Hace no mucho llegué por casualidad a un sitio donde se describía el experimento Universo 25, una locura de las que se hacían en los años setenta y que si se hacen hoy en día no tendrían para nada publicidad, todo lo contrario, estarían bajo estricto secreto.
Universo 25 se trataba de un experimento que dio protagonismo internacional al "drenaje conductual".
El etólogo John B. Calhoun1 buscaba describir el colapso en el comportamiento que puede resultar de la sobrepoblación2. John B. Calhoun decidió experimentar con ratas en una granja en Rockville, Maryland, USA. Sus primeros experimentos datan del año 1947.
Calhoun trabajaba en el Instituto Nacional de Salud Mental en 1954. Comenzó numerosos experimentos con ratas y ratones. Durante sus primeras pruebas, puso alrededor de 32 hasta 56 roedores en un área de 10 x 14 pies en un granero en el Condado de Montgomery. Separó los espacios en cuatro habitaciones. Cada habitación estaba específicamente creada para mantener una docena de ratas, noruegas marrones adultas. Las ratas podrían pasar entre las habitaciones utilizando las rampas.
Dato importantísimo: Calhoun proporcionó recursos ilimitados (agua, comida, y también protección contra los depredadores, enfermedades y el clima). Las ratas estaban en una "utopía de ratas", como otro psicólogo explicó.
Realizó varios experimentos con ratas y en 1972 Calhoun crearía su "Entorno que inhibe la mortalidad en los ratones": una jaula para ratones de 101 pulgadas cuadradas con alimentos y agua reabastecidos para apoyar cualquier aumento en la población.
Llevó el enfoque experimental al límite.
En su más famoso experimento de las series, la población del "Universo 25" llegó a 2.200 ratones y poco después exhibió una variedad de comportamientos anormales, frecuentemente destructivos. Para el día número 600, la población estaba en camino a la extinción.
Una vez más, el hábitat se diseñó para eliminar cualquier factor físico que pudiera haber limitado el crecimiento de la población o haber afectado negativamente el bienestar y la esperanza de vida de los roedores.
Para el día 560, la población alcanzó los 2.200 individuos (frente a los más de 3.500 que podría albergar el Universo 25), y para el día 600 su crecimiento se detuvo por completo.
Los machos mostraron desinterés y, en ocasiones, conductas agresivas hacia las hembras. Las hembras abandonaron a sus crías, o las descuidaron. Pocos ratones sobrevivieron al destete.
A partir de ese día hubo algunas pocas preñeces, pero ninguna cría sobrevivió. Incluso cuando la población volvió a los niveles iniciales del experimento, no se registraron nuevos nacimientos. Los ratones que aún podían reproducirse, como "los hermosos" y algunas hembras que se escondían en los niveles más altos de la jaula, habían perdido toda capacidad social.
Algunas de esas ratas mostraron cambios en la orientación sexual. La colonia se dirigió a la extinción. Las ratas experimentales habían dejado de ser ratas, incapaces de tener relaciones sociales. Una especie de "primera muerte", como la definió el propio Calhoun.
Una muerte social que precedió a la muerte física.
Aplicación a humanos
Aquí es donde John B. Calhoun y otros estudiosos del “drenaje conductual” no llegan a ningún acuerdo. Aunque es altamente significativa la cantidad de posibles síntomas negativos que se asocian al experimento y que pueden tener similitud con ciudades humanas superpobladas o el hacinamiento en determinados casos, como en las cárceles de algunos países, no existe una relación directa con la extinción que sufrieron las ratas en el experimento.
Más allá de si existe una aplicabilidad directa, indirecta o incluso parcial al ser humano, es llamativo saber que estos roedores, en una situación ideal, estando en el paraíso sin enfermedades ni carencias de ningún tipo, incluso sin estar hacinados (el recinto permitía albergar todavía otros mil especímenes), empezaron a fallar, no orgánicamente, sino socialmente. La primera muerte fue la social, dejaron de reproducirse, dejaron de experimentar el placer de estar con otros de su especie.
John Bumpass Calhoun (11 de mayo de 1917-7 de septiembre de 1995), fue un investigador del comportamiento y etólogo estadounidense que destacó por sus estudios sobre la densidad de población y sus efectos sobre el comportamiento.
¿Seríamos capaces de vivir todo lo que pudiéramos en esas condiciones ideales? ¿Los seres humanos funcionamos mejor o peor en las ciudades que en los pueblos con pocos habitantes?
Personalmente creo que el individualismo no solo es fomentado por la sociedad en la que vivimos. Hasta ahora pensaba que el consumismo era una de las principales causas del individualismo, pero puede que no sea así, tal vez también haya una explicación orgánica. ¿Las multitudes generan soledad?
Escribo estas líneas desde un pueblo de 70 habitantes, cada vez que puedo vengo aquí a pasar unos días. Conozco a los habitantes de este pueblo y no es una sociedad perfecta, pero los roles son mucho más claros que en las grandes ciudades en las que he vivido y los fallos en la interacción social son mucho más acomedidos. Los grupos en los que se separa esta mini sociedad son menos que los que encontraremos en una gran ciudad, es normal, pero esos grupos son más variados, no son nada excéntricos y las diferencias entre ellos son muy pequeñas.
Los individuos de un pueblo pequeño son mucho más flexibles y en situaciones límite son capaces de defender lo común. En las grandes ciudades eso es mucho más difícil. Los grupos se jactan de sus diferencias e incluso serían capaces de luchar por el grupo diferencial en lugar de luchar por el bien común de la ciudad, de todos los ciudadanos.
No digo que el experimento “Universo 25” sea extrapolable, pero debería hacernos pensar en las desventajas de la sobrepoblación, de las grandes urbes, no solo a nivel técnico, sino a nivel social y humano. ¿La humanidad está preparada para vivir en grupos de millones de personas sin pervertirse? Ahí lo dejo.
Notas
1 Etólogo John B. Calhoun. En Wikipedia.
2 Sobrepoblación. En Wikipedia.