Me tomé junto a mi familia el tour popular de la ruta del cacao de Chuao. Realmente es un bello poblado de la costa del Estado Aragua, en Venezuela. Un guía local llamado Rauli te muestra muy amablemente el recorrido, como chofer del camión de turismo y caminando junto al grupo de visitantes, a través de los sembradíos de cacao, el proceso básico de cultivo, la transformación local de chocolate rústico –el cual es muy sabroso–, el río que bordea el pueblo y un gran jabillo de aspecto tenebroso.
Es este último jabillo (Hura crepitans), de unos 30 metros de alto y que se encuentra al lado del río Chuao –a medio camino entre la playa y el pueblo, en plenos cultivares de cacao–, el que es motivo de la leyenda local conocida como “Árbol de las almas o de los muertos”. Su aspecto solitario destaca aún más por tener lo que los botánicos o fitosanitarios llaman una corona de agallas desde la base hasta las primeras ramas ubicada a 10 metros de altura.
En palabras del guía Rauli, a quien parafraseo, en la época de la colonia los indígenas locales mantuvieron su independencia de los españoles a un alto costo de luchas mortales con los ibéricos. Posteriormente, los conquistadores dejaron enfermedades traídas por ellos mismos y los esclavos negros que terminarían de extinguir a los aborígenes. Fue entonces cuando los negros y blancos que quedaron fundaron Chuao –alrededor del año 1591– y ellos sembraron los primeros jabillos. El cultivo del cacao requiere sombra y esta se la dan los grandes árboles, como el jabillo. Uno de estos jabillos es el protagonista del mito que se sembró en la zona llamada “Pueblo quemao”. Este árbol tiene unas malformaciones en su tronco que asemejan a caras, brazos y piernas. Los locales dicen que son las almas de los indios y otros muertos locales que se incorporaron al jabillo. Rauli dice que cuando él muera será parte de ese árbol.
Realmente esta corona de agallas es una grave enfermedad que afecta a más de 80 familias, alrededor de 600 especies, de plantas herbáceas y arbóreas. Esos tumores son infecciones de la bacteria Agrobacterium tumefaciens. Ciertamente es muy común entre eucaliptos y árboles de teca. En climas templados, como el de España, afecta mucho al manzano. La bacteria generalmente habita los suelos y es trasladada a las raíces y tallos por insectos o nematodos rastreros que habitan cerca del árbol afectado. Incluso el hombre puede contaminar el árbol al realizar cortes sobre la corteza con herramientas de cultivo.
Se pudiese decir que la enfermedad es similar al cáncer ya que la bacteria transfiere su material genético a las células del huésped causando un crecimiento descontrolado o anormal del tejido vegetal del hospedero. El desarrollo de la enfermedad es óptimo en temperaturas tropicales de entre 25 y 30°C tolerando máximos hasta de 38°C, sin embargo, a menos de 17°C la enfermedad se ralentiza. Por lo cual en climas templados se detiene entre otoño e invierno y regresa en primavera.
La enfermedad no debe confundirse con otros tipos de agallas producidos por la actividad de insectos o nematodos sin presencia de la bacteria. Aunque las características de los nódulos en el tallo y la base de la planta en forma de corona o cinturón afectado es evidencia irrefutable del Agrobacterium tumefaciens.
La corona de agallas puede disminuir el crecimiento y vida de la planta afectada. Se logra combatir biológicamente con la bacteria antagónica Agrobacterium radiobacter o con antibióticos específicos, eso sí, debe hacerse en las primeras edades del árbol o al ver las primeras apariciones de tumores. Cortar las agallas dispersará más la enfermedad. De ser una planta comercial afectada, la aspersión con antibióticos en las plántulas es vital para salvar la cosecha. Siempre se deben esterilizar las herramientas de corte de las plantas con yodo u otro agente axénico.
Otras incongruencias de la leyenda es que los jabillos no son muy centenarios, su promedio de vida es 75 años, y un árbol enfermo durará menos. Así que ese jabillo no debe llegar a los 90 años, es decir su origen no es de hace 5 siglos cuando llegaron los españoles y posiblemente se enfrentaron a los aborígenes locales Caribes. Generalmente son muy susceptibles a rayos, pero más que nada los fuertes vientos de temporada de lluvias los pueden derribar fácilmente. He visto jabillos sanos de más de 25 metros caer en la avenida principal de El Paraíso en Caracas luego de un fuerte vendaval.
Una investigación científica exhaustiva de los tejidos de este jabillo sería interesante de realizar, no encuentro en internet nada al respecto de este jabillo famoso de Chuao. Lo que si me comentan amigos botánicos es que el Agrobacterium tumefaciens tiene un ADN circular fácil de estudiar para terapias génicas que quizás pueda ayudar a curar el cáncer.
Referencias
Arguedas, M. 2009. La corona de agallas (Agrobacterium tumefasciens). Kurú. Revista forestal de Costa Rica, 6(16).
Wikipedia. Agrobacterium y Jabillos.
Fotos familiares de junio de 2025.