Cuatro acontecimientos internacionales entre finales del siglo XIX e inicios del XXI han supuesto un gran crecimiento para la ciudad de Barcelona. Los dos primeros fueron la Exposición Universal de 1888 y la Exposición Internacional de 1929. El tercero tuvo lugar en 1992 con los Juegos Olímpicos, y el cuarto en 2004 con el Fórum Universal de las Culturas.
Como expusimos en artículos anteriores en la revista Meer (septiembre y octubre de 2024), las dos exposiciones internacionales (de 1888 y 1929) supusieron una gran metamorfosis de la ciudad de Barcelona, en el primer caso en torno al parque de la Ciudadela, y en el segundo en el área de la plaza España y el parque de Montjuïc. Sin duda estos exitosos antecedentes para el crecimiento y la mejora de la ciudad supusieron un motivo principal para pedir la organización de las XXV Olimpiadas 1992 para Barcelona.
Antecedentes
Pero antes de conseguir la candidatura de 1992, el Ayuntamiento de Barcelona había opositado ya en cuatro ocasiones a organizar unos Juegos Olímpicos. En una de ellas se retiró y las tres restantes, la candidatura fue derrotada. La primera solicitud la realizó en 1920 para organizar la edición de 1924, pero las presiones del barón de Coubertin, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), para elegir París, supusieron la derrota de la candidatura barcelonesa.
En la segunda ocasión, el ayuntamiento solicitó la organización de los Juegos Olímpicos de 1936. La instauración de la Segunda República y el exilio del rey Alfonso XIII en 1931 desanimaron a los miembros del COI que debían reunirse en Barcelona para realizar la votación. Debido a la falta de quórum, la decisión sobre la sede de los Juegos de 1936 se aplazó, y se decidió realizar la votación por carta.
Berlín fue la ganadora con 43 votos, mientras que Barcelona solo obtuvo 16. Barcelona lo intentó por tercera vez en 1932, cuando en la 30.ª sesión del COI en Los Ángeles se presentó como candidata a los Juegos Olímpicos de 1940, una candidatura que se debía votar en Berlín, poco antes de los Juegos de 1936. Sin embargo, la delegación encabezada por August Pi i Sunyer, presidente del Comité Olímpico Español, no llegó a asistir a Berlín debido al inicio de la Guerra Civil española.
El cuarto intento fue en el año 1965 cuando el Ayuntamiento de Barcelona presentó una nueva petición para organizar los Juegos Olímpicos de 1972. Cuando se presentó la propuesta al Comité Olímpico Español, éste obligó a una candidatura conjunta Barcelona-Madrid, que también perdió frente a la ciudad de Montreal.
Candidatura para los Juegos Olímpicos de 1992
En 1980, con el primer ayuntamiento democrático de Barcelona en 40 años, el alcalde Narcís Serra propuso la idea de pedir nuevamente la organización de los Juegos Olímpicos, idea que fue aprobada de manera unánime por todos los grupos políticos. Se creó la Oficina Olímpica para fijar los objetivos, y se encargaron los proyectos de transformación de la ciudad a realizar dentro del período de candidatura, una manera de mostrar que la ciudad se estaba preparando y se implicaba en organizar los Juegos Olímpicos.
La Oficina Olímpica tomó la más determinante de las decisiones: definir las cuatro áreas olímpicas donde debían concentrarse las principales instalaciones y equipamientos relacionados con los juegos: la Villa Olímpica (en el barrio de Poblenou), el Anillo Olímpico (en Montjuïc) y las áreas urbanas de Vall d'Hebron y Diagonal. Estas cuatro zonas serán las que más cambios aportarán a la ciudad.
La elección de la sede de la XXV edición de los Juegos Olímpicos de verano de 1992 se llevó a cabo en la 91.ª sesión del Comité Olímpico Internacional, celebrada en octubre de 1986 en Lausana. Barcelona se impuso, con 47 votos de 85, a las ciudades de París, Brisbane y Belgrado. Ese 17 de octubre se desbordó la ilusión de todos los barceloneses cuando oyeron que el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, pronunció la frase “…à la ville de…. Barcelona”.
El Comité Organizador Olímpico Barcelona'92 (conocido como COOB'92) se constituyó el día 12 de marzo de 1987, cinco meses después de la firma del contrato con el COI. La función del COOB, un consorcio entre entidades públicas y privadas, fue la organización de los Juegos Olímpicos de verano de Barcelona. Su función era reanudar la tarea que hasta ese momento había asumido la Oficina Olímpica.
A la mañana siguiente de su fundación, el COOB'92 empezaba a materializar sus proyectos. Urbanísticamente se trataba de conseguir en siete años lo que no se había hecho en los últimos cincuenta. Barcelona debía mejorar el transporte público, crear los cinturones de ronda exteriores, ampliar el aeropuerto, abrir la ciudad al mar, modernizar la planta hotelera y crear las nuevas áreas y equipamientos deportivos previstos.
El cambio urbano para la ciudad era enorme, el trabajo incesante y el dinero invertido abismal. En este pequeño artículo explicaremos brevemente las cuatro actuaciones que más impacto tuvieron en el entramado de la ciudad y más repercusión han tenido en el futuro urbano: la Villa Olímpica, el Anillo Olímpico, el área deportiva de Vall d'Hebron y las Rondas para la reordenación del tráfico de vehículos privados.
La Villa Olímpica
La Villa Olímpica se construyó en una vieja zona industrial del barrio marítimo de Poblenou, como residencia de los deportistas participantes en los Juegos Olímpicos de 1992. El diseño del conjunto fue obra de un equipo de arquitectos dirigidos por Oriol Bohigas, Josep Martorell, David Mackay y Albert Puigdomènech.
La operación urbanística corrió a cargo de la empresa mixta Vila Olímpica SA, constituida en diciembre de 1986, y suponía, al mismo tiempo, la recuperación de este frente litoral para la ciudad y la creación de espacios de ocio como el Puerto Olímpico, los parques del Port y de la Nova Icària y la playa de este mismo nombre.
Todos los edificios de la Villa Olímpica fueron encargados a arquitectos ganadores de los premios FAD de arquitectura. Dos rascacielos, los más altos de Barcelona con una altura de 154 m, son los edificios más emblemáticos de la Villa Olímpica: la Torre Mapfre y su vecina, el Hotel Arts. Pasadas las Olimpiadas, la Villa Olímpica se ha convertido en uno de los barrios más agradables de Barcelona, con modernos equipamientos, parques, grandes zonas verdes y una amistosa relación con el mar.
El Anillo Olímpico de Montjuïc
Se trata de 400 hectáreas aproximadamente, situadas en la montaña de Montjuïc, donde se ubicaron las principales instalaciones deportivas para los Juegos de la XXV Olimpiada. Se decidió recuperar el antiguo Estadio Olímpico, que había sido construido en 1929 para acoger la sección dedicada al deporte, y a la vez tenía que acoger las pruebas deportivas de la Olimpiada Popular de 1936, pero que se anuló por el alzamiento fascista. El estadio se recuperó como un gesto para enlazar diferentes acontecimientos, pero solo se conservó la fachada neoclásica y se hizo un nuevo y moderno estadio por dentro.
Actualmente mantiene una capacidad para 60.000 espectadores y ha sido sede de equipos de fútbol de Primera División como el RCD Espanyol de Barcelona o el FC Barcelona. En 1998, el Comité de Estadios de la UEFA le otorgó la categoría de cinco estrellas, por lo que se pueden celebrar competiciones de fútbol del máximo nivel continental. Asimismo, el Estadio Olímpico ha acogido de manera muy satisfactoria pruebas atléticas de nivel mundial y conciertos muy variados. Desde 2001 lleva el nombre del presidente de la Generalitat de Catalunya Lluís Companys, fusilado por el régimen franquista en el castillo de Montjuïc en 1940.
Forman parte del Anillo Olímpico las piscinas Picornell, el Palau Sant Jordi (obra de Arata Isozaki), la Torre de Comunicaciones de Montjuïc (obra de Santiago Calatrava), el campo de béisbol Pérez de Rozas, el Instituto Nacional de Educación Física de Catalunya INEFC, (obra de Ricardo Bofill), la plaza de Europa, y el Museo Olímpico y del Deporte Joan Antoni Samaranch, entre otras instalaciones.
Hoy el Anillo Olímpico de Montjuïc es mucho más que un lugar de recuerdos de las emociones vividas en 1992, puesto que esta zona del parque de Montjuïc reúne instalaciones deportivas y culturales utilizadas a diario por los ciudadanos de Barcelona y al mismo tiempo admiradas por sus visitantes. El ayuntamiento de Barcelona gestiona los diferentes espacios, manteniéndolos en buen estado y consiguiendo de ellos un uso, toda vez que un retorno económico para su preservación.
El área de Vall d'Hebron
Vall d’Hebron es un barrio del norte de la ciudad de Barcelona, integrado en el distrito de Horta-Guinardó. En los años 80 era una zona bastante desangelada de la ciudad, con grandes espacios vacíos, sin uso. Por ese motivo fue escogida esta zona para construir en ella algunas de las principales instalaciones deportivas (más allá del Anillo Olímpico). Podemos encontrar el Centro Municipal de Tenis Vall d’Hebron (que engloba diecisiete pistas de tenis, siete pistas de pádel, un frontón, una pista de baloncesto y una piscina, además de la pista principal con capacidad para 3500 espectadores), el Campo de Tiro con Arco, y el Centro Deportivo Municipal Vall d’Hebron (que acoge varios pabellones, para practicar diferentes disciplinas olímpicas).
El área de Vall d’Hebron se encuentra en un gran parque que fue construido en 1990, donde también se alojó la Villa Olímpica de Prensa, y donde se encuentra una réplica del Pabellón de la República Española, construido originalmente para la Exposición Internacional de París de 1937, donde fue expuesto por primera vez el Guernica de Picasso. En el parque también hay tres esculturas de grandes dimensiones: “Forma y espacio” de Eudald Serra, “Dime, dime, querido” de Susana Solano y “Els Mistos” (las cerillas) de Claes Oldenburg.
Las Rondas de Barcelona
Las rondas eran una antigua idea urbana para circunvalar completamente Barcelona para reducir la presión del tráfico privado en el interior de la ciudad. Se trataba de crear una autopista perimetral que permitiese ganar espacio a los peatones y al transporte público en las calles centrales.
La idea estaba planificada desde los años 60, pero era inabarcable por el coste económico. Las Olimpiadas permitieron desarrollar esta infraestructura viaria, pero además con una construcción urbanísticamente moderna, huyendo del modelo de autopista para crear viales rápidos pero integrados en la ciudad, por la que pasan a diferente nivel (y en gran parte en túneles).
El proyecto que se desarrolló, y hoy en día aún está vigente, trata de dos grandes vías: la Ronda de Dalt (que circunvala la ciudad a los pies de la sierra de Collserola) y la Ronda Litoral (que la circunvala por el mar). Ambas rondas convergen siguiendo los ríos Llobregat (al oeste) y Besòs (al este) en dos grandes nudos viarios: el nudo de la Trinitat (al lado del Besòs) y el nudo de Llobregat. Ambas rondas suman aproximadamente 40 quilómetros, y en su entorno crecieron los parques y equipamientos urbanos.
Recuerdo perfectamente cómo se iban inaugurando los diferentes tramos a partir de 1986, y cómo poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos se cerró la anilla perimetral. Ese día muchos barceloneses tomamos el coche para conducir incrédulos por una vía que parecía que no veríamos nunca. Las Rondas de Barcelona han supuesto un modelo de vía rápida bien integrada a la ciudad, cumpliendo con su objetivo vial, pero permitiendo el desarrollo sostenible de la ciudad y su alrededor, por eso mismo, las Rondas de Barcelona han sido un ejemplo a seguir por otras ciudades del mundo.
A modo de conclusión
Barcelona, además de organizar “los mejores juegos olímpicos de la historia” (frase textual del entonces presidente del COI, Juan Antonio Samaranch), aprovechó el evento deportivo para recuperar un urbanismo muy deteriorado, que era imposible de establecer sin el flujo económico que la organización olímpica favoreció.
Se construyeron infraestructuras que, más allá de cumplir con su cometido olímpico, hoy son una herencia de primer nivel para la ciudad, que aún goza de dichos equipamientos y proyectos, que supusieron en su momento un ejemplo de actuación urbana de gran calidad, y que aún hoy en día son objeto de veneración y visita turística.
Quien quiera profundizar en el reto que supuso la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 para la ciudad de Barcelona, puede consultar el conjunto de cuatro tomos editados por el COOB’92 bajo el título “Memòria Oficial dels Jocs de la XXVa Olimpíada Barcelona 1992”.














