Max Estrella presenta la segunda exposición individual de Leyla Cárdenas (1975, Bogotá, Colombia). Cada vez es más compleja la interpretación de un mundo construido por y para la imagen, con sobredosis de información visual. En este contexto la artista colombiana decide tratar objetualmente las imágenes fotográficas que manipula en sus proyectos. Estas fotografías emulsionadas sobre textil se convierten en espectros en constante mutación, inestables y desestabilizadas estructuralmente.

Los hilos de sus textiles destejidos cargan el revés de la imagen: es imposible el reflejo o la representación. El observador se detiene ante fragmentos de líneas y partículas que forman parte de una historia más larga. Una historia que se envuelve y se desenvuelve, que va y viene colisionando la dirección del sentido, así como las palabras palindrómicas.

La muestra consiste en una serie de instalaciones que destejen el orden establecido de un panel fotográfico y proponen posibles desestructuras a las que se enfrentan los modos de ver contemporáneos.

El presente proyecto nace de la residencia de la artista en Mallorca en 2024 donde se documentó sobre el origen distinto de las islas Baleares.

La artista relaciona la evolución geológica del planeta con la obra de Jorge Luis Borges El jardín de los senderos que se bifurcan donde, en ambos casos, el tiempo no es un actor lineal.

Nada más entrar en la sala nos reciben dos obras que reflejan la bifurcación de la tierra en las cuevas de Artá, Mallorca. Aquí, Cárdenas comienza su juego entre trama y urdimbre, destejiendo y añadiendo volumen. Estos lugares geológicos registran el paso del tiempo en el espacio, obsesión de todo geólogo y de la artista. A continuación, nos desplaza a la cantera donde extrae el ser humano la piedra que se convertirá después en las construcciones que habitamos. La cantera, en este caso, la bellísima Pedreres de s´Hostal en Menorca sería el origen y final de todo. Son varias las instalaciones realizadas con imágenes de este lugar mágico y misterioso. Una de ellas, Eterno retorno site-specific, abraza y envuelve uno de los vanos de la galería convirtiendo una viga desvencijada en la proa de una estructura en constante tensión.

En la sala principal, la artista añade más piezas al puzzle titulando la imagen de la cantera en forma de V El origen del mundo, en referencia a la obra censurada a Courbet en el siglo XIX. Aquí una doble tela sin trama nos invita a rodearla para observar la piedra de marés y todas las huellas de la explotación humana. Esa retícula marca el origen de los bloques que conformarán construcciones posteriores. El resultado es un dibujo esculpido por las máquinas que rasgan las piedras, una escultura colectiva sobre una imponente roca. En la misma sala, podemos ver la gran instalación Trama palimpséstica de Bellver a partir de las fotos realizadas por Leyla Cárdenas en los muros del Castillo que preside la isla de Mallorca.

Estos muros de piedra son todo menos silenciosos ya que están llenos de inscripciones y grabados realizados desde su origen en el siglo XIII. Desde las firmas de los canteros hasta los grafitis contemporáneos el palimpsesto convive con los líquenes que la naturaleza adhiere para reclamar su coautoría en este enorme mural vivo. La instalación está sostenida por unos añejos puntales que demuestran la transitoriedad de nuestra existencia.

Cierra la sala Varios porvenires, en este caso un trabajo cuyas fotos nos conectan con su origen colombiano. Esta es una instalación en esquina a partir de una mina de hierro abandonada, material que sale de las rocas de la montaña y símbolo de progreso en su época en la región de Cundinamarca. Una foto en blanco y negro en diagonal nos muestra el negativo de la imagen.

Avanzando hacia el fondo de la sala nos encontramos con Reversar el destramo una variación sobre la cantera menorquina en la que la tensión está fraccionada en partes como las partes que se van desgajando de la cantera. Aquí unas piezas vuelven a tejerse con las otras.

La sala de proyectos alberga la instalación Ficción de río donde una tela cubre en horizontal el espacio con la imagen de un río seco que dibuja y esculpe el territorio.

Finalmente, al fondo se puede ver el vídeo Hilo de río ( el pedernal hace cantar el colmenar) en el que una imagen va dibujando el paso del río seco sobre una pantalla de piedra de la población cercana a Madrid, Colmenar de Oreja, origen de muchas edificaciones locales. Cierra la exposición, como si fuera un bucle, Horizonte que se bifurca un mar en espejo duplicando el paisaje como si de un palíndromo borgiano se tratara.