Todos mentimos. Todos.

Hay estudios como los de Bella DePaulo que han demostrado que la gente, durante el transcurso del día, miente en un 25% de sus interacciones sociales.

En mis clases pongo pruebas a mis estudiantes para explicarles que somos muy malos detectores de mentiras porque, entre muchos motivos, no hay una nariz de Pinocho que delate al mentiroso.

¿Ustedes se creen capaces de detectar cuando alguien está mintiendo, fijándose en su mirada?

En este articulo quiero hablar de dos falsos mitos de la detección de mentiras que, ¡cuidado!, pueden ser muy peligrosos.

Si mira a la derecha está mintiendo: falso

Algunas personas que tergiversan lo que dice la PNL, programación neurolingüística o los llamados sinergologos afirman que la mirada es un indicador fiable de mentira.

Se dice que si una persona mira hacia su derecha está mintiendo, mientras que si mira hacia la izquierda está diciendo la verdad. Seguro que esto os suena.

A pesar de que esta afirmación aparece en libros muy comerciales y está por todas partes en Internet, no existe suficiente evidencia científica que valide esta creencia. Y, además, la teoría en la cual se basa esta afirmación, la de la ley hemisférica —según la cual el hemisferio derecho se ocupa de unas tareas y el izquierdo de otras—, tiene muchos matices.

En «The Eyes Don’t Have It: Lie Detection and Neurolinguistic Programming» de la Universidad de Hertfordshire, la de Edimburgo y la British Columbia en Canadá, se demostró como las miradas a la izquierda y a la derecha se produjeron indistintamente al decir la verdad o al mentir. En cuanto al tiempo en que se desviaba la mirada, tampoco se encontraron resultados relevantes.

Esto está en línea con los hallazgos de una cantidad considerable de trabajos científicos que muestran que los movimientos oculares no son indicadores de engaño por sí solos.

Si baja la mirada está mintiendo: falso

Popularmente existe la creencia de que los mentirosos evitan la mirada de su interlocutor cuando hablan.

Esto se cree porque este desvío de la mirada es síntoma de vergüenza y esta emoción puede surgir cuando uno hace algo moralmente reprochable como mentir.

Sin embargo, también hay razones para creer que los mentirosos no desviarían la mirada.

Un mentiroso necesita monitorear a su interlocutor mientras habla para asegurarse de que sí se está tragando su mentira y seguir convenciéndole.

En cambio, alguien que está siendo sincero no tiene la necesidad de buscar la mirada del otro para convencerle de su inocencia.

Esto es lo que han demostrado los integrantes del Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth y de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, donde vieron en sus experimentos que los mentirosos buscan el contacto visual deliberadamente durante la mentira.

También hay muchos otros experimentos que van en la misma dirección; son los que estudian la carga cognitiva, es decir, el esfuerzo de crear y mantener una mentira. Mentir es un acto muy complicado. Cuando una persona miente, tiende a pensar el contenido de su mentira; el cerebro está trabajando tanto, que toda la comunicación no verbal —incluida la mirada— se para.

Resumen

Si hubiera un comportamiento no verbal inequívoco de los sujetos que mienten, la detección del engaño sería algo muy sencillo. ¡Piénsenlo! Un gesto puede significar mil cosas; hay que contextualizarlo.

A lo mejor piensan que esto no va con ustedes, pero estos falsos mitos afectan la forma con la cual percibimos a los demás y, a su vez, afectan cómo los ven a ustedes otras personas.

Son muchos los libros y cursos que recurren a la pseudociencia y muchos están dirigidos a policías o jueces que, quizás creyendo de buena fe que están usando procedimientos más profesionales, aprenden técnicas que no tienen fundamento teórico ni científico. ¿Se imaginan que los interroga un policía que ha estudiado esto?

Detectar mentiras es posible, pero no de esta manera.