Una mujer recibe una terrible noticia. Tiene cáncer. No quiere luchar, se hunde entre su dolor y decide llevarse consigo a su hijo síndrome de Down. Olivia piensa que no puede dejar a su niño solo en este mundo. Tiene mucho miedo, por ella, y por él. ¿Quién le cuidará? ¿Quién le servirá sopa para cenar? ¿Quién estará pendiente de él?

Eugenio nació con ese trastorno genético. Al principio, el médico se alarmó e informó a su madre de la situación: “usted no ha tenido un hijo normal”. Olivia escuchó esa frase, y algo se revolvió en su cerebro. Observó la carita de su hijo, le acarició, y desde ese momento, comprobó que Eugenio era la persona más normal de la faz de la tierra; su tabla de salvación, ante un marido ludópata y un hijo mayor alejado de ella.

Durante dos horas, esta madre coraje intenta huir hacia una muerte dulce, para ello compra una serie de pastillas que tiene que tomar y que tiene que suministrar a su hijo. Se irán de este mundo los dos a la vez. Pero, según se acerca el final de esta excelente obra de teatro, la actriz Concha Velasco no cambia su forma de pensar; Hugo Aritmendiz, o Rodrigo Raimondi, los dos Eugenios en las tablas, empiezan a jugar con las medicinas y deciden que no quieren tomárselas.

Eugenio quiere irse a la playa, con unas aletas rojas para poder bucear. Y Olivia empieza a ver el brillo en los ojos de su niño y comienza a pensar en una casa grande, con vistas al mar y una habitación acogedora para pintar sus cuadros… Ella sigue reflexionando, y se da cuenta de que, a su edad, lo único que quiere es tranquilidad. Nunca ha sido lo que le hubiera gustado ser. Pero ahora lo tiene claro…

Una excelente obra de teatro de Herbert Morote, bajo la dirección de José Carlos Plaza. Y una brillante interpretación de Concha Velasco, que vuelve al escenario tras pasar, precisamente, por un cáncer muy agresivo. Un texto que te encoge el corazón durante dos horas y que cala muy hondo, dentro del público. Te hace reflexionar, provoca preguntas en tu interior. Y, de alguna manera, también sales del teatro Bellas Artes de Madrid con las respuestas. Por lo menos, como dice la actriz vallisoletana Concha Velasco, “cuando ves la obra, eres mejor persona”.