El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) es una entidad local formada por la ciudad de Barcelona y un total de 36 municipios que la circunscriben, que acoge casi 3,5 millones de personas. La AMB forma parte de la región metropolitana de Barcelona, una zona geográfica que va más allá de los 36 municipios y que según datos de Eurostat (Comisión Europea) es la tercera mayor región urbana de la Unión Europea con una población de aproximadamente 5,3 millones de habitantes. Asimismo, es la mayor aglomeración metropolitana del Mediterráneo occidental, donde se genera la mitad del PIB de Catalunya.
La AMB tiene 636 km² de superficie. El 48% de su territorio está urbanizado y el 52% restante está ocupado por 25 quilómetros de playas y más de 25.000 hectáreas de zonas naturales. Dentro del territorio metropolitano hay tres grandes espacios: la zona agrícola del delta del Llobregat, las áreas urbanizadas, y los parques naturales de los macizos del Garraf, Collserola y la cordillera de Marina. Pero además de estos grandes espacios naturales, también hay otros más pequeños que tienen una gran importancia para la sostenibilidad de toda la AMB. Uno de ellos es Gallecs, un espacio rural de 755 hectáreas entre los municipios de Mollet del Vallès y Parets del Vallès, al norte de la ciudad de Barcelona. Pero Gallecs no ha conservado el espacio natural de manera sencilla, sino que tiene detrás una larga historia de reivindicación local para conservar este paisaje de gran valor agroforestal que sirve de conector biológico entre las sierras del litoral y los espacios naturales del interior de Catalunya.
A principios de los años setenta del siglo XX, el acalde de Barcelona, José María Porcioles, y el de Mollet del Vallès, Fermín Jaurrieta, compartían los planes desarrollistas del régimen franquista de edificar ciudades satélites alrededor de Barcelona. Se proyectaron tres grandes aglomeraciones, una en Terrassa-Sabadell, otra en Martorell y un tercera en Mollet del Vallès. En esta última, según el Decreto 3543 de 1970, el proyecto se centraba en las 1472 hectáreas del antiguo pueblo de Gallecs, la mayoría en el término municipal de Mollet del Vallès, pero que también incluía parte de los términos de Parets del Vallès, Palau-solità i Plegamans, Santa Perpetua de Mogoda, Montcada i Reixac, Polinyà, y Lliçà de Vall. Estaba previsto edificar una ciudad satélite habitada por aproximadamente 130.000 personas. Se expropiaron 344 fincas rurales a partir del articulo 3 de la Ley de Régimen Local, y se registraron como finca única propiedad del Instituto Nacional de la Vivienda, para ejecutar la urbanización del Área de Actuación Urgente (ACTUR). Pero el proyecto, que debía realizar el Instituto Nacional de Urbanización (INUR, dependiente del gobierno central) no avanzó tan rápido como estaba previsto.
Con la llegada de los ayuntamientos democráticos en 1979, el ayuntamiento de Mollet del Vallès, respondiendo a las inquietudes de los vecinos, intentó paralizar el proyecto megalómano previsto, para buscar un punto de equilibrio entre la defensa medioambiental de Gallecs, y las necesidades estructurales de la ciudad debidas al desmesurado crecimiento de su población. Los siete municipios que tenían parte de su término municipal en Gallecs empezaron a colaborar entre ellos para asegurar la defensa medioambiental de Gallecs. En 1981 las competencias del INUR fueron traspasadas a la Generalitat de Catalunya, así como también la titularidad de la finca única de Gallecs. Mientras no se aprueba el Plan Director Territorial de Catalunya, Gallecs es clasificado como suelo urbanizable no programado.
Con el traspaso de las competencias a los gobiernos regionales, los ayuntamientos presionan a la Generalitat de Catalunya, sin éxito, para que recalifique Gallecs en terrenos no urbanizables. A pesar de ello, los mismos ayuntamientos firman acuerdos con la Generalitat para modificar sus Planes Generales de Desarrollo Urbano, con el fin de arañar parte de Gallecs para crecer urbanísticamente debido a las necesidades inaplazables de vivienda y equipamientos. En el caso del ayuntamiento de Mollet del Vallès, se aprueba urbanizar 127 hectáreas de Gallecs al sur de la autopista AP-7 para dar continuidad a la trama urbana hasta esta gran vía, de manera que la autopista se convierte en el limite entre lo urbano y lo rural.
La Generalitat continua en esta época reservando la totalidad de Gallecs para futuras actuaciones urbanas relacionadas con la AMB. El ayuntamiento de Mollet aprueba actuaciones sectoriales compatibles con la calificación urbanística del momento, como la concesión de licencias provisionales y renovables de uso agrícola (en 1984 se llega a conceder 62 licencias que suponen el 88% del área), y la aprobación de la protección del patrimonio arquitectónico de la iglesia románica de Santa Maria de Gallecs. A pesar de ello, Gallecs entra en una dinámica de deterioro y abandono, con la presencia de cazadores furtivos, mataderos y vertederos ilegales, prostitución, etc.
A partir de 1990 los ayuntamientos piden a la Generalitat de Catalunya incluir Gallecs en el Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN) que en ese momento se está aprobando. El PEIN pretendía dotar de protección básica aquellos espacios naturales de Catalunya en que fuera necesario su conservación de acuerdo con los valores naturales, protección articulada con la ordenación del territorio de Catalunya. Para la solicitud del PEIN de Gallecs se destacó su diversidad ornitológica, el hecho que representara un espacio rural característico de la comarca del Vallès, y el interés educativo de diversos proyectos pedagógicos como el Centro de Educación Ambiental de Gallecs (CEAG).
En ese momento la Generalitat responde negativamente a la inclusión en el PEIN, puesto que continúa siendo una reserva de suelo urbanizable para la AMB. Entre 1990 y 1993, varios ayuntamientos urbanizan y edifican zonas residenciales e industriales en los límites de Gallecs, reduciendo la superficie del paraje natural.
En 1994 los ayuntamientos de Mollet del Vallès y Parets del Vallès, apoyados por los movimientos políticos y sociales locales, reinician la batalla política y judicial para conseguir un parque forestal y rural en el paraje de Gallecs. A pesar de alguna victoria judicial, que obliga a incluir Gallecs en el PEIN, el inicio del expediente urbanizador impide dicha protección. Por otro lado, otros ayuntamientos llegan a acuerdos urbanizadores con la Generalitat para hacer un uso habitacional o industrial en la parte de su término municipal de Gallecs. En concreto, 800 hectáreas, de las 1472 inicialmente expropiadas, acaban urbanizadas de acuerdo con el Instituto Catalán del Suelo (Incasòl, organismo de la Generalitat encargado de la gestión del suelo público).
En 1998 se aprueba la nueva ley del Suelo 6/98, en que desaparece la categoría de suelo urbanizable no programado (categoría que tenía Gallecs hasta ese entonces). Esta ley alienta al ayuntamiento de Mollet del Vallès para pedir que todo Gallecs aún no urbanizado sea calificado de suelo no urbanizable, y que se apruebe un parque rural de protección de su ámbito. Para ello se firma un acuerdo con la Universidad Politécnica de Catalunya para redactar dicho plan, en que se destaca la protección del paisaje y la conservación y mejora del medio natural. Como sea que el Incasòl mantiene el suelo de Gallecs en terreno urbanizable, el ayuntamiento decide presentar un recurso contencioso-administrativo, elevado posteriormente al Tribunal Superior de Catalunya, cuya sentencia no puede ser apelada. En 2005 se aprueba modificar el PEIN, para incluir en él Gallecs, llegando en ese momento el PEIN a tener 145 espacios naturales protegidos en toda Catalunya.
Finalmente, el 22 de noviembre de 2006 se constituye, en la sala de Plenos del ayuntamiento de Mollet del Vallès, el Consorcio del Parque del Espacio de Interés Natural de Gallecs. Dicho órgano pasa a tener la propiedad del terreno, cedido por el Incasòl. En el consorcio están representados los seis municipios en que se esparce Gallecs, junto con tres departamentos de la Generalitat de Catalunya. A partir de este momento el gobierno de Catalunya pasa a ser un defensor del valor natural de Gallecs y de sus funciones de conector biológico entre la sierra Prelitoral catalana y los espacios naturales metropolitanos de la AMB, y se suceden diferentes planes urbanísticos de ordenación del entorno natural y rural.
Conclusión
Hace 55 años, las necesidades habitacionales y de servicios estructurales urbanos del Área Metropolitana de Barcelona eran inmensas, debido al crecimiento desbordado de la población y de la economía de Barcelona y la AMB en conjunto. Los políticos de ese momento, aprovechando las leyes del estado central dictatorial, expropiaron 344 fincas rurales de Gallecs para crear una gran ciudad dormitorio de 130 mil habitantes, proyecto que no llegó nunca a realizarse. La llegada de la democracia avivó la lucha para conservar parte del valor natural de Gallecs, aunque los políticos, y la sociedad en general, tuvieron que buscar un punto de equilibrio entre la defensa medioambiental y las necesidades estructurales de las ciudades que crecían a su alrededor. Mollet del Vallès fue el ejemplo más claro de esa dicotomía, seguramente porque es el municipio con más porcentaje de suelo de Gallecs. Hoy en día Mollet es una ciudad de la AMB, de 52 mil habitantes, con todos los servicios municipales necesarios relativamente bien cubiertos, pero en 1970 era una aglomeración urbana de 20 mil habitantes con grandes déficits estructurales.
Del Gallecs rural hoy día protegido por el Consorcio, destaca la presencia relictual de vegetación de ribera. Aunque gran parte del espacio está formado por cultivos de secano, también cabe señalar la presencia de pinares y de un encinar (Querqus ilex) con robles (Quercus robur) de importante porte, junto con ejemplares de pino carrasco (Pinus halepensis) y el pino piñonero (Pinus pinea) destacados. El paisaje de Gallecs es eminentemente agroforestal y representa una de las mayores extensiones actuales de cultivos de cereales de la comarca del Vallès. Un paisaje agrícola atravesado por la riera de Gallecs, que está sombreada por grandes plátanos, y en cuya zona central se levanta la iglesia románica de Santa Maria de Gallecs, consagrada en el año 1007. Del cuidado de los campos se encargan los habitantes de las masías que sobrevivieron a la expropiación, como la gran Torre d’en Malla o la masía de can Salvi.
Gallecs representa el compromiso entre dos necesidades básicas, que se plantean en todas las grandes metrópolis, pero que hay que solucionar en cada caso de manera específica y quirúrgica, con mucho cuidado, porque el espacio es limitado, más aún en las grandes aglomeraciones urbanas.