La mashua es sembrada por más de 4,000 años en los Andes, como parte de un sistema agrícola que incluye a la papa, oca y olluco. Las culturas preincaicas ya reconocían su valor nutricional y medicinal; y, en muchas comunidades rurales sigue teniendo un rol fundamental en la dieta y medicina tradicional. En la cosmovisión andina, está asociada con la energía femenina debido a sus efectos reguladores hormonales. Algunos pueblos la consideraban una planta sagrada y su siembra se realizaba con rituales para asegurar una buena cosecha.

La mashua (Tropaeolum tuberosum), también conocida en algunas regiones como “isaño” o “añu”, es una planta tuberosa originaria de los Andes, cultivada desde tiempos preincaicos en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Aunque menos conocida que la mundialmente conocida papa; o, la oca; ésta destaca por su valor nutricional, sus propiedades medicinales y su resistencia a climas difíciles un tanto extremos.

Características y cultivo

La mashua crece en entre 2,500 hasta 4,000 metros sobre el nivel del mar. Es una planta rústica y rastrera que se adapta muy bien a suelos pobres y a condiciones climáticas adversas, convirtiéndola en un cultivo ideal para zonas altoandinas; es especialmente resistente a plagas gracias a sus compuestos bioactivos, siendo una aliada natural para cultivos agroecológicos o libre de químicos. Con un ciclo productivo anual, desarrolla flores llamativas de color naranja o rojo; y tubérculos de formas cónicas o irregulares, generalmente amarillos con pigmentaciones moradas o rojizas.

Propiedades nutricionales y medicinales

La mashua es rica en carbohidratos complejos, vitamina C, calcio y fósforo. Además, contiene glucosinolatos, que le brindan un sabor ligeramente picante y amargo. En la medicina tradicional andina; ha sido utilizada como diurético natural, analgésico y, en especial, como regulador hormonal. Conocida por su efecto en el nivel de testosterona, era consumida con precaución por los guerreros incas antes de las batallas, ya que se creía que reducía el deseo sexual. Los estudios modernos han comenzado a confirmar muchas de las propiedades conocidas por la sabiduría ancestral:

  • Efecto antioxidante: Se han identificado flavonoides y antocianinas con alta capacidad para neutralizar radicales libres.

  • Actividad antimicrobiana: Extractos de mashua muestran actividad contra Escherichia coli y Staphylococcus aureus.

  • Potencial anticancerígeno: Los glucosinolatos pueden inducir mecanismos de desintoxicación celular y reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

  • Regulación hormonal: Estudios en animales han demostrado que ciertos extractos de mashua disminuyen significativamente los niveles de testosterona, lo que podría tener aplicaciones en tratamientos naturales para afecciones como el acné hormonal o la hiperplasia prostática.

Biodiversidad y variedades

En las comunidades campesinas del Perú y Bolivia se han identificado más de 40 ecotipos de mashua, diferenciados por su color, forma, sabor y época de siembra. Algunas variedades conocidas incluyen:

  • Mashua negra o morada: De sabor más dulce, rica en antocianinas.

  • Mashua amarilla: Más común, ligeramente más picante, de crecimiento más rápido.

  • Mashua blanca: Más escasa, con sabor más suave, ideal para preparaciones dulces.

Esta diversidad genética es valiosa no solo para la gastronomía, sino también para enfrentar plagas y el cambio climático, ya que cada variedad tiene fortalezas distintas.

Usos gastronómicos

Aunque su sabor puede ser fuerte cuando está cruda, la mashua se vuelve dulce al cocinarse, ya que los azúcares naturales sufren proceso de caramelización. Las preparaciones incluyen a hervida, al horno, en sopas o incluso deshidratada. En los últimos años, ha comenzado a ganar reconocimiento en la gastronomía gourmet por su sabor único y sus colores vibrantes.

Mashua y la seguridad alimentaria

En un mundo donde el cambio climático amenaza a la agricultura convencional, este cultivo representa una alternativa resiliente, debido a diversos factores:

  • Soporta heladas y se adapta en suelos empobrecidos.

  • No necesita pesticidas ni fertilizantes industriales.

  • Es rica en nutrientes esenciales.

  • Tiene un bajo requerimiento hídrico.

Organizaciones como el Centro Internacional de la Papa (CIP) y Organismos no Gubernamentales dedicados al cuidado de la agroecología, están promoviendo el cultivo estratégico para asegurar el acceso a alimentos sanos en zonas rurales y periurbanas.

Potencial para el futuro

Gracias a la creciente demanda mundial de alimentos funcionales y orgánicos, la mashua comienza a ganar atención fuera de los Andes, tanto por su valor nutricional como por su versatilidad culinaria. Su adaptabilidad, resistencia a plagas y alto valor nutricional, está siendo revalorizada por investigadores y productores como un cultivo prometedor en el contexto del cambio climático y la seguridad alimentaria. Su conservación y promoción no solo representan una oportunidad económica, sino también un acto de preservación cultural y ancestral.

Potencial agroindustrial

Por su rusticidad, alto rendimiento y resistencia a plagas, representa una alternativa interesante en sistemas agrícolas sostenibles. Se está investigando su potencial como fuente de antioxidantes naturales para la industria alimentaria y farmacéutica. Aunque es un cultivo ancestral, la mashua enfrenta desafíos relacionados con la modernización agrícola y la pérdida de variedades tradicionales.

En un mundo que busca alimentos más saludables, sostenibles y culturalmente significativos, la mashua emerge como una joya escondida, lista a ser redescubierta.

Perú, líder indiscutible en producción

Perú lidera actualmente la producción de mashua a nivel mundial. Las principales zonas productoras se encuentran en la sierra central y sur del país, especialmente en las regiones de Huancavelica, Ayacucho, Cusco y Puno. Estas áreas; a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, ofrecen las condiciones ideales para su desarrollo. Según reportes del Ministerio de Agricultura (MIDAGRI) en el año 2023 el volumen alcanzó las 45,000 TM que representaron casi 16,000 millones de soles para la economía nacional.

La producción de mashua se realiza de manera artesanal, respetando métodos ancestrales que permiten conservar su riqueza genética y propiedades nutritivas. Sin embargo, en los últimos tiempos, algunas comunidades agrícolas han empezado a tecnificar sus procesos para mejorar el rendimiento y la calidad del producto.

Exportación y nuevos mercados

Aunque el consumo de mashua sigue siendo principalmente local, en los últimos años ha comenzado su exportación a nichos de mercado interesados en superalimentos, especialmente en Europa, donde Países Bajos, Suecia y Francia lideran la importación. Seguido de Emiratos Árabes, Canadá y Estados Unidos. En números, la cifra alcanza los 16 mil dólares en el 2023 según reportó el Ministerio de Agricultura.

La exportación de mashua se da mayormente en forma de tubérculos deshidratados, harinas y extractos para la industria alimentaria y nutracéutica. El interés internacional se debe a la tendencia creciente de consumir alimentos funcionales y productos de agricultura sostenible.

Según datos del Ministerio de Agricultura de Perú, las exportaciones de mashua han crecido en los últimos cinco años, aunque aún representan un volumen pequeño en comparación con otros cultivos andinos como la quinoa o la maca. Se estima que hay un enorme potencial de expansión si se fortalece la cadena de valor y se diversifican las presentaciones del producto. Sin embargo, cabe mencionar que enfrenta algunos retos:

  • Pérdida de variedades locales por falta de mercado.

  • Necesidad de investigación para desarrollar productos derivados que sean atractivos en el mercado internacional.

Actualmente, las exportaciones de este producto representan menos del 1% del total de exportaciones de "productos andinos" de Perú; sin embargo, se espera su incremento con la tendencia en el consumo de los superfoods; y, el interés en alimentos autóctonos saludables que ofrece una oportunidad única para posicionar la mashua como un producto estrella de los Andes para todo el mundo.

Observemos el siguiente cuadro donde se realiza una simulación de la producción para la mashua en los países andinos:

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Fuente: elaboración propia.

Análisis de oportunidades de mercado para la mashua

Actualmente, el mercado internacional para superalimentos andinos (quinua, maca, kiwicha, kañihua, mashua, etc.) crece a un ritmo promedio del 7–9% anual. Según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo peruano, sumaron $43,467,000 en el primer cuatrimestre del 2024, reflejando un crecimiento de 42.1 % en comparación al mismo periodo del año anterior ($30,597,000). El ente gubernamental estima que, si se desarrollan campañas de promoción y mejora en la cadena de valor, la mashua podría aumentar sus exportaciones en un 20% anual en los próximos 5 años.

Principales oportunidades

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Factores clave para el éxito

  • Adecuada presentación: empaques atractivos, storytelling (origen cultural).

  • Certificaciones internacionales: orgánico, comercio justo, libre de transgénicos.

  • Educación del consumidor: enseñar sus beneficios mediante campañas digitales.

  • Alianzas estratégicas: con exportadores de superfoods ya establecidos.

  • Innovación en productos: snacks saludables, bebidas funcionales, suplementos.

Conclusiones

La mashua es un alimento ancestral con un gran futuro: su riqueza nutricional, sus propiedades medicinales y su adaptabilidad a condiciones difíciles; la convierten en una excelente opción para promover la soberanía alimentaria, cuidar la salud y conservar la biodiversidad andina.

La mashua no solo alimenta cuerpos, también alimenta identidades; representa la continuidad de prácticas agrícolas milenarias preservando el equilibrio humano-natural.

La mashua es mucho más que un tubérculo andino. Es una joya agrícola patrimonial con propiedades funcionales que merece ser revalorizada. Su inclusión en dietas modernas aportará variedad, salud y conexión sabia alimenticia de sus pueblos originarios.

La mashua tiene un potencial enorme para posicionarse como una star superfood, si se trabaja en mejorar su visibilidad internacional. Con estrategias adecuadas, podría seguir los pasos de éxito de la quinua o la maca en los mercados globales, beneficiando a la economía local; por ende, a las comunidades campesinas que cultivan el producto.