Las mujeres vivimos este momento como un auténtico ciclón, que llega con fuerza para ir desvaneciéndose poco a poco hasta su nueva sacudida. Por el camino, modifica paisajes emocionales y físicos a tutiplén.
Los ciclos menstruales comienzan en la pubertad y terminan al llegar la menopausia. Así que, gran parte de nuestra vida está marcada por este ritmo periódico que nos afecta tanto física como emocionalmente.
Es la preparación cíclica del cuerpo para crear nueva vida. Sí, como os dijimos las chicas estamos fisiológicamente preparadas para hacer bebés –es uno de nuestros súper poderes-.
Por eso, cuando hablamos de ciclo menstrual nos referimos a un proceso biológico y no solo a los días de la menstruación. Al venirnos la regla, reseteamos todo el mecanismo y comienza un nuevo ciclo.
Vamos a ver cada una de las fases del ciclón menstruación, que nos va a acompañar durante mucho tiempo, para entender un poco mejor qué nos ocurre por dentro en este proceso cíclico tan importante.
Duración y fases del ciclo menstrual
El ciclo menstrual de una mujer se refiere al período de tiempo que abarca desde el primer día de un período menstrual hasta el primer día del siguiente período. Dura unos 28 días, pero puede variar significativamente de unas a otras. Algunas tenemos ciclos más cortos, de alrededor de 21 días, mientras que otras podemos tenerlos más largos, de hasta 38 días.
Nadie puede decirte cómo va a ser tu ciclo; es algo exclusivo de cada una de nosotras. Sin embargo, es cierto que no siempre sabemos en qué momento de él estamos, y a menudo tenemos síntomas físicos y emocionales que no sabemos ubicar.
Para comprender mejor el impacto que tiene en ti, prueba a hacer un seguimiento. Es una buena idea observar cuándo empieza y termina tu menstruación y anotar mentalmente todo lo que sientas; nos referimos a síntomas físicos y emociones. De este modo, vas a aprender a leer tu cuerpo y la forma en que se siente cuando algo no va bien.
Una de las cosas más importantes que te permite hacer el seguimiento es anticiparte a lo que te va a deparar tu ciclo, tanto lo bueno como lo malo. Al cabo de unos meses, podrás entender mejor todo lo que ocurre dentro de ti en ese momento y, mediante un proceso de eliminación, serás capaz de determinar qué es lo que no está relacionado en absoluto con tu ciclo.
Es importante tener en cuenta que la duración del ciclo menstrual puede variar de un mes a otro e incluso a lo largo de nuestras vidas. Si estás preocupada por la duración de tu ciclo menstrual o experimentas cambios inusuales en él, como patrones muy irregulares o desajustes, tienes que consultar sí o sí con tu gine para que verifique que no existe ningún problema.
Fase folicular o preovulación
Son los días que suceden desde el primer día de sangrado y el inicio de la ovulación. Durante esta fase, varios folículos, como pequeños saquitos con óvulos, comienzan a desarrollarse en los ovarios. Cada uno de ellos contiene un óvulo inmaduro.
Es aquí cuando la glándula pituitaria, situada en el cerebro, libera una hormona llamada folículoestimulante o FSH, con un papel importante, porque estimula los folículos ováricos y los hace crecer y madurar.
Bajo la influencia de la FSH, uno de estos folículos se desarrolla más rápido que los demás y se convierte en el folículo dominante. Es el único que continuará creciendo y pasará a la fase siguiente.
Los folículos liberan estrógeno, una hormona que estimula el crecimiento y engrosamiento del revestimiento del útero, conocido como endometrio.
La duración de la fase folicular puede variar de una mujer a otra, pero generalmente abarca aproximadamente las dos primeras semanas de un ciclo menstrual típico de 28 días. Cuando el folículo dominante alcanza la madurez, libera una cantidad significativa de estrógeno, lo que desencadena la siguiente fase del ciclo: la ovulación.
Ovulación
Con ella, el óvulo maduro se libera desde uno de los ovarios y comienza su viaje hasta el útero a través de las trompas de Falopio. Allí puede encontrarse con un espermatozoide si tienes relaciones sexuales.
Esta fase ocurre en el centro de tu ciclo menstrual, sobre el día 14 en un ciclo tipo, ya sabes, de 28 días. Aunque la fecha exacta depende de la longitud de tu ciclo.
La ovulación es un momento óptimo para quedarse embarazada, ya que el óvulo es viable durante un corto período, alrededor de 12 a 24 horas. Si un espermatozoide se encuentra con tu óvulo y lo fertiliza, hay opciones para un embarazo.
Es aquí cuando se desencadena la producción de la otra hormona importante del ciclo, la progesterona. Su llegada ayuda a preparar el útero para la implantación de un óvulo fecundado. Pero tranquila, si no quieres quedarte embarazada, te alegrará saber que la progesterona también regula la tensión arterial y mejora el estado de ánimo y el sueño.
Se sabe que hasta un 40 por ciento de nosotras sabemos que estamos ovulando porque experimentamos cierto grado de dolor. La mayoría ni nos enteramos. Otra forma de saber si estamos en esta fase es notar cambios en el flujo vaginal, cuando es transparente y elástico en lugar de seco y pegajoso, o muy acuoso.
La liberación del óvulo se alterna aleatoriamente cada mes, dependiendo de qué ovario esté ovulando. O sea que no es cierto que un mes le toque al derecho y otro al izquierdo, puede repetirse dos meses seguidos el mismo ovario o no. La razón es un misterio por descubrir.
Fase lútea
Tras liberar el óvulo, el folículo se cierra, y las células que han quedado allí cambian y forman el cuerpo lúteo, que produce progesterona. Esta etapa dura de 12 a 16 días, más o menos.
Es el momento en el que la progesterona y el estrógeno hacen que el revestimiento del útero (endometrio) se espese más y acumule líquido y nutrientes para alimentar posibles embriones.
Cuando el óvulo no se fertiliza, los niveles de progesterona disminuyen y el cuerpo lúteo degenera. También disminuye el nivel de estrógeno, y las capas superiores del endometrio se rompen y se desprenden, desencadenando la menstruación y, con ella, la eliminación del endometrio.
Menstruación
¿Sabías que todas tendremos unos 400 ciclos menstruales de media durante nuestra vida fértil? Eso quiere decir que nos pasamos de cinco a ocho años sangrando, así que conocer la menstruación mejor es algo en lo que merece la pena detenerse.
Ya sabemos que la causa de la regla es la descamación del revestimiento del útero, que se conoce como endometrio. Para entendernos, cuando nos “baja” la regla, lo que ocurre es que la sangre y el tejido sobrante del útero se desechan a través del cuello uterino y la vagina.
En realidad, funciona como un reloj interno que se activa cuando nos viene la primera menstruación (menarquia) y termina con la menopausia.
La paleta de colores de tu regla puede ir del rosa claro al marrón oscuro, pasando por el granate y el rojo intenso. No hay motivo para asustarse por ello; ten en cuenta que estás expulsando tanto sangre como restos de tejido, y las tonalidades cambian mucho.
Por otra parte, las molestias relacionadas con la menstruación son una experiencia común y pueden variar en su intensidad y duración. ¡Ojo! Cada mujer es un mundo, y por eso tenemos síntomas muy diversos, que van desde el dolor de cabeza o en la parte baja de la espalda, hasta los famosos cólicos, hinchazón, náuseas y un largo etcétera.
Cuando el dolor es muy fuerte, lo llamamos dismenorrea, y si los síntomas desagradables tienen lugar durante el ciclo menstrual, hablamos de SPM – síndrome premenstrual-. Más adelante vamos a hablar de ambos con detalle.
Ahora bien, que te quede claro que durante la regla no te conviertes en ningún "monstruo de siete cabezas" con salidas de tono y cambios bruscos de humor. Mito número uno que hay que derribar.
Las mujeres experimentamos todos los meses cambios hormonales y fisiológicos que están en nuestra naturaleza. Forman parte de nosotras y son tan normales como la digestión, la respiración o el crecimiento. Además, cumple con varias funciones esenciales:
Es un indicador de nuestra salud y bienestar a lo largo de toda la vida.
Nos proporciona un contexto importante, tranquilizador y fortalecedor. Al conocerla bien, podemos obtener lo mejor de nuestro cuerpo en cada etapa de la vida.
Puede ser un apoyo y guía en la pubertad, cuando las hormonas empiezan a hacer de las suyas y nos sentimos algo confusas y caóticas.
De la misma manera, nos prepara y empodera para hacer frente a los años de la perimenopausia y la posmenopausia.
Es una guía de fertilidad ya que, tomando el periodo como referencia, puedes descubrir cuáles son tus días más fértiles. Por regla general, estos son en torno al 13/14 contando desde el día primero de la menstruación.
El "reconocernos cíclicas" nos ayuda a relacionarnos con nosotras mismas de manera saludable, sin exigencias, culpas ni juicios de ningún tipo. Nos permite respetarnos porque sabemos qué se mueve en nuestro interior y estamos en una mejor posición para comunicar nuestras necesidades a los demás y establecer límites sanos.
Los ciclos irregulares
El ciclo se considera irregular cuando tiene una duración diferente cada mes y no sabemos cuándo nos va a venir la regla. Las causas pueden ser tanto externas como internas.
El embarazo es uno de los cambios más importantes que justifican la irregularidad, pero hay muchos más. Te damos una lista de los más significativos:
-Desequilibrios hormonales. Problemas en la función de la glándula tiroides, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, pueden causarlas. El exceso o deficiencia de otras hormonas como el estrógeno y la progesterona también justifican las irregularidades.
-Condiciones como la endometriosis o los fibromas uterinos son otra de las causas.
-Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP). De nuevo, una afección hormonal que puede provocar ciclos menstruales irregulares debido a la presencia de quistes en los ovarios.
-Embarazo o lactancia. Sí, en ambas etapas las mujeres experimentamos cambios en la menstruación y la ausencia de períodos.
-Perimenopausia. La transición hacia la menopausia suele estar marcada por ciclos irregulares.
-Amenorrea hipotalámica. Es un trastorno que ocurre cuando el hipotálamo, una glándula en el cerebro que juega un papel fundamental en la regulación hormonal, deja de liberar adecuadamente la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), que es necesaria para iniciar el ciclo menstrual.
-Estrés. Un gran enemigo que desde luego puede influir en el ciclo.
-Cambios bruscos de peso y ejercicio extremo o repentino. Tienen un impacto significativo en nuestro cuerpo y en la salud en general.
-La toma de métodos anticonceptivos hormonales. Una causa muy frecuente que hace que el ciclo sea más largo y que la regla venga más tarde o varíe.
Menarquia – Menopausia
La palabra “menarquia” viene del griego "men" que significa "mes" y "arquia" que significa "comienzo" o "principio". Por lo tanto, es el inicio de nuestro ciclo menstrual cuando somos niñas o adolescentes, marcando la primera regla.
Es el paso hacia la madurez y la capacidad reproductiva va llegando como una leve brisa que poco a poco se irá haciendo más fuerte. Cuando experimentamos la menarquia es normal que tengamos reacciones que a veces son casi contrarias. Algunas nos sentimos abrumadas y confusas ante el inicio de una etapa llena de cambios. Otras lo estamos deseando como manera de reafirmar nuestra autonomía.
Necesitas información para poder construir una narrativa de la menstruación que no se arraigue en el miedo y la vergüenza, sino en el orgullo y en el respeto hacia tu cuerpo. Por eso, nuestro consejo es que lo hables con quién más confianza te dé (ya sea tu madre, amigas, hermana...) y preguntes todo lo que necesites saber. No descartes acudir a un profesional si se queda algo en el tintero, siempre de la mano de una persona de tu entorno. La comunicación clara y abierta es el camino adecuado para normalizar y desestigmatizar este fenómeno natural.
Saber cuándo va a llegar la primera regla es casi imposible y la edad puede oscilar mucho de unas chicas a otras. Suele ocurrir entre los 10 y los 16 años, pero es importante destacar que la edad de la menarquia puede variar significativamente de una persona a otra debido a factores genéticos, nutrición, salud general y otros factores individuales.
Además, cada vez es más frecuente que se dé una pubertad precoz, es decir, el inicio de los cambios físicos del desarrollo antes de lo habitual. Hay niñas que tienen su primera regla a los 8 o 9 años. Esta tendencia puede deberse a una variedad de factores, como la exposición a productos químicos en el medio ambiente, la obesidad infantil, la dieta y la nutrición, así como factores genéticos.
La menarquia precoz puede tener implicaciones tanto médicas como emocionales para las niñas que la experimentan y aunque, a priori, no es un problema grave, lo indicado es consultarlo con la gine.
Durante la pubertad, vas a experimentar una serie de cambios biológicos tanto en el cuerpo como en el cerebro. Empiezan dos o tres años antes de que llegue la primera regla y algunos son muy visibles. Algunas de las señales claras son:
-Botón mamario. Suele ser la primera en aparecer y se presenta como un pequeño bulto bajo uno o ambos pezones que puede estar acompañado por sensibilidad.
-Aparición de vello corporal. Otro indicador claro que comienza generalmente con vello púbico y axilar, y con el tiempo, puede presentarse en otras áreas del cuerpo como las piernas y los brazos.
-En esta etapa las chicas experimentamos un crecimiento más rápido y un aumento en la estatura. Es frecuente que seamos más altas y más grandes que nuestros compañeros de clase.
-Los cambios en la piel, particularmente la aparición de acné, son otra pista que nos anuncia la pubertad debido a un aumento en las hormonas. La piel puede volverse más grasa y propensa a los brotes.
-Y las hormonas son de nuevo las culpables de que sintamos cambios emocionales.
-La aparición de un flujo vaginal blanquecino o amarillento es una señal que puede resultar desconcertante, pero es importante que no te alarmes. Es completamente normal y forma parte de los cambios físicos que anticipan la primera menstruación.
Tras tu primera regla comienza el ciclo menstrual que te va a acompañar hasta que llegues a la menopausia, momento en el cual la menstruación cesa permanentemente.
La primera visita al gine debería considerarse una parte esencial de nuestro crecimiento y desarrollo. Una buena edad para ir por primera vez puede ser entre los 13 y los 16 años. Verás, no tiene por qué ser una consulta para un examen intrusivo, puede ser una conversación para aprender sobre los cambios corporales y lo que puedes esperar en los próximos años.
Otra cosa es que hayas iniciado las relaciones sexuales. En este caso, tienes que ir a tu gine lo antes posible para obtener toda la información necesaria. Si tienes menstruaciones muy dolorosas o irregulares, o si notas algún otro problema relacionado con tu salud reproductiva, también es el momento de dejarte caer por la consulta.
Recuerda, no hay ninguna pregunta que sea demasiado pequeña o insignificante cuando se trata de tu salud y bienestar.
A partir de este momento, se espera que la menstruación te visite cada 28 días –hablamos siempre de un ciclo tipo-. Es muy normal que durante los primeros dos o tres años sea algo irregular, variando tanto en la cantidad de sangrado como en la duración de los ciclos, o incluso que no ovules. Esto se debe a que la producción de hormonas todavía no es regular.
Con el tiempo, la menstruación tiende a estabilizarse.
Climaterio: perimenopausia, menopausia y posmenopausia
La palabra menopausia quiere decir “última regla” y, aunque coloquialmente usamos este término para referirnos a todo el proceso anterior y posterior, la verdad es que lo más correcto es hablar de climaterio. Esta etapa de transición tiene diferentes fases durante las cuales vamos a experimentar una serie de cambios que irán apareciendo poco a poco.
Dentro del gran ciclón que supone nuestro ciclo menstrual, llega un momento en el que nos enfrentamos a una tormenta tropical, con vientos que giran más rápido y cambios hormonales que se suceden como olas agitadas. ¡Bienvenida a la perimenopausia!
Te va a tocar enfrentar una etapa en la que los ovarios se vuelven más lentos y liberan menos óvulos y, además, se reduce poco a poco el nivel de estrógeno. Tus reglas comenzarán a ser más irregulares y puedes esperar tanto sangrados más escasos como extremadamente abundantes.
Es lo que tienen las tormentas, van cambiando el nivel de intensidad. Lo bueno es que no hay por qué alarmarse, basta con estar preparada ante los cambios que se avecinan.
Los estudios sitúan la perimenopausia entre los cuarenta y los cincuenta y pocos años. El tramo de edad es amplio y a menudo, se confunden sus síntomas con los del Síndrome Premenstrual (SPM). El signo más claro de que has llegado a esta etapa son las menstruaciones irregulares.
El 80 por ciento de las mujeres experimentamos sofocos. Otros síntomas frecuentes son la dificultad para dormir, dolores de cabeza, hinchazón, sequedad vaginal, propensión a experimentar cambios de humor… Literalmente hay cientos de síntomas declarados, pero no te agobies porque aparecen de forma puntual.
A lo mejor te preguntas cuánto dura. Este periodo transitorio puede tomarse unos meses o incluso años. Se sabe, que una de cada diez mujeres tendrán una transición abrupta por lo que, lo más lógico es que estés en una franja más amplia de tiempo.
Una buena pista nos la da la herencia genética. Pero ¡ojo! No siempre podemos fiarnos de la edad a la que le empezaron los trastornos a nuestra madre, simplemente porque tenemos tías y abuelas –por parte materna y paterna-. Y no sabemos a quién hemos salido de todas ellas.
El punto de transición a la menopausia se define oficialmente cuando estamos sin menstruación durante 12 meses consecutivos. Es el corazón de la tormenta porque en ella suelen confluir un conjunto de síntomas más amplio. Pero antes de adentrarnos en ellos, es importante saber que la menopausia puede venir antes de tiempo. ¿Qué pasa si aparece mucho antes?
Menopausia prematura
Un pequeño porcentaje de nosotras recorre este camino unos años antes o después de los cuarenta –entre los 35 y los 44 años-. Y una de cada cien mujeres completa la transición menopaúsica a los 40 o antes.
En estos casos, existe un alto componente hereditario. Factores como el tabaquismo y enfermedades como el VIH o los trastornos de la tiroides, pueden desencadenarla.
A menudo, se da porque existe una enfermedad del sistema inmunitario o desnutrición que contribuye a la aparición de la menopausia prematura. También puede ser provocada por algún tipo de estrés crónico - algunas deportistas de élite que entrenan de manera competitiva lo sufren-.
La insuficiencia ovárica precoz (IOP) es otro de los motivos que generan una menopausia prematura. Puede tener varias causas, que incluyen factores genéticos como el Síndrome de Turner y el Síndrome de X frágil. Intervenciones quirúrgicas anteriores en los ovarios, tratamientos como quimioterapia o radioterapia, y enfermedades autoinmunes pueden desencadenar esta condición. Es importante destacar que en alrededor del 90 por ciento de los casos, su causa es desconocida.
Esta condición puede tener implicaciones significativas para la salud y la fertilidad. Afortunadamente es reversible en muchos casos con terapia hormonal sustitutiva (THS).
En definitiva, la menopausia temprana es un fenómeno complejo influenciado por una variedad de factores genéticos y ambientales. Por eso, el médicx será quién valore el enfoque y tratamiento idóneo para ti.
Menopausia artificial
Si has pasado por un tratamiento como la quimioterapia, radioterapia pélvica para el cáncer o la extirpación quirúrgica de los ovarios, sabes muy bien de qué hablamos. La abrupta disminución de los niveles de estrógeno causada por estos tratamientos puede desencadenar síntomas severos de la menopausia, como sofocos, sequedad vaginal, problemas de sueño y cambios de humor.
Es fundamental que si te han inducido la menopausia busques apoyo médico y emocional, ya que los cambios pueden ser drásticos. No estás sola en esta transición y existen numerosos recursos y profesionales dispuestos a brindarte la asistencia necesaria. Recuerda que tu fortaleza y valentía son una fuente de inspiración para los que te rodean.
Los síntomas más comunes de la menopausia fisiológica, precoz e inducida, pueden variar en intensidad y frecuencia. Vamos a ver alguno de ellos:
Reglas irregulares o anormales (con mucha frecuencia, sangrado excesivo).
Hinchazón y sensibilidad en los pechos.
Sofocos.
Dolor de ovarios.
Trastornos del sueño.
Cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, desazón e incluso depresión).
Subida de peso (en concreto, aumento de la grasa alrededor del abdomen y caderas).
Dolores de cabeza o migrañas.
Disminución de la densidad ósea.
Sequedad vaginal.
Tendencia a las infecciones de orina y cistitis.
Incontinencia urinaria.
Menor impulso sexual.
Colesterol alto.
Cuando comiences a notar que esta etapa ha llegado, intenta tomártelo con la mayor tranquilidad y naturalidad posible. Confía en tu gine para trazar juntas un plan acción que te permita sentirte más segura.
Por supuesto, habla con tu pareja, si la tienes, y con tu entorno más cercano para encontrar las cosas que te hacen sentir cómoda y feliz.
Durante mucho tiempo el diagnóstico de la menopausia se basaba en la edad y los síntomas. Hoy en día es frecuente recurrir a análisis clínicos, para confirmar los niveles hormonales.
No siempre será necesario que los realices y aquí el criterio médico es el que prevalece. ¿Por qué se hacen? Al conocer los niveles de hormonas como el estrógeno, la progesterona, testosterona y la hormona tiroidea –entre otras-, tu médicx puede saber en qué fase de la menopausia te encuentras.
Esto es muy útil para determinar si eres una buena candidata para recibir terapia de reemplazo hormonal (THM). Si los síntomas de la menopausia afectan de manera significativa a tu calidad de vida, es probable que te la recomienden.
Hay muy buenas noticias si es tu caso. El progreso positivo en el campo del apoyo hormonal ha posibilitado que existan estrategias efectivas y muy seguras. Como siempre, déjate guiar por tu gine.
Postmenopausia
La menopausia es el epílogo de nuestra historia de ciclos menstruales. Más allá de la tormenta, el mar empieza a calmarse. Los síntomas comienzan a disminuir, pero algún nubarrón puede cruzarse en nuestro camino.
En este momento surgen nuevos desafíos, como la lucha contra los riesgos a largo plazo para la salud debido a la disminución de los niveles de estrógeno. Has entrado en la postmenopausia y te aseguramos que es muy interesante.
Su duración varía dependiendo de cuándo has tenido la menopausia. Por ejemplo, si se presenta a los 50 años, la etapa de postmenopausia se extenderá durante 15 años. Pero si llega a los 55 años, su duración será de 10 años.
La naturaleza trabaja por su cuenta y esos cambios fisiológicos vienen de la mano de algunos problemillas de salud. Te los contamos para que los tengas fichados.
La sequedad vaginal es común durante y después de la menopausia, causada por la disminución de los niveles de estrógeno. Sentirás desde pequeñas molestias, hasta picazón e incluso dolor durante las relaciones sexuales. Sin embargo, existen soluciones eficaces, como los lubricantes y los tratamientos locales de estrógenos. Nosotras te recomendamos que utilices una hidratante vaginal, ya que, a diferencia del lubricante, no altera la flora bacteriana vaginal.
La Incontinencia, en concreto la incontinencia de esfuerzo, que es la que hace que perdamos pequeñas cantidades de orina al toser, estornudar, reír o hacer ejercicio. ¡No hay razón para desesperarse! Puedes hacer ejercicios específicos para la zona que ayudan a manejarla.
Infecciones vaginales y del tracto urinario. Pueden causar dolor al orinar, infecciones vaginales fúngicas, inflamación pélvica, cistitis, etcétera. La consulta del médicx es el lugar ideal para tratarlas.
Enfermedades Cardiovasculares son una preocupación importante en la postmenopausia. Muchas de nosotras experimentamos cambios en los niveles de colesterol y presión arterial, aumentando el riesgo de enfermedades del corazón. Es esencial adoptar un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada y ejercicio regular.
Pérdida de masa ósea que, unida a la menor producción de colágeno puede conducir a la osteoporosis.
Diabetes tipo 2. Los niveles bajos de estrógeno pueden afectar a la sensibilidad de insulina. Mantente alerta ante signos como la sed excesiva, la micción frecuente, la fatiga y la visión borrosa.
Cada una de estas etapas es una parte integral de la travesía de nuestra vida, una aventura llena de cambios, desafíos y autodescubrimiento. Lo que tenemos que perder no se acerca ni de lejos a lo mucho que vamos a ganar, siendo capaces de redefinir con sabiduría lo que significa cumplir años.
La información es de nuevo la clave para no tragarte ninguna de las terribles profecías sobre el paso del tiempo y sus peligros. Además, no estás sola, somos muchas y tenemos de nuestra parte un montón de soluciones y superhéroes en batas blancas (tus médicxs) listos para ayudarte.
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