Este año en la Galería José de la Mano estamos de celebración. 2025 supone un año muy especial para nosotros puesto que se cumplen dos décadas desde la creación de la galería. Veinte años en los que hemos sido pioneros en recuperar la memoria de muchos artistas ‘olvidados’ pero trascendentales en la historia del arte español de las décadas centrales del siglo XX. Y qué mejor proyecto para celebrar este feliz acontecimiento que recuperar al artista con el que empezó todo allá por 2005, el catalán Virgilio.
Nacido en la localidad gerundense de Olot en 1915, Virgilio se instala muy pronto en Barcelona, donde entra en contacto con las primeras vanguardias artísticas. El estallido de la Guerra Civil le sorprenderá en Madrid, motivo que le hace regresar de inmediato a Cataluña donde comienza a realizar labores propagandísticas para la causa republicana, ingresa en la FAI (Federación de Anarquistas Ibéricos) y se alista como voluntario para participar en el Frente de Aragón. En febrero de 1937 parte al exilio francés y se instala en París. Tras vivir una temporada en Montauban, y contraer matrimonio, estalla la Segunda Guerra Mundial y este hecho le obliga a trasladarse a un lugar más seguro, al sur del país, región que se convertiría en uno de los bastiones de la resistencia española. En concreto se instala en la ciudad de Toulouse, donde se integra de lleno en la colonia de artistas que intentan reanudar su actividad artística. Hacia 1945 su salud se va deteriorando y dos años después Virgilio fallece en su casa de Toulouse a causa de la tuberculosis, enfermedad que había contraído durante la guerra, a la temprana edad de treinta y dos años.
Su aportación estética parte básicamente de experiencias de origen cubista, que remiten directamente a artistas fundamentales como Juan Gris: guitarras, veladores, jarras y porrones, motivos que le sirven de pretexto para construir austeros bodegones, de sobrio cromatismo, además de paisajes y vistas urbanas geometrizadas. Algunas de sus primeras obras neocubistas se expusieron en la parisina Galería Castelucho en una muestra colectiva dedicada a los artistas de la guerra bajo el título Exposición de pintores de la España libre.
En la segunda y última etapa de que consta la breve vida artística de Virgilio asistimos al salto a la abstracción, pero una abstracción de base exclusivamente geométrica, muy sintética y de gran radicalidad formal, con planos que se superponen, círculos concéntricos, triángulos, diagonales, flechas… Desde el orfismo del matrimonio Delaunay pasando por el sincromismo americano, el suprematismo de Malevitch y Rodchenko… o el neoplasticismo holandés de Vantongerloo, que seguirán artistas como Herbin, Kupka o Gleizes… todos ellos son nombres y propuestas plásticas que, sin lugar a duda, acuden a nuestra memoria cuando contemplamos una obra de ‘nuestro’ Virgilio.
Para este proyecto tan especial la galería ha decidido contar con la colaboración del artista Vítor Mejuto (Barcelona, 1969) que, a través de un breve ensayo, aporta su visión contemporánea como creador geométrico sobre la obra de este pionero de la geometría española, figura decisiva para renovar la vía de las vanguardias y la modernidad durante la década de los cuarenta del pasado siglo.















