La Galería Hilario Galguera - Madrid se complace en presentar Vivisystem, una exposición del artista británico Mat Collishaw que explora la intersección entre biología, tecnología y arte. Inspirándose en la manera en que los sistemas vivos y los artificiales se entrelazan y evolucionan juntos, Collishaw nos sumerge en un universo visual inquietante y provocador. A través de pinturas, tapices y esculturas animatrónicas, el artista investiga la integración entre la naturaleza y la máquina en un mundo donde la inteligencia artificial replica estructuras biológicas, Vivisystem plantea preguntas esenciales sobre el presente y el futuro de nuestra relación con la vida misma.

…La naturaleza siempre ha cedido su cuerpo a los humanos.
Primero, tomamos sus materiales como comida, fibras y refugio.
Después aprendimos a extraer materias primas de su biosfera para crear nuestros propios materiales sintéticos. Ahora la bios nos està cediendo su mente - estamos tomando su lógica…

(Fuera de control: La nueva biología de las máquinas, los sistemas sociales y el mundo económico. Kevin Kelly)

¿Qué ocurre cuando los sistemas artificiales comienzan a emular el mundo natural, reflejando las matemáticas perfectas que se encuentran en la biología, como los fractales y la secuencia Fibonacci? Las obras en Vivisystems exploran la interdependencia que marca la convergencia entre la tecnología y la biología, asi como las formas en las que pueden evolucionar constantemente. El término vivisistema fue concebido por el escritor estadounidense Kevin Kelly para describir el fenómeno en el que las máquinas imitan cada vez más los patrones biológicos, mientras que los procesos de pensamiento humano se vuelven más mecanizados, creando un complejo circuito de retroalimentación. Los vivisistemas están por todas partes: las complejas rutas de datos de la I.A y el Internet podría compararse con las conexiones neuronales del cerebro humano, de igual forma que las redes fúngicas entre las raíces pueden imaginarse como módems orgánicos, canalizando información entre los árboles del bosque, punto de datos tras punto de datos.

A lo largo de las pinturas y tapices de Mat Collishaw, una serie de arreglos florales evoca la estética de las pinturas de flores de los antiguos maestros holandeses. Sin embargo, una inspección más cercana revela una escena perturbante: escarabajos muertos dispersos como memento mori con forma de bala y flores que son metamorfosis de insectos. Aparecen mariposas fusionadas con las plantas en una pesadilla viviseccional. Los colores derivan hacia azules antinaturalmente intensos, y los tulipanes cerrados sugieren formas pálidas de insectos cavernícolas y carne humana. Las configuraciones parecen infinitas, oscilando entre lo profano y lo sublime. De manera similar, el ciervo animatrónico de Collishaw, Insilico, es “traído a la vida” mediante una transmisión en vivo en línea, reaccionando a la intensidad del abuso dirigido a individuos seleccionados en X (antes Twitter), como si recibiera una dosis intravenosa de datos.

Los datos son otro elemento clave en estas nuevas obras. Tejidos en un telar de Jacquard, los tapices de Collishaw combinan uno de los primeros procesos industriales con uno de los más avanzados: las tarjetas perforadas utilizadas para automatizar los patrones de tejido sirvieron de inspiración para Ada Lovelace y Charles Babbage en su trabajo pionero en la programación informática. Desde esta perspectiva, se podría argumentar que estos tapices Jacquard del siglo XIX fueron las primeras imágenes digitales del mundo, ya que cada patrón en la tarjeta corresponde a un lazo individual de hilo en el tejido: un píxel.

A diferencia de las pinturas de tamaño más tradicional, los tapices de Collishaw se imponen con una escala monumental, haciendo que los arreglos florales crezcan hasta alcanzar un tamaño inquietantemente humano. Su apariencia carnosa resulta aún más perturbadora, como si se estuviera observando cuerpos flácidos flotando en las vitrinas de algún laboratorio clandestino de muestreo genético.

A medida que la biología y la tecnología avanzan hacia una colisión inevitable, la ética también tambalea, intentando encontrar un punto de apoyo en medio de la imparable experimentación. El memento mori de Collishaw nos lanza una advertencia contundente: solo porque podemos, ¿deberíamos? Cuidado, porque la ambición humana es imperfecta. ¿Qué podría desatar toda esta experimentación? Al reflexionar, quizás la luz brillante que ilumina estas f lores no sea la clara y serena luz del día de una apacible mañana del siglo XVII, sino el resplandor frío y clínico de un laboratorio. ¿Estamos contemplando los brillantes frutos de una nueva utopía o los corruptos heraldos de la marea ensangrentada de Yeats, alguna bestia torva que avanza pesadamente hacia Belén para nacer?

(Texto de Anna Wallace - Thompson)