En mis estudios de arquitectura tuve la suerte de poder participar en un seminario sobre la obra del arquitecto Antoni Bonet. Durante un curso, un pequeño grupo de estudiantes fuimos afortunados en una clase de historia de la arquitectura, donde se investigaba la obra de este arquitecto catalán que había sido discípulo de Le Corbusier, y al final cada uno de nosotros realizamos una maqueta de uno de los edificios diseñados por Antoni Bonet. Yo realicé la maqueta del edifico de viviendas Paraguay Suipacha de Buenos Aires. No sólo eso, si no que este reducido grupo de estudiantes fuimos recibidos, en febrero de 1989 por Bonet en su despacho barcelonés del barrio de Pedralbes. Lo recuerdo muy bien, incluso tuve la suerte de poder trabajar como becario durante un tiempo con el maestro Bonet; poco tiempo porque Antoni Bonet murió unos meses después.

Biografía

Antoni Bonet Castellana (Barcelona, 13 de agosto de 1913 – 12 de septiembre de 1989) ha sido uno de los arquitectos catalanes contemporáneos más importantes, pero no ha tenido ni la presencia ni el reconocimiento que se merecía en Catalunya, eclipsado por otros arquitectos mucho más mediáticos.

En 1929 Bonet ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas y en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Aun siendo estudiante, entre 1932 y 1936, lleva a cabo sus primeros trabajos profesionales en el taller de los arquitectos Josep Lluís Sert (1902-1983) y Josep Torres Clavé (1906-1939). En 1933 asistió al IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), donde trabó amistad con los principales protagonistas del movimiento moderno.

En 1934 Bonet ingresa como socio estudiante en el Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC) y, en 1935 crea, con Sert y Torres Clavé, la firma MIDVA (Muebles y Decoración para la Vivienda Actual), dedicada a la fabricación de muebles en serie, obteniendo el primer premio del Salón de Decoración de Barcelona de ese mismo año.

En 1936 termina sus estudios, viaja a París, e ingresa en el despacho del arquitecto Le Corbusier (1887-1965). Colabora al mismo tiempo con Sert, Torres Clavé y Luis Lacasa en la construcción del Pabellón de España para la Exposición Internacional de 1937, y construye el estand de Catalunya en el Pabellón Internacional de Prensa. En plena Guerra Civil española decide trasladarse a Argentina. Allí constituye el Grupo Austral con un grupo de arquitectos argentinos. Bonet trabajará con Jorge Ferrari-Hardoy y Juan Kurchan, en obras en Argentina y Uruguay, y volverá puntualmente a Barcelona para algunos pequeños encargos.

En 1943 fundó el Grupo OVRA (Organización de la Vivienda Integral en la República Argentina), en el que actuaba como secretario, y en 1957 fundó la revista Mirador, órgano difusor del arte y la ciencia modernos.

En 1945 obtiene el título de arquitecto en España (por convalidación). Volverá definitivamente a Barcelona en 1963. Algunos de los proyectos más emblemáticos en Barcelona son La Ricarda (1957), el Canódromo Meridiana (ganó el premio FAD en 1963), el edificio Mediterráneo (1963), la torre Cervantes (1964), y la torre de oficinas Urquinaona (1966). También destacan por su diseño los proyectos en Murcia: Club Náutico Dos Mares (1966), y Madrid: Banco de Madrid (1959), y Consejo General de Médicos, actual Tribunal Constitucional (1973). En Río de la Plata destacan, entre varias de sus obras arquitectónicas, el edificio Paraguay Suipacha (1938), la casa Gallarda (1945), la Solana del Mar (1946), la Rinconada (1948), el edificio Terraza Palace (1957), y la Galería de las Américas, en Córdoba (1958).

En 1978 se crea el premio de Arquitectura “Antoni Bonet” para estudiantes de escuelas y facultades de España, Argentina y Uruguay. En 1996, el Colegio Oficial de Arquitectos de Catalunya, junto con el Ministerio de Fomento de España, realizaron una exposición antológica sobre la obra de Antoni Bonet, que viajó durante más de un año por diversas ciudades españolas y extranjeras.

Paraguay Suipacha

Antoni Bonet diseñó esta casa de Buenos Aires, situada en las esquinas de la calle Paraguay con Suipacha, junto con sus socios Vera Barrios y López Chas. El programa de la casa incluía cuatro locales comerciales para alquilar, y siete estudios para artistas o arquitectos. Cinco de los talleres forman un dúplex en el primer piso, mientras que los otros dos se sitúan en la planta ático. El diseño de la casa es radicalmente moderno, en contraposición al resto de edificios de las manzanas colindantes, que respondían en ese momento al modelo de “casa chorizo”.

El arquitecto Jordi Roig, en un ensayo sobre la casa Paraguay Suipacha, que se editó en 1999 dentro del libro titulado Bonet Castellana publicado por la Universidad Politécnica de Catalunya, destacó de la casa su carácter ingrávido y su contestataria solución a los reglamentos municipales. El esqueleto del edifico es de hormigón armado concebido a partir de losas rígidas y pilotes. La fachada es de tramas de vidrio transparente, semitransparente y traslúcido, según el caso.

La fachada experimenta una ligereza y una transparencia que la oponen a la masividad y opacidad de aquellas que le son medianeras.

(Jordi Roig)

Y respecto a los escaparates de los locales Roig describe que son:

concebidos como muebles independientes o máquinas de exhibir, están constituidos por una refinada y especializada piel mecánica y vidriada que se apoya levemente en la acera. El arquitecto, parafraseando a los surrealistas, intenta en este fragmento del edificio desestabilizar la mirada del peatón.

Acabadas las obras del Paraguay Suipacha, Bonet Castellana vivió en uno de los áticos, donde tuvo durante un tiempo su despacho de arquitectura.

En junio 1991 tuve la suerte de poder visitar la casa Paraguay Suipacha. Hacía una semana que había llegado a Buenos Aires, una semana de invierno austral en que no dejó de llover ni un solo día. Ese día me armé de valor y tomé el tren hasta la estación de Retiro, y de ahí un quilómetro de camino hasta mi objetivo. Llegué a la esquina Paraguay-Suipacha, con el sobretodo empapado de lluvia, llamé al interfono y la puerta se abrió. Amablemente me permitieron visitar uno de los estudios que había diseñado Bonet, todo parecía como en las viejas fotografías de los libros, hasta me pude sentar en una BKF. Tomamos un mate, disfruté del Paraguay Suipacha, y ese día fui feliz de ver con mis propios ojos una de las grandes obras de Bonet Castellana.

BKF

La silla BKF fue diseña en 1938 por Bonet, Kurchan y Ferrari, a los que debe su nombre por las iniciales de los apellidos de sus autores. Los tres arquitectos habían fundado el grupo Austral, y este fue uno de sus primeros diseños. Se trata de la silla de reposo más difundida en los museos de diseño del mundo, y una de las que ha tenido un número más alto de reproducciones. En 1943 recibió el Premio de la Comisión de Cultura de Argentina, y ese mismo año entró a formar parte de la colección del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA); en 1944 recibió el premio a la mejor adquisición del MoMA; en 1959 la revista americana Fortune la situó entre los 100 mejores diseños de la historia. Desde 1994 forma parte de la colección del Museo de Artes Decorativas de Barcelona y, desde su fundación, del Museo del Diseño de Barcelona DHub.

La BKF se basa en dos elementos muy simples: la estructura, resuelta en tubo de hierro de construcción de 12 mm (un único tubo o dos piezas simétricas soldadas), y la parte flexible de asiento y respaldo, fusionados y tensados, como una membrana que se encaja en los extremos de la curvatura del tubo. El asiento es de cuero, cuatro partes cosidas, que se adapta al peso del cuerpo. La simplicidad y naturalidad del diseño de formas biomórficas invitan a sentarse, mientras que la precisión y racionalidad de los hierros curvados aseguran su reposo. Algunos autores han señalado que la silla era una reinterpretación de Tripolina (1855), del ingeniero británico Joseph Beverly Fenby, lo cual no deja de ser un halago para esta silla racionalista catalana-argentina.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el éxito de la BFK, y un cierto desinterés de Bonet, Ferrari y Kurchan por negociar los derechos de reproducción de su creación, llevó a la múltiple comercialización del sillón BKF olvidando en parte su origen, lo que llevó a bautizarla con diferentes nombres: sillón Butterfly (firma Knoll), Hardoy Chair (por parte del historiador George Nelson), Style AA (la revista L'Architecture d'Aujord'hui) o silla Bonet (en Catalunya).

En 1986, el Centro de Diseño de Buenos Aires, como homenaje a la BKF, produce una serie de variantes de la silla creadas por diferentes artistas argentinos: Luis Fernando Benedit, Rogelio Polesello, Josefina Robirosa, y Clorindo Testa.

La Ricarda

La Casa Gomis, conocida también como La Ricarda, es un edificio racionalista situado en el paraje natural de la Ricarda, en el municipio de El Prat de Llobregat, muy cerca del aeropuerto internacional de Barcelona. Esta casa diseñada por Bonet en 1957, fue declarada posteriormente como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN).

El matrimonio barcelonés formado por Ricard Gomis e Inès Bertrand, le encargaron a Bonet Castellana esta casa de veraneo en el delta del rio Llobregat. Las obras duraron entre 1957 y 1963. La situación de la casa en medio de un denso pinar con vista al mar condicionó el diseño arquitectónico. Se trata de una casa en planta baja con cubierta con bóvedas catalanas. La relación del interior con el exterior es matizada por unos agradables porches. La estructura está formada por una trama de pilares metálicos, de sección muy reducida, que definen un módulo uniforme de 9 x 9 m. Sobre estos pilares descansa las bóvedas que pautan la casa en una dirección, potenciando la relación con el mar.

El matrimonio Gomis Bertrand se movía en los círculos intelectuales barceloneses, y la casa fue un lugar de encuentro e intercambio de experiencias culturales de artistas como Joan Miró, Joan Brossa, Magda Bolumar, Josep Maria Mestres, John Cage o Antoni Tàpies. La Ricarda fue ampliamente restaurada en 1990 y, después de esta actuación, se realizaron innumerables visitas al recinto para estudiantes de arquitectura y diseño, y se celebraron algunos certámenes y conciertos. En 1996, en el marco del Congreso de la International Union of Architects (UIA), se publica una monografía sobre la Ricarda.

Entre septiembre y noviembre de 2024, La Ricarda fue una de las sedes principales de la bienal artística europea Manifesta 15. La casa fue comprada por el Estado Español en enero 2025 para preservar su patrimonio, y convertirla en un centro cultural.

Conclusiones

Recordar al arquitecto Antoni Bonet Castellana en este artículo ha sido un placer para mí. La imposibilidad de reconocer toda su amplia obra arquitectónica y de diseño en el limitado espacio de estas líneas, me ha llevado a concentrarme en pequeñas reseñas de dos edificios y un diseño, muy queridos por mi per cuestiones personales. Habrá quien destacará algunas otras obras de Bonet, su catalogo es amplio y diverso.

De lo que no hay duda, es que se trata de uno de los arquitectos catalanes de más impronta, y al que se debe estudiar en más profundidad en las escuelas de arquitectura de España, Argentina y Uruguay, como mínimo. Termino de repasar mi artículo, antes de entregarlo a la editora de la revista Meer, sentado en mi sillón BKF (regalo de bodas de hace más de treinta años de unos buenos amigos) delante de la chimenea, donde arden lentamente un par de troncos de pino, como los pinos que rodean la Ricarda. Pienso en mi experiencia en el Río de la Plata, en busca de las principales obras de Bonet Castellana, y cierro levemente los ojos con una sonrisa suave.