Existen más de 600000 puentes en todo Estados Unidos. Aproximadamente el 42% de esos puentes tienen al menos 50 años de antigüedad y entre 7 y 8% están considerados estructuralmente deficientes. En esencia, están en “malas” condiciones. Desafortunadamente, cada día se realizan millones de viajes a través de estos puentes estructuralmente deficientes. Afortunadamente, en los últimos años, a medida que la edad promedio de los puentes de Estados Unidos ha venido aumentando, el número de puentes estructuralmente deficientes ha ido disminuyendo, aunque no en la misma proporción.

Viviendo en College Station, Texas, con frecuencia visitábamos Athens, Georgia, para compartir con nuestras hijas y sobrina quienes aún estudiaban en la Universidad de Georgia.

Estando por allá algún fin de semana, mi hermano mayor, Raúl Antonio, vino de visita desde Venezuela a visitar a su hijo Raúl Federico, quien entonces vivía en Miami.

Lo convencimos de llegarse hasta Athens y viajar con nosotros para pasar algunos días en casa. Siendo Raúl Antonio Ingeniero Civil especializado en puentes, ya en vía a Texas, cada vez que pasábamos por algún puente nos relataba como debió haber sido construido, los puntos relevantes del mismo.

Fue así como aprendimos detalles estructurales que solo ingenieros conocen sobre el puente General WK Wilson Jr. sobre el Río Mobile en Alabama, y el Causeway sobre el Lago Ponchartrain, en Luisiana (el puente continuo sobre agua más largo del mundo: para cruzarlo tuvimos que hacer un ligero desvió siguiendo por la I10, en vez de tomar la I12, para entrarle directo a New Orleans).

Ya en The Big Easy, luego de disfrutar varios Beignets y Café au lait en Cafe du Monde, y caminar un rato por el French Quarter, seguimos camino a Texas.

Cruzamos entonces el Puente Horace Wilkinson sobre el Mississippi, pasando Baton Rouge.

Luego seguimos hasta Lafayette por los puentes paralelos de la Cuenca del Atchafalaya, atravesando los pantanos del sur de Luisiana, el Canal Whiskey Bay Pilot y el Río Atchafalaya. Una de las zonas mas fascinantes de Luisiana, en mi opinión.

Hablando de puentes, cada vez que veo un puente de armadura, me viene a la mente una vieja película, El puente sobre el Río Kwai (1957), que en su momento me pareció fascinante.

Tráiler de la película "El puente sobre el río Kwai" (1957)

Yo no he leído la novela, pero debí haber visto la película unas cinco o seis veces en la televisión entre los 60 y 70.

La película fue dirigida por el legendario David Lean (1908-1991), recordado también por otros clásicos como Lawrence de Arabia (1962), La hija de Ryan (1970) y Un pasaje a la India (1984).

La película se basa en la novela Le Pont de la rivière Kwaï (1952), del Francés Pierre Boulle (1912-1994) (quien también escribiría La planète des singes en 1963, la cual llegaría al cine como El Planeta de los Simios, en 1968).

La novela toma “prestados” aspectos reales de la construcción del Tren de Birmania, llamado también el Tren de la muerte.

Esta línea de ferrocarril fue construida entre 1942 y 1943, gracias a la mano de obra de unos 180 mil obreros asiáticos y 60 mil prisioneros de guerra aliados, miembros de los ejércitos de la Commonwealth, los Países Bajos, y los Estados Unidos.

Ciertamente, el puente ficticio de la película está inspirado en un puente real que uniría las ciudades de Bangkok en Siam (hoy Tailandia) y Rangoon en Birmania (hoy Myanmar) para servir de apoyo a las fuerzas japonesas en la zona.

La construcción de toda la línea estuvo marcada por un intenso sufrimiento y horror para los prisioneros y los civiles involucrados.

El épico rodaje nos ubica en la Segunda Guerra Mundial y nos presenta a varios prisioneros de guerra, principalmente británicos, quienes reciben la orden de sus captores japoneses de construir en plena selva un puente de ferrocarril sobre el río Kwai (Khwae Noi), en Tailandia.

image host Postal de 1905 que muestra el Ponte Vecchio sobre el río Arno, Florencia, Italia

El coronel Nicholson (Alec Guinness, 1914-2000) está al frente de los prisioneros y se rehúsa, aludiendo que los Convenios de Ginebra prohíben el trabajo forzado de los oficiales capturados. El comandante japonés Saíto (Sessue Hayakawa, 1889-1973) desprecia la actitud altiva y desafiante de Nicholson, obligándolo a permanecer firme a pleno sol. Posteriormente es encerrado en una cabina metálica con la consabida ovación de sus compañeros al terminar tal castigo.

Saíto asumirá entonces la construcción del puente para el tren, pero fracasa en su objetivo. Nicholson comienza entonces a ver al puente como una manera de elevar la moral y las condiciones físicas de sus hombres. Los prisioneros estarían ocupados en una actividad útil y al mismo tiempo se sentirían orgullosos de demostrar que eran mejores que sus captores.

Con argumentos técnicos, convencerá Nicholson a Saíto, quien acepta las condiciones del inglés para levantar el necesario puente de una buena vez.

Los prisioneros, quienes hasta ese momento constantemente boicoteaban la construcción, reciben ahora la orden de colaborar.

Por su parte, un mayor estadounidense, Shears (William Holden, 1918-1981) (personaje originalmente inglés en la novela de Boulle), también prisionero, solo piensa en escapar de la prisión. Lo consigue y llega hasta las líneas aliadas. Sin embargo, en contra de su voluntad, se le asigna retornar, guiando unas semanas más tarde a una unidad de comandos británicos. Estos, bajo las órdenes del mayor Warden (John "Jack" Hawkins, 1910-1973), tienen como misión volar el puente antes de que pase el primer tren japonés.

Nicholson se obsesiona con la construcción del puente, asumiendo que dicha obra es evidencia de la “superioridad” inglesa y que los prisioneros están mejor preparados que sus captores.

Los comandos aliados, guiados por Shears, arriban a las cercanías del puente y colocan dinamita en varios puntos del puente para volarlo. En una inspección final, y escuchando al tren en la lejanía, Nicholson nota los cables del detonador expuestos por la baja de nivel del río.

Llama a Saíto y ambos siguen los cables hasta detectar a uno de los comandos. El soldado apuñala a Saíto y Nicholson intenta evitar que el joven aliado se acerque al detonador. Shears observa la pugna a lo lejos y decide lanzarse al río en vía al detonador, pero es herido por soldados japoneses.

Nicholson reconoce a Shears, recobra el juicio, es herido y, moribundo, cae sobre el detonador, volando el puente y enviando al tren japonés al fondo del río.

Fue tal el éxito y la acogida de esta cinta que obtuvo siete Óscars, incluyendo mejor película, Mejor guion, mejor director y mejor actor principal.

Pero volvamos a los puentes que conozco.

image host Ponte dei Salti, Lavertezzo, Suiza

Recuerdo de mi infancia, tendría yo unos siete años, vivíamos en Valera, Trujillo, cuando se inauguró el Puente sobre el Lago de Maracaibo, bautizado luego Puente General Rafael Urdaneta, en honor a uno de los héroes zulianos, promotores de nuestra independencia del reino de España.

Nuestra radio estaba permanente prendida y escuchamos la noticia de la gran inauguración de aquella obra planificada durante el mandato del depuesto dictador Marcos Pérez Jiménez (1914-2001), pero construida e inaugurada durante el mandato democrático de Rómulo Betancourt (1908-1981).

En el transcurso de mi existencia, mientras viví en Venezuela, solo o con la familia, llegué a cruzarlo, de ida y de vuelta, cientos de veces.

Y tenía suficientes razones. Mi madre era Zuliana, y siempre estuvimos en contacto con nuestra familia. Además, incontables vacaciones pasé en la casa del Tío Isilio (hermano de mi madre) y Tía Esther, para pasarla con los primos hermanos González Osorio, especialmente Alfonso y Luis Alberto.

Ese puente, diseñado por el ingeniero italiano Riccardo Moranti (1902-1989), ligeramente modificado por el Consorcio Puente de Maracaibo, fue construido en concreto armado y pretensado, con su área central “atirantada” y sus bases ancladas a una profundidad de 60 metros.

Atraviesa el Lago de Maracaibo en una de sus zonas mas estrechas, entre Santa Rita y San Francisco, con un recorrido de unos ocho kilómetros. Es el segundo puente en su tipo en Latinoamérica, y está entre los 100 más grandes del mundo.

Poco tiempo después se popularizó en el occidente del país (¿o quizás en todo el país?) un dicho que intentaba definir lo duradero de ciertas cosas: “Esto durará (o continuará, o existirá, se mantendrá, etc.) hasta que se caiga el puente.”

A un par de años de haber sido construido, un super tanquero de la Creole Petroleum Corporation, filial de la Standard Oil Company, sufrió una falla. A pesar de las maniobras para desviar el curso de la nave, rozó los pilares 31 y 32, ocasionando el derrumbe de 259 metros de la estructura. Aunque no se cayó el puente, sino solo un pedazo, ¡el dicho aquel parece haber perdido sentido desde ese momento!

Entre los puentes que he conocido y más me han impactado está el hermoso Ponte dei Salti, que cruza el rio Verzasca en Lavertezzo, Ticino, en la Suiza italiana. Este es un puente de piedra de doble arco, cuya construcción data de tiempos medievales, hace unos 400 y tantos años.

Otro puente memorable es el italiano Ponte Vecchio. También de piedra y medieval en origen, posee tres arcos rebajados con tímpano y cruza el río Arno, en Florencia. Es el único del pueblo que se salvó de ser destruido durante la segunda guerra mundial.

El puente esta frente al centro de Florencia, al norte del Arno, uniendo la vía que sale de la Piazza del Duomo y pasa por la Piazza della Signoria, con el área del Palazzo Pitti y Santo Spirito en el Oltrarno, al sur del río.

Curiosamente, el puente es casi un centro comercial lleno de tiendas de todo tipo. Alguna vez hubo carniceros, curtidores y granjeros. Hoy encontramos joyeros, vendedores de arte y recuerdos turísticos.

Aunque me encantaron la multitud de pequeños puentes levadizos que logré ver y cruzar en Rotterdam y Ámsterdam, en Holanda, incluyendo al mundialmente famoso Puente Magere, o Puente delgado, no creo que tengan paralelo con otro que considero hermoso y extraordinario, el Puente de La Torre.

Este ícono londinense es frecuentemente confundido como el Puente de Londres, nominación que le pertenece a otro puente más sencillo que está un poco más arriba, cruzando también el Támesis.

image host Puente Magere, Amsterdam, Países Bajos

El Puente de la Torre, con sus 290 metros de longitud, es un puente combinado levadizo, colgante y, hasta 1960, en ménsula, construido entre 1886 y 1894, para cruzar el río Támesis cerca de la Torre de Londres.

Pero el puente más llamativo e impresionante que he conocido debe ser, sin duda, el Golden Gate, que cruza el estrecho del mismo nombre, conexión entre la bahía de San Francisco y el Océano Pacifico. Muchos coinciden conmigo en esta apreciación.

Aunque lo conocía en fotografías, tenía que estar frente a él durante mi primera visita a San Francisco.

Viviendo en Fresno, California, pude visitarlo y recorrerlo múltiples veces. Este puente, inspirado en la arquitectura Maya, pero al estilo Art Deco, destaca fácilmente gracias a sus dos enormes torres y su distintivo color “anaranjado internacional.” Es quizás el icono más representativo de la ciudad.

Este puente colgante conecta a San Francisco con Sausalito. Aunque el ingeniero jefe del puente fue Joseph Baermann Strauss (1870-1938), los toques estéticos finales del puente (incluyendo la escogencia del color) fueron realizados por el arquitecto Irving Morrow (1884-1952), entonces casi desconocido.

Los detalles diseñados por Morrow convertirían al Golden Gate en uno de los ejemplos arquitectónicos Art Deco más grandes del mundo.

El puente está conectado a la ciudad de San Francisco por un imaginario cordón umbilical que aún está por cortarse. Lo hermoso de esta obra desafía casi cualquier descripción.

Sin embargo, el humorista Herb Caen (1916-1997), quien fuera residente de San Francisco, logró, para mí, una de las mejores impresiones sobre tan impresionante puente: "Esta estructura mística, con su perfecta amalgama de delicadeza y poder, ejerce un efecto sobrecogedor. Su eficacia no puede ocultar el arte. Hay corazón y alma allí. Es un objeto para contemplar durante horas.”

Notas

Anónimo (2017) ¿Hubo un puente sobre el río Kwai?
Infrastructure report card. (2021) Bridges.
Locke, T. (2011) Puentes del Mundo. Madrid: Susaeta. 256 pp.