A partir de las anécdotas de una amiga profesora sobre sus alumnos adolescentes y sus ideas sobre cómo deben ser las relaciones sentimentales o sexuales, me invadió un profundo sentimiento de angustia. En parte porque a pesar de la diferencia de edad, quince años mínimo, me veía identificada con sus respuestas, en el sentido de la incoherencia y la contradicción de sus opiniones con respecto a este asunto. Una contradicción que lejos de quedar solo en esta esfera, contamina muy a menudo todos los aspectos de nuestra vida.

Pensando en nuestra conducta, nos podemos percatar de que exhibimos comportamientos aleatorios y absurdos, me refiero sobre todo a la esfera social, que no nos encaminan hacia los objetivos imaginados. Se debe a que ya no tenemos un marco referencial claro y la fricción que esto crea entre individuos es incuestionable -ya sea en el contexto de la amistad, el amor o la interacción con un extraño-. Tanto estos adolescentes como muchos adultos nos movemos en un terreno pantanoso, lo que Z. Bauman denomina metafóricamente «vida líquida».

En su libro Modernidad líquida, Bauman explica que en el siglo XX las instituciones que creaban certidumbre (familia, Estado, sociedad, etc.) se han desvanecido, transformando las relaciones sociales en algo frágil, tendente a la fragmentación. Aunque esto puede ser positivo en ciertos aspectos, como en el caso de querer transformar interacciones sociales injustas y vínculos subjetivamente negativos, acaba teniendo repercusiones adversas incontrolables.

Como muchos pensadores contemporáneos sostienen -el propio Bauman, Illouz o Byung-Chul Han- todo esto proviene del sistema capitalista y de cómo el liberalismo económico ha contagiado al resto del discurrir vital de los seres humanos. Sin incursiones en temas económicos o ideológicos -si esto es posible-, sólo pretendo poner énfasis en la necesidad de comprender cómo funciona nuestra sociedad para entender muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, que acaban causando ansiedad, frustración y angustia.

Esto significa que la sociología y la filosofía, entre otras disciplinas, son imprescindibles para este objetivo que debe tornarse compromiso. Bajo nuestra condición de seres que aprenden por imitación y acumulación histórica de conocimiento, es especialmente absurdo y trágico que no tengamos la pretensión de basarnos en unos cimientos previos y que la ideología sea nuestra guía fundamental.

La duda y la ambigüedad, que acaban traduciéndose en la prevalencia del individuo sobre la colectividad, han tomado el lugar de la certeza y las normas. La tradición ya no es un modelo a seguir y sin otras herramientas que nos permitan sustituirla de manera adecuada, el utilitarismo, como en el caso ya tratado de los incels, parece constituirse como la guía fundamental. No se trata de promulgar una vuelta al pasado, caso imposible, si no de ser conscientes de que nuestra vida no solo se basa en la materialidad más estricta; la percepción y la participación -como sucedía en los rituales- de la trascendencia es importante en nuestra cultura occidental.

En este sentido, dentro de ámbitos filosóficamente inmateriales, como es el caso del amor, las relaciones se han vuelto pobremente utilitaristas. La revolución sexual que tuvo lugar a partir de los años 60 fue el disparo de salida para la situación actual en la que nos encontramos, donde el sexo casual es lo habitual y donde se producen toda una serie de dinámicas incoherentes y angustiosas donde las mujeres parecen salir más perjudicadas que los hombres según Illouz.

Estos cambios en nuestra manera de relacionarnos son inevitables, devienen con el contexto de la época, y es contraproducente buscar culpables individuales. Sin embargo, dejar que las próximas generaciones se enfrenten a todos estos cambios sin una orientación mínima, donde todos los elementos ya conocidos sean tenidos en cuenta, se antoja un escenario terrorífico.

Referencias

Bauman, Zygmunt (2009). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.
Illouz, Eva (2020). El fin del amor: una sociología de las relaciones negativas. Katz Editores.
Han, Byung-Chul (2020). La desaparición de los rituales: una topología del presente. Herder.