La capital de la República Argentina presenta siempre una revista multicultural para todo tipo de público: erudito, al que va por las tendencias, o los interesados en algún tema específico antiguo o actual; es hoy la carta abierta de un menú multitasking en Latinoamérica

Hablar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la capital de la República Argentina es hablar de un auténtico savoir faire. Es un lugar de referencia geográfica en todos los ámbitos: música, letras, salud, tecnología, turismo, economía, política, psicología, ocio y recreación.

Me motivé a escribir sobre ella porque hace nada me tropecé en Instagram con alguien que opinaba que esta ciudad (Baires) era el lugar en donde podríamos estar como en Nueva York o París; más allá de su perfil urbanístico, por las opciones ilimitadas que ofrece en cuanto a teatro, museos, congresos, gastronomía, deportes, música y moda.

En lo particular cuando la conocí, fue por motivos laborales cuando asistí a un congreso de innovación tecnológica. Y desde que me trasladé del aeropuerto hasta el hotel, vino a mi mente pasajes de París o del centro financiero de Londres (dado que aún no conozco USA, no puedo utilizar esa referencia). Ante mí, se presentaba una extensa ciudad de idas y vueltas, nocturna, con un marcado aire europeo, añadiendo un perfume de sol de primavera eterno, mismo que se encontrase nublado.

Con ello quiero decir que causó una excelente impresión. Tuve la fortuna de que un profesor que me daba clases en el postgrado que en ese momento cursaba, era oriundo de Buenos Aires y que había llegado a mi país de muy chico; formaba parte de la comitiva de ese evento y con otra colega nos dio un rápido e improvisado recorrido por el centro en horas nocturnas. Esa “visita guiada”, me dejó con ganas de volver un día. A pesar de que esa primera estadía sólo fue de 4 días, gracias al Profe pudimos caminar cerca de dos horas y pasar al frente del Teatro Colón, ir al Café Tortoni e incluso ir a una sala con un espectáculo tanguero.

Quién me iba a decir que 12 años más tarde, me iba a encontrar con un argentino en mi nueva ciudad de residencia montevideana y que iban a ver motivos recurrentes para volver a visitarla periódicamente.

Como un paréntesis, quiero decir que he tenido la fortuna de conocer varias de las ciudades que he visitado, de la mano de ciudadanos nativos (familiares y amistades) que ha hecho que la experiencia de identificar la cultura local sea realmente auténtica.

Cuando volví a Buenos Aires, 16 años después, esta vez de la mano de mi esposo, me sentí como una verdadera niña de 7 años cuando va a una tienda enorme de juguetes por primera vez. Y bueno, pude identificar ese sabor cosmopolita otra vez, estar en una gran ciudad con gente porteña, de toda argentina, más también de otras nacionalidades, que la han hecho suya.

¿Y por qué me sentí como en una gran juguetería? Me sentí así porque soy museóloga y especialista en gestión de la innovación tecnológica. En Buenos Aires hay muchos museos, de diferentes temáticas y extensiones: el Museo de Bellas Artes, el MALBA o Museo de Arte Latinoamericano, el de Ciencias, el Museo de la Ciudad, el Museo Evita, el Palacio de Correos y Telecomunicaciones (por cuestiones políticas el antiguo Centro Cultural Kirchner y es ahora “Palacio de la Libertad”); todos increíbles. Y qué decir de una visita guiada en el Teatro Colón, es otro nivel.

Y sí queremos ir al teatro –o bien a una obra dramática, comedia o revista musical-, la calle Corrientes es tal cual la sensación de estar en Broadway con sabor sureño, en donde la movida teatral se concentra en esa icónica avenida en donde lado a lado tenemos esa posibilidad de salida de fin de semana y culminarla con un sin fin de bares y restaurantes, incluso algunos en el interior de sus circuitos teatrales.

Y a nivel de parques, su Jardín japonés es un deber en el checklist de las visitas obligadas de la ciudad, además de los bosques de Palermo, el Rosedal, el Jardín Botánico, el Ecoparque.

Sus emblemáticos barrios o “arrondissements” porteños con su identidad a flor de piel, como: Recoleta, San Telmo, Palermo, La Boca, Caballito, Puerto Madero, Retiro, Montserrat; entre tantos más; nos invita a caminarlos y detenernos a visualizar su movida y dinámica, acompañándolo de una bebida caliente o fría, o experimentando su infusión nacional, el mate.

Y buena mención al Cementerio de la Recoleta, en una visita programada es otra de los imperdibles a tener presente, que nos lleva a épocas de sus protagonistas y capaz a la asociación del Père Lachaise de Montparnasse parisino.

Otro aspecto importante para reseñar es que -gracias a esta movida de gran urbe latinoamericana- muchos artistas consagrados de siempre y emergentes incluyen a Buenos Aires como parte de su gira. No en balde, Coldplay realizó 10 conciertos en 2022, Bad Bunny también en ese año y en otro extremo Luis Miguel realizara una gira de 4 o 5 conciertos el año pasado y la top Taylor Swift ofreciera 3 conciertos en la ciudad.

Culminando, reseñar el menú gastronómico, los cafés y bares de la ciudad; para cada gusto, son innumerables, pintorescos y universales.

Siempre habrá un motivo para “volver” a esta metrópoli que, aunque más de un nativo la consideren la propia “ciudad de la furia” por su caos y nos evoque a la letra del tango “Volver” de Le Pera e interpretada majestuosamente por Gardel:

Sentir
Que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada
Errante en las sombras
Te busca y te nombra.

O de las letras de Cerati de Soda Stereo, la Ciudad de la Furia:

Me verás volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mí
Y yo soy parte de todos.

Para los visitantes esa nostalgia y caos, se desvanece entre las numerosas opciones para desentrañar y beber un poco de ese buen vino excepcional y de gran reserva de todos los tiempos, que hace de Baires sin duda, la ciudad cosmopolita de América Latina.