La gran utopía idealizada por Tomás Moro planteaba un sistema político y social perfecto. Tal vez esa ambición de abarcarlo todo nos ha llevado a concebir tal estado como sinónimo de lo inalcanzable, de lo imposible, y a resignarnos frente a las carencias del presente.

Sin embargo, pensar la utopía como algo concreto y cotidiano —capaz de satisfacer deseos simples, donde compartir y cooperar se convierten en actos transformadores— abre la posibilidad de experimentar el pensamiento utópico en diversos contextos y convertirlo en una práctica política real. Desde el arte y otros ámbitos, las utopías plurales, los proyectos situados y en proceso, que comprenden la realidad como algo imperfecto y en constante cambio, entienden lo utópico no como lo irrealizable, sino como un impulso inherente al ser humano, ligado al deseo de vivir de manera más justa y plena, donde puedan emerger futuros alternativos.

La utopía es, entonces, un lugar en permanente construcción, una posibilidad para profundizar en estrategias que impulsen su concreción. Es fundamental entenderla como un espacio donde convergen diversas formas de pensar el presente, y donde esas estrategias se convierten en los peldaños hacia un futuro deseado, a partir de una transformación significativa del ahora.

10 años buscando El Dorado es una revisión de estas utopías concretas. Propone una lectura en la que distintas preocupaciones se entrelazan y dialogan de forma coherente, abordando espacios de interpretación divergentes, desplegando contextos y multiplicando fuerzas. Es un lugar de intensidades compartidas, donde es posible la comunión con el otro, que invita a renovar miradas, afectos, impulsos y deseos. Al mismo tiempo, insiste en una pregunta por el arte como medio para interpelar las bases de nuestro presente, y por el rol del artista en la construcción de nuevas realidades.