, informar o difundir y la palabra comunicación se compone de los prefijos con- (global), munus (cargo u ocupación) e –ico (acción y efecto).

Por lo tanto, podemos entonces concluir que la comunicación es la acción y efecto de compartir, informar o difundir a un público global pensamientos, deseos, ideas o emociones las cuales pueden ser entendidas como información.

Este acto comunicativo puede darse tanto dentro de una misma lengua (comunicación intralingüística) como entre dos lenguas (comunicación interlingüística); este ultimo proceso es comúnmente conocido como traducción (cuando es escrito) o interpretación (cuando es hablado) y se convierte en primera instancia en un proceso comunicativo, al contar con los tres principales actores de la comunicación: emisor, mensaje y receptor.

En el proceso de traducción existe un emisor el cual emite el mensaje en una lengua, de igual forma cuenta con el segundo elemento (mensaje) y con el tercer elemento (receptor), quien será en este caso el encargo de reemitir el mensaje a la lengua de llegada.

Roman Jakobson, un teórico importante de la comunicación, maneja los tres actores básicos en el proceso comunicativo mencionados por Aristóteles, quien desarrolló el primer modelo de comunicación en la historia, los cuales son emisor, mensaje y receptor. Jakobson agrega además el código, el canal y el contexto.

El código es un elemento de suma importancia en el proceso de traducción, pues es el sistema de símbolos que permite transmitir o interpretar un mensaje y que representa la información contenida; el traductor debe ser capaz de trabajar con dos códigos lingüísticos al mismo tiempo, ser capaz de comprender uno (decodificarlo) para después retransmitirlo (recodificar) en el otro idioma.

Jakobson menciona que el código tiene una función dentro del proceso comunicativo conocida como la función “metalingüística” debido a su naturaleza lingüística.

Este elemento no puede ir solo, necesita siempre ir de la mano del llamado contexto pues conjunta los elementos lingüísticos y no lingüísticos que rodean el texto de un discurso; este es el responsable de que existan diferentes tipos de codificación para transmitir el mismo mensaje.

Me atrevería a decir que un desempeño competente en el área de la traducción/interpretación depende un 99% de un correcto dominio del contexto y el código de la lengua de partida y del contexto y el código de la lengua de llegada, pues si no se cumple con este requisito habrá una interferencia en el mensaje que impedirá que el mensaje original llegue a manos de quien lo recibe.

Lourdes Arenciba (s/f) describe a este proceso diciendo que la traducción es el intercambio de un código conocido en un idioma para otro donde este sea desconocido para hacerlo entendible.

Annie Brisset (s/f) define a la traducción como un acto dual de comunicación, que presupone la existencia no solamente de un código, sino de dos códigos distintos, uno en la lengua de partida y otro en la lengua de llegada.

Estas dos autoras enfatizan en la importancia del código en el proceso de traducción. Es aquí donde el estudio de la comunicación y el estudio de la traducción se ligan, pues la razón de existir de ambas es el mensaje y este mensaje se estructura a través de un código, el cual en el caso de traducción debe ser decodificado y recodificado en el idioma de llegada.

Podemos concluir que la idea de que un comunicólogo se dedique a la traducción no es tan descabellada; es decir, una persona que se dedica al estudio de la traductología en cierto modo podría ser considerado un “comunicólogo” pues al este dedicarse a estudiar el proceso que permite a dos grupos sociales con un “código” distinto comunicarse e interactuar entre si e intercambiar mensajes, está dedicándose al estudio del proceso comunicativo.

Todo traductor debe siempre recordar y tomar en cuenta el contexto y el código de ambas lenguas de trabajo, pues siempre el mensaje debe de sonar tan natural tanto para la lengua de llegada como para la lengua de partida.

Termino con una frase del conocido Nelson Mandela sobre la importancia de hablar/trabajar una segunda lengua.

“Si hablas a un hombre en una lengua que entiende, el mensaje llega a su cabeza. Si le hablas en su lengua, le llega a su corazón”.