En nuestro anterior artículo titulado Cuando la actividad productiva crea una deuda social (julio 2021, WSM), dijimos que la recuperación de Bienes Públicos para la economía es una decisión esencialmente política y social. Agregamos que el proceso de conversión/recuperación de las externalidades negativas exige cambios estructurales en la economía.

Cuando hablamos de recuperación, entendemos revertir mediante políticas públicas situaciones negativas que se han dado en el terreno de la educación, salud, vivienda social, seguridad social, administración de fondos de pensiones, emisiones de carbono y contaminación de zonas urbanas, es decir, cambio climático en curso, etcéter.

En fin, situaciones que creaban una «cuasi-renta» del empresario a cargo, cuyo origen era el no pago de los costos sociales. Esta «cuasi-renta», es una suerte de ganancia virtual del empresario o relación de apropiación de Bienes Públicos, la cual se perfecciona en las transacciones del mercado con costos bajos y ganancias in crescendo. Concluíamos que por su magnitud e importancia en las relaciones sociales de producción, este balance constituye un factor fundamental en la transición hacia una economía social, en la medida que la «deuda social» en formación deviene insostenible y la conciencia sobre la inevitabilidad del cambio es abrumadora.

Existen circunstancias históricas que demuestran la manera y escenarios en que se desenvolvió el proceso de conversión\recuperación de las externalidades negativas. Proceso en el que las tasas de interés deberían bajar de la misma manera que sucedió en la posguerra y reconstrucción de Europa en 1945 y el sistema de lend & lease de EEUU, que se realizó en territorios de ultramar afectados por la guerra y en proceso de reconstrucción.

La economía de la Reunificación alemana enfrentó el mismo tipo de procesos de conversión\realización de externalidades negativas (industrias de chimenea con alto grado de contaminación y emisiones de carbono en la antigua República Democrática Alemana, DDR) que surgieron desde el pasado, proceso acompañado por bajas tasas de interés y subvenciones de la República Federal. Un proceso de reconversión existe hoy en día en la República Popular China, donde se planifica la transición hacia una economía de servicios y cumplimiento de compromisos adquiridos en la COP 25 de París.

Ninguna de estas experiencias tiene sentido sin la existencia de un salario social.

En una economía social-solidaria, la productividad fija el precio de realización del Bien Público en el mercado y, consiguientemente, la remuneración de la totalidad de los factores de producción involucrados a saber: trabajo, capital, tierra, empresariado, tecnología, marketing, innovación, servicio pos venta, competitividad, outsourcing.

El trabajo incluye los costos de formación del trabajador. La apuesta en el mercado se satisface según estándares de mayor productividad. A la remuneración de factores se adiciona el gasto del Estado bajo la forma de subsidios, lo cual se traduce en ingresos de la población compatibles con la oferta de Bienes Públicos. Esto supone una tasa de interés acorde con niveles de inflación programados según la productividad y costos por unidad de trabajo. En la situación de la economía global, los tipos de cambio deben considerarse en línea con el movimiento de las remuneraciones y la productividad.

En resumen, la recuperación de la «cuasi-renta» –contrapartida de las externalidades negativas en un Plan Nacional de inversión y gasto– implica remuneraciones y productividad en alza dentro de cambios estructurales sin precedentes. Basta enumerar algunos de los programas sobre Bienes Públicos que involucran dichos cambios: programas de educación, salud, vivienda social, seguridad social, administración de fondos de pensiones, emisiones de carbono y contaminación de zonas urbanas, etcétera.

Si los precios validados en el mercado se mueven según la remuneración de los factores, los cuales a su vez obedecen a la regla de la productividad y al pago del costo de formación del trabajador, estaremos saliendo de la alucinación que provoca el crecimiento de las inyecciones de liquidez del gobierno de turno en situación de un mercado del trabajo ralentizado. En el largo plazo, producto de la negociación global sobre las consecuencias de las externalidades negativas, se habrán modificado las relaciones sociales de producción donde la remuneración al trabajo habrá adquirido su verdadero valor.

El sistema que presentamos implica la solución de una matriz de orden socio-político.

[El precio de monopolio no sigue necesariamente la regla de la productividad. Lo cual no excluye la posibilidad que un Bien Público se produzca en condiciones monopólicas por alguna empresa del Estado o aún privada –, situación propia de un monopolio natural].

La recuperación de Bienes Públicos para la economía, es una decisión esencialmente política y social. El proceso de conversión\recuperación de las externalidades negativas exige cambios estructurales en la economía.

Relación Cuasi-renta (Q) e Inversión (I)

Inversión y «cuasi-renta», pueden ser descritas como una relación exponencial. Una disminución de la «cuasi-renta» genera un aumento exponencial de la inversión. El proceso de recuperación de la «cuasi-renta» es consecuente con niveles de inversión y de productividad de la economía real.

En el caso de emisiones de CO2, al que ya hemos hecho referencia, de no asumir el costo de resolver las emisiones contaminantes surge una «cuasi-renta». Al recuperar la «cuasi-renta» se asegura el Bien Público calidad de vida o buen vivir para la sociedad. En el caso de explotaciones mineras donde no se asumen los riesgos las ganancias del empresario aumentan al costo de riesgos no asumidos. Son frecuentes los casos que se ventilan en tribunales por acciones de los gobiernos para exigir la construcción de infraestructuras necesarias y pago de indemnizaciones a las víctimas.

En Chile, el cambio climático con aluviones desde la alta cordillera, ha cobrado en el plano un saldo importante en vidas humanas, escasez de agua potable y pérdidas materiales. Las obras de mitigación, resguardo y prevención de desastres que acompaña el abastecimiento de agua potable a la población no han sido realizadas. Por su envergadura estas operaciones constituyen proyectos de carácter público-privado y plantean la realización de una administración global y obligada en desafíos que la humanidad enfrenta por el cambio climático en el siglo XXI.

La recuperación de la «cuasi-renta» deja su impronta en todos los procesos de la economía. En su formalización esto lo expreso en la ecuación más abajo con una Inversión de pendiente negativa [-αI] sobre el eje de las abscisas, mientras baja la «cuasi-renta» en el eje de las ordenadas.

La elasticidad de la curva denota la rapidez con que se recupera la «cuasi-renta» (time-preference). El time-preference se establecerá como objetivo del Plan Nacional de la economía.

La relación entre la «cuasi-renta» y la Inversión se expresa como:

Qt=βe−αIt Qt=𝛽e−𝛼It

Siendo α = f(pr)

Donde pr es la productividad

El proceso de recuperación de la «cuasi-renta» admite la siguiente elasticidad inversión de la «cuasi-renta»:

ηt=−αIt 𝜂t=−𝛼It

Las inversiones en infraestructura que se emprendan, significarán un incremento de empleo de mano de obra en la economía. Conjuntamente con el Estado, participarán como actores del proceso en las diferentes localidades, organizaciones ciudadanas, ONGs y municipalidades.

La productividad aparece como norma de compatibilidad con remuneraciones en procesos productivos con nuevos coeficientes de producción por sector. Estos coeficientes se definen, por ejemplo, según el criterio de reducción de gases de efecto invernadero. Podemos así visualizar una matriz de coeficientes tecnológicos y una Demanda Final, donde Consumo e Inversión, aparecen expresados según metas en términos de reducción de emisiones de CO2.

La evolución de la demanda de materias primas y productos intermediarios, permitiría trazar así las grandes líneas de evolución de la tecnología y calcular, por tanto, la matriz de producción de los diversos sectores.

A partir de la matriz inversa aparecen los efectos de la Demanda Final sobre el nivel de producción de cada sector. La columna de la Demanda Final se traduce así en hipótesis sobre el ritmo de reducción de la intensidad de CO2 para determinadas producciones.

El control y planificación, a través de la modificación de coeficientes tecnológicos, no tendrá ningún resultado, a menos que se impongan las reglas de un sistema económico y social que consagre el desarrollo y reproducción de los Bienes Públicos. Esto equivale a reemplazar la economía global de las corporaciones por un sistema con reglas que redefinan la habitabilidad de la Humanidad. Es el gobierno mundial en ciernes que, en el curso del siglo XXI, adquiere sus formas elementales.