El surgimiento de las diversas formas de escritura estuvo influenciado por el desarrollo intelectual de las sociedades grafas, las cuales tenían la capacidad de leer e interpretar los signos codificados. Este proceso de evolución escritural no siguió una progresión lineal, sino que experimentó retrocesos y avances a lo largo de la historia de la humanidad.

Historia

Desde los albores de la humanidad, en el período que abarca el neolítico, mesolítico y paleolítico, la comunicación del hombre prehistórico se basaba en formas guturales y gestuales. Posteriormente, esta comunicación evolucionó hacia lo que hoy conocemos como "arte rupestre", donde pictogramas, ideogramas y fonogramas se convirtieron en los sistemas de comunicación predominantes en estas civilizaciones.
Es importante destacar que la articulación del habla y el lenguaje primitivo estuvo influenciada por necesidades de poder, religión y administración, siendo el código secreto el punto de partida para el estudio de la escritura y su cronología histórica. Además, la geografía y la lingüística juegan un papel crucial en la determinación del momento y lugar en que se desarrolló la escritura.

Es esencial mencionar los diversos materiales utilizados para plasmarla, que han evolucionado junto con la tecnología y la antropología social del hombre, lo que nos permite definir la paleografía como la ciencia que estudia la escritura. No se puede pasar por alto su auxiliar, la Epigrafía, que analiza los distintos soportes materiales utilizados para la escritura.

Sí por ejemplo, tomamos por unidad cronología después de homos sapiens y su cultura embrionaria, por primera partida escritorial la Edad Antigua, se deduce que en las regiones de la Mesopotamia, las escrituras en piedras y tablillas de madera fueron el medio de registrar el habla de aquellas civilizaciones. Donde el comercio y las conquistas de imperios y reinados entre las regiones, trajo además mejores tecnologías de soporte, que van desde el papiro (rollo egipcio), la vitela (pergaminos romanos), y el papel de arroz de los chinos. Avance que permitió que la escritura pudo transportarse, porque sus materiales fueron blandos.

Tenemos la llamada escritura paleográfica. Pero también, la fonética había cambiado de monosilábica, ya que cada sílaba era una letra, a polisilábica -de a dos sílabas-. Esto permitió que con los intercambios comerciales se diera el alifato en los pueblos semitas con 22 consonantes de sonido gutural, como así también la escritura local de los egipcios que se dividían en: “jeroglífica de los griegos”, “monumental egipcia”, “heráldica por los papiros” y “emótica de los sacerdotes”, que por la mistificación, es decir alifato y las vocales de los griegos, se da el alfabeto llevado por los fenicios a Grecia. Luego Roma al conquistarla adopta este tipo de escritura silábica y con el tiempo crea la forma de abreviatura para su escritura epigráfica usada para algunos nombres de textos romanos, tallados de piedras, y /o parte superior de la palabra escrita. El código secreto así empezaba a derramarse.

Posteriormente, surgieron otros sistemas de escritura que, durante esta etapa de la historia antigua, entre los siglos XI y VI a.C., estaban en pleno desarrollo. Entre estos sistemas se encontraban la Capital Arcaica, la Capital Lapidaria y la Capital Paleográfica, que incluían letras mayúsculas cursivas y minúsculas cursivas, siendo estas últimas notablemente prominentes en el ocaso del Imperio Romano. El declive del Imperio Romano de Occidente, debido a la invasión de las comunidades bárbaras germánicas, dio lugar a la escritura Uncial, caracterizada por su forma redondeada y su disposición de siete letras por línea. Esta escritura, ampliamente utilizada hasta la Edad Media, adoptó minúsculas, especialmente en textos religiosos, transformándose en Semiuncial en los primeros siglos del cristianismo.

La variante francesa de esta escritura se conoció como Merovingia, y se encontraba en papiros y pergaminos, que eran sus principales soportes materiales. Junto con la Longobarda Italiana, estas variantes documentales fueron utilizadas en la producción de libros. Sin embargo, la guerra entre los godos y Germania (Alemania) en el año 400 provocó otro cambio en la forma de escribir, dando origen a la escritura Visigótica. Más tarde, los musulmanes conquistaron la península ibérica, iniciando así el arte mudéjar, que también influyó en los escritos de la época. Fue durante este período histórico que surgió la escritura Anglosajona y sus variantes insulares, específicamente en las islas británicas, como resultado del contacto con la Uncial y Semiuncial, así como las lenguas latinas que surgieron en los monasterios y la influencia de la expansión monástica durante la Edad Media, entre los siglos VI y XIII.

La escritura Minúscula Cursiva, que ya estaba presente en la península, sobrevivió incluso en el declive de la escritura Gótica debido a su persistente uso en documentos. Lo mismo ocurrió con la escritura Carolina, que tenía similitudes con la Semiuncial pero con un formato de letra más legible. Esta escritura se difundió por todo el continente gracias a su ductus caligráfico, que con el tiempo le otorgó una forma más puntiaguda o angular, evolucionando finalmente hacia lo que se conoce como Carolina Gótica en el siglo XIII.

La escritura en España y su correlato para Hispanoamérica

El descubrimiento del Nuevo Mundo (América) fue un momento crucial en muchos sentidos, ya que marcó el abandono de la idea de que la tierra era plana, el fin del mundo y la total conversión; además, abrió debates sobre si las mujeres tenían alma, así como sobre temas de alquimia y supersticiones. Estas controversias también influyeron en las escrituras, las cuales estaban bajo la influencia predominante del clero.

La escritura española más antigua conocida era la Visigótica, utilizada desde el siglo VIII hasta el XII. Sin embargo, gradualmente dejó de ser utilizada con el avance de la escritura Carolina, originaria de Francia y también conocida como "Corte Carolina". Esta última presentaba un aspecto más refinado en comparación con su predecesora, ya que su pluma (pendola) tenía trazos ibéricos en lugar de árabes. Es importante destacar que, en los monasterios alemanes, la Carolina experimentó una transformación hacia la escritura ibérica en sus traducciones, adoptando una forma gótica llamada por los estudiosos "Escolástica Monumental". Esta forma de escritura fue utilizada en España entre los siglos XIII y XIV, y continuó siendo utilizada en los siglos siguientes en libros. Además, ocasionalmente se utilizaba en algunos privilegios reales, especialmente aquellos otorgados por los Reyes Católicos.

Con los reinados de Alfonso X y Alfonso XI (también conocido como "el justiciero") de Castilla y León, la escritura minúscula comenzó a transformarse en cursiva, la cual se utilizaba principalmente para documentos como cartas, misivas, mandatos, provisiones, entre otros. Esta transformación fue posible gracias al ductus, que permitió una escritura más rápida al unir las letras pequeñas, mientras que los rasgos altos y bajos se marcaban con rayas horizontales que rodeaban el cuerpo de la letra, dando lugar a la cursiva.

Posteriormente, esta cursiva evolucionó hacia una forma encadenada. La letra Gótica Cursiva, al perder sus ángulos debido a la rapidez en el trazo, adoptó formas más redondeadas en su estructura, dando origen a la escritura utilizada por los escribanos del siglo XVI, conocida como "Encadenada". Esta forma de escritura, específica de los hispanohablantes, fue empleada en procedimientos administrativos y reales debido a su rapidez en el ductus, que simplificaba los trazos y algunas letras combinando formas convexas y cóncavas, lo que le confería la apariencia de una cadena, y recibió el nombre de "Procesal Encadenada".

Resulta oportuno aclarar que durante los siglos XVII y XVIII, la pluma no se levantaba de su soporte al escribir, lo que caracterizó esta época como su período de esplendor. Por ello, se la conocía coloquialmente como "la escritura de los escribanos", ya que solo era legible para expertos.

La letra gótica siguió siendo predominante en la producción de libros, especialmente en los litúrgicos y escolásticos. No obstante, para el siglo XIX, fue dejada de lado en favor de la Bastardilla, debido a su mejor entendimiento y facilidad de lectura y escritura.

Cabe destacar que los textos sobre teología religiosa eran copiados en latín y no en castellano. Sin embargo, en cuanto a las lenguas y gramática de otros idiomas, se solía agregar al texto según el sonido de la palabra que entendía el escribano o amanuense, o siguiendo la costumbre oral. Por ejemplo, se cambiaba "de fecho" a "de hecho". Este fenómeno también ocurría en la América indígena, por ejemplo, en el caso del imperio azteca en náhuatl (idioma de imágenes), traducido al castellano según el sonido de la voz.

Los signos de abreviaturas

Otro factor que acompañó al desarrollo de la escritura en esa época fueron los signos de abreviaturas, que posiblemente surgieron debido a la necesidad de reducir espacios y tiempo en los renglones de los escritos. Aunque el papel era abundante, era costoso en América, especialmente aquel que tenía filigrana, muy utilizado durante los siglos XVII y XVIII. Destaca que con el paso del tiempo, las abreviaturas se volvieron más comunes.

Algunas de las características de estas abreviaturas fueron las siguientes: Por ejemplo, la supresión de letras, como "magestad" por "mag"; por contracción, donde se omiten algunas letras en la mitad de la palabra, como "escribano" por "scribano"; por superposición de letras, como "aº" por "año"; entre otras.

Síntesis final

Para concluir, a medida que la sociedad progresaba, se desarrollaba el Código Sagrado de la belleza, es decir, la escritura y sus clases de letras, pero no de manera lineal. Esto se debía a la necesidad de documentar las acciones, es decir, su actio y conscriptio diplomáticamente, todo lo que debía registrarse por razones religiosas, administrativas y/o de poder.

Sin embargo, desde los archivos, bibliotecas, museos y centros de documentación, testigos de aquellos manuscritos que gradan, conservan y exhiben solo podemos referirnos a estos para entender cómo evolucionó la escritura y sus las clases de letras. Además, para comprender su encriptación, datación, los tipos de soportes utilizados, así como para leerlos y conocer su procedencia. En resumen, nos sumergimos en la experiencia de vivir la historia, convirtiéndonos en parte de ella a través de sus diversos estilos y compenetrados en el propio Código Sagrado de la belleza.