Hay gente a la que el destino o Dios (para los creyentes) les ofrece facilidades para triunfar en la vida, como fue el caso de Alejandro Magno, hijo del rey Filipo de Macedonia, un guerrero y conquistador, y de Charles Darwin, hijo de una familia famosa y pudiente, lo que le permitió dedicarse a investigar sin ninguna dificultad económica. En cambio, hay otros como Benito Juárez y Abraham Lincoln que, teniendo todo en contra, desafiaron al destino y triunfaron, para beneficio de su nación y del mundo.

El arquitecto de la República Mexicana es nada menos que un indígena zapoteca de pequeña estatura, posiblemente el primer indígena que en América ocupó el cargo de presidente de una nación. Nació el 21 de marzo de 1806 en Oaxaca, en un pueblo en San Pablo Guelatao dentro de una familia en extrema pobreza. Huérfano desde los 3 años, vivía con sus abuelos; en su pueblo no había escuela primaria, un tío le daba trabajo desde los 7 años.

Sin hablar español, solo la lengua de sus padres (el zapoteca), decidió educarse, y lo extraordinario es que lo logró. A los doce años (fíjese en la edad), decidió dejar su pueblo y, buscando estudiar y aprender el español, se fue la ciudad de Oaxaca a la casa de Antonio Maza, donde una hermana de él era cocinera y, para pagar su estancia, se encargó del cuidado de la granja de dicho señor. Muchos años después, la hija adoptiva de su patrón don Antonio, doña Margarita Maza Parada se convertiría en su esposa y tendrían 12 hijos. Como era habitual, vio morir a cinco de sus hijos.

Luego, tuvo la suerte o él se la buscó, de recibir ayuda del franciscano de la Orden Tercera, llamado Antonio Salanueva, persona honrada y buena, encuadernador de libros y quien se ofreció a cuidarlo y enseñarle castellano, con ayuda del maestro Domingo Gonzales quienes le enseñaron a leer y escribir. Luego lo ayudó a ingresar al Seminario de la Santa Cruz e iniciar estudios de español, gramática, filosofía y teología. Pero al cabo de un tiempo se dio cuenta de que ser religioso no era lo suyo y renunció.

Ingresó a estudiar Derecho en el Instituto de Artes y Ciencias de Oaxaca, el primer centro educativo secular de la región y no siendo religioso, los profesores enseñaban derecho, lógica, matemáticas y ética, aparte de los principios liberales europeos; ahí se graduó como bachiller en Derecho y abogado. Luego fue nombrado profesor; se señala que en esos tiempos aprendió latín, francés e inglés y finalmente fue nombrado rector del Instituto. Todo lo anterior deja ver que era poseedor de una mente extraordinaria.

Luego de trabajar como capitán para la milicia de Oaxaca, inició una carrera política ocupando el cargo público de regidor del Ayuntamiento de Oaxaca en 1833, fue nombrado ministro interino de Justicia de la ciudad y finalmente juez y fiscal en 1938. En 1947 llegó a gobernador de Oaxaca hasta 1852. Pero, habiendo criticado públicamente a Santa Ana que había vuelto a ser presidente de México, eso lo convirtió en enemigo del dictador el cual desterró a muchos liberales, entre ellos Benito Juárez que fue a dar a la Habana, Cuba y de ahí deportado a Nueva Orleans en Estados Unidos, donde trabajó en diferentes actividades, estando siempre conectado políticamente con sus amigos de México y con varios exilados políticos fraguaron una revolución y, al ser derrocado Santa Ana, regresó y se unió al gobierno del general Juan Álvarez como ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1855.

Durante su función logró luego con la ayuda del presidente, pasar una ley que abolía los privilegios de los militares y el clero en cuestiones civiles y otra ley con el acuerdo del presidente, que obligó a la Iglesia a vender sus propiedades. Y dos años después el gobierno publicó una Constitución liberal en 1857. Pero el general Álvarez fue derrocado, teniendo la suerte de que quien le sucedió como presidente era Ignacio Comonfort, un amigo, y este lo nombró presidente de la Corte Suprema de Justicia.

Tiempo después, una rebelión obligó a renunciar a al presidente Comonfort y entonces, como Benito era el presidente de la Corte, por ley y mientras se hacían nuevas elecciones le correspondía al presidente de la Corte asumir la presidencia de la república en 1858 a la edad de 51 años.

Benito, durante los diversos años en que fue presidente logró pasar lo que se conoció como Las Leyes de la Reforma y se declaró así la independencia del Estado de la Iglesia, se aceptó el matrimonio civil y se creó un registro civil de los recién nacidos. Fue así como se logró el traspaso de todos los bienes de la Iglesia a la nación y la libertad de prensa.

Más tarde intentaron derrocarlo por haber suspendido con gran valentía el pago de la deuda externa a Inglaterra, Francia y España, por estar México en malas condiciones económicas, siendo esto causa de que esos países decidieran una intervención militar en México para cobrar su deuda. Intervención que hasta el papa Pio IX apoyó, disgustado por haber Juárez incautado los ingresos de la Iglesia católica en México.

Benito Juárez logró que España e Inglaterra retiraran sus tropas recién desembarcadas en Veracruz en enero de 1862, lamentablemente un grupo de políticos conservadores mexicanos traidores pactaron con Napoleón III de Francia, ofreciéndole el trono de México y por tal razón, él decidió mandar al archiduque Maximiliano de Habsburgo hermano del emperador de Austria, a ocupar el trono en México y formar el imperio mexicano. Los franceses que ya estaban en Veracruz avanzaron con refuerzos hasta Puebla y en junio entraron en la Ciudad de México y Maximiliano asumió el poder y con su esposa se instaló en el Castillo de Chapultepec.

Tras la caída de Puebla y la toma de Toluca, Querétaro y San Luis Potosí por los franceses, ayudado por traidores mexicanos; Benito sabía que no tenía suficientes fuerzas para enfrentar a los franceses, pues solo tenía unos pocos miles de soldados, mientras que ellos poseían 45 mil soldados muy bien armados. Por esa razón y para evitar un baño de sangre de sus compatriotas partió sin renunciar y llevándose la presidencia a cuestas a Torreón. Incluso, se llevó el Archivo Nacional; y ahí continuó a reorganizando sus fuerzas cerca de la frontera con Estados Unidos, en la ciudad que hoy lleva su nombre. Ahí se reorganizó e incluso recibió ayuda del general mexicano Mariano Escobedo y del general Porfirio Díaz, anterior enemigo. Regresó ya con tropas adecuadas hacia la ciudad de Puebla sitiándola y luego a la ciudad de México.

Las tropas francesas se habían debilitado, ya que una parte se regresó a Francia debido a que Napoleón III había sido atacado por Prusia. Maximiliano abandonó la ciudad de México rumbo a Querétaro, ciudad que cayó en manos de leales a Benito Juárez y ahí fusilaron a Maximiliano junto con los mexicanos Miguel Miramón y Tomás Mejía. Ese fusilamiento del emperador Maximiliano fue muy criticado públicamente, incluso antes del hecho el escritor Víctor Hugo y el general Garibaldi le pidieron clemencia. Sin embargo, Benito asumió la responsabilidad señalando que: «heredamos la nacionalidad indígena de los aztecas, y en correspondencia con ese legado no reconocemos soberanos, ni jueces ni árbitros extranjeros».

Fue reelecto presidente de México en 1867 gracias a que él había reorganizado la situación económica del país, muy empobrecido por la invasión y el gasto de la guerra. Redujo el ejército e implantó una reforma educativa, y combatió algunos alzamientos para derrocarlo. En 1871 fue nuevamente reelecto, pero muy deprimido por la muerte de su esposa, no pudo cumplir el plazo y falleció el 18 de julio de 1872. Había gobernado durante 14 años seguidos.

Entre su legado está el hecho de que dejó atrás la subordinación colonial de su pueblo; el poder de la Iglesia y sus riquezas fueron eliminadas, además, construyó un estado laico asentado en leyes que perduran hasta el presente. Trasformó a México de ser una antigua colonia española y un fallido imperio francés, en una república independiente de América.

Aunque era reconocido como un austero y honrado presidente, se le ha criticado que siendo presidente de México a cambio de cuatro millones de dólares para ayudar a financiar las deudas de su gobierno (no personales), concediera en 1859, el paso a perpetuidad de los estadounidenses por el istmo de Tehuantepec. Este tratado llamado McLane-Ocampo, nunca entró en vigor por no ser ratificado por el Congreso de los Estados Unidos.

Juárez era un estudioso y seguramente había leído el libro de Emanuel Kant (1795) titulado Sobre la paz perpetua, que contiene conceptos muy parecidos a la famosa frase que él inmortalizó: «Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».

Notas

Ayala, A. (2005). La Epopeya de México. De Juárez al PRI. México D. F. México: Fondo de Cultura Económica.
Instituto Nacional de Solidaridad. (1993). Benito Juárez. Microbiografías. Personajes en la historia de México. México, D. F. México: Instituto de Solidaridad.
Mexonline. (2009). *History of Benito Juarez
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Roeder, R. (2005). Juárez y su México. México, D.F. México: Fondo de Cultura Económica.
Salmerón, P. (2007). Juárez. La rebelión interminable. México, D. F. México: Editorial Planeta.