Si tuviera que explicar cuál es mi búsqueda como pintora, lo haría con estos dos trabajos: Registro 42, porque es el resultado de un ejercicio de análisis y de síntesis, y Hojas sueltas (tabla 2), porque es el panel de estudio más reciente, donde está todo.

Y me gustaría llevarlos a un espacio recogido, en silencio, y dejar que hablen ellos.

En La Cripta de la Galería Rafael Pérez Hernando se dan estas condiciones: tiene una escala muy humana, hay silencio y se escucha lo que dice la pintura.

A través de la pintura, estudio el comportamiento de la naturaleza en territorios que se expresan con lo esencial. Territorios desiertos y crudos, poco manipulados, sin adornos y en apariencia vacíos.

Actualmente, estoy trabajando en regiones de estepa, tundra y taiga, y en el alto Ártico. Registro 42 está concebido a partir de los rasgos de la atmósfera de Hövsgöl, en Mongolia. Allí encontré color y no color, lleno y vacío, crudo y hecho, ornamento y desnudo; elementos orgánicos, planos y geometría.

Registro 42 tiene un color, una composición y una expresión que está en el borde, al límite, a punto de dejar de ser.

A la intemperie, a la hora del crepúsculo, el color y la estructura de los espacios naturales participan de esta tensión: están a punto de dejar de ser.

Hojas sueltas (tabla 2) es un panel de trabajo con registros de la atmósfera del Ártico.

Hay papeles pintados y encontrados; piedra y madera sin aderezo.
Hay accidentes y errores; ruido y silencio.
Hay luz negra, verde crudo y un turquesa inexplicable.

Hay listas de palabras con los atributos del lugar original, con referentes y referencias a otras disciplinas. Está Christian Bobin, Barry López, John Tavener y el Himno a la Materia, de Teilhard de Chardin.

Hay contestación y pregunta.

Registro 42 y Hojas sueltas (tabla 2) evocan una atmósfera que está al límite, a punto de dejar de ser.

Pero en La cripta, que hablen ellos, que hable la pintura.

(Texto de Lourdes Castro Cerón, 2025)