Nací del lado de las minorías1.

Se han cumplido 10 años de la muerte de Carlos Monsiváis, escritor, periodista y luchador social mexicano.

No obstante el subtítulo de estas notas, aquí solo se leerá una brevísima referencia a uno que otro rasgo del autor sin entrar de lleno al más valioso… ya que para abordar su militancia, su defensa de los excluidos, de las víctimas - aunque él no necesariamente fuera una de ellas-, requiere la amplitud de volúmenes enteros: de seguro.

El de las mil anécdotas

Ha contado Fabrizio Mejía Madrid (quien por cierto sería o ya es un buen heredero y sucesor intelectual de CM), que estando a la mesa con Rafael Barajas «El fisgón», quien cargaba a su bebé, se les unió nuestro personaje… exhibía ufano unas acuarelas originales de Diego Rivera recién compradas en el bazar de enfrente; seguramente les dijo «disfrútenlas mientras yo voy aquí…», y se dirigió a los sanitarios dejando sobre la mesa su nuevo tesoro. No contó ninguno con que el bebé se abalanzara, como fue, sobre las obras, estrujándolas. Al regreso del cronista los amigos recién acababan de alisar frenéticamente las adquisiciones que el confiado coleccionista dejara en sus irresponsables manos.

Coleccionismo

Las facetas de CM fueron incontables, algunas más ejercitadas que otras, como esa del coleccionismo. Fotografía, pintura, caricatura, juguete, miniatura, obra de arte… que puede verse en el Museo del Estanquillo, a unos metros del zócalo de la capital mexicana, íntegramente dedicado a sus colecciones. Más aún: la Fonoteca Nacional de México heredó su acopio de música grabada, la Cineteca Nacional el de películas y la Biblioteca de México compró su biblioteca con unos 24.000 volúmenes.

Presentación e imágenes oficiales de la inmensa Biblioteca Carlos Monsiváis en su actual alojamiento en el siguiente enlace.

En el cine

Los caifanes, de Juan Ibáñez, es una película mexicana de culto. Se hizo con mucho talento2 y poco dinero. Narra un encuentro de dos clases sociales, la acomodada y la opuesta. Pretexto inmejorable –el de las clases- para la aparición de Carlos Monsiváis en el papel de Santa Claus (!) alcoholizado.

Es muy justo para quien amaba tanto el cine, y conocía tanto al mexicano en particular, su historia, etcétera, haber aparecido en una de las más significativas películas mexicanas.

Ya antes, en 1965, participó también con Ripstein en otra película singular: En este pueblo no hay ladrones, de Alberto Isaac, basada en el cuento homónimo de García Márquez y se caracteriza porque reunió con muy pequeños papeles, como el de Carlos, a un conjunto de intelectuales y artistas que con el tiempo cobró gran notoriedad.

Amigo de los intelectuales, aunque no de todos

Con pleno derecho a ocupar un sillón en las capillas de los grandes intelectuales mexicanos, optó por mantener clara y sobrada distancia de muchos de ellos.… Y estrecha cercanía con otros, por ejemplo, José Emilio Pacheco.

El homenaje a este último por sus 70 años en el Palacio de Bellas Artes derivó en un delicioso diálogo hecho de recuerdos propios entre él y Monsiváis. Al finalizar me acerqué a CM para decirle que había sido la mejor conversación en la historia de la literatura mexicana. Levantó los ojos con aquella su sonrisa -se diría que con entusiasmo- para preguntarme remarcando la i: «¿sí?».

Curiosidades

  • Además de los títulos honoris causa nacionales y extranjeros recibidos, obtuvo uno singular como su persona: el honoris causa perdida que le otorgó en 2008 la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

  • En su apartado de una edición colectiva sobre feminismo, por todo currículum se presenta como «misógino feminista».

Dijo Carlos Monsiváis

El norteño que se siente superior al chiapaneco es clasista y racista; y lo mismo puede decirse del pobre que desprecia al más pobre, del joven que considera un agravio la posesión de su lengua indígena, del rico que le niega humanidad a quienes no lo son. Estoy profundamente convencido de que en México racismo y clasismo son vocablos intercambiables.

El feminismo es un elemento que trastorna el control patriarcal, revisa las tradiciones hogareñas, rechaza la idea del cuerpo de las mujeres como territorio de conquista masculina, reivindica la autonomía corporal, se emancipa de la dictadura moralista...

La pobreza es el elemento constitutivo del país. Si dices historia de México dices historia de la pobreza.

El crispamiento nos hace daño a todos, y esta operación de la malevolencia ramplona debe eliminarse porque no corresponde a libertad de expresión alguna, sino al afán de lograr lo imposible: con unas cuantas imágenes declarar a una persona un dictador en su país.

Notas

1 Puede no interpretarse con precisión esta frase del escritor. Lamentablemente, ignoro si a ella siguió mayor explicación que aclare su sentido. Para quien la lee como yo puede significarlo todo o parte. Quizá se refiera a que el nacimiento del sabio fue del lado de las minorías excluidas de la riqueza, solo que en México, su país, ese segmento no es minoría; en otros sí. Quizá se refiera a su orientación sexual. Acaso implique a toda minoría cuya causa defendió. O bien, decía, a todo lo anterior. En cualquier caso, conmueve.
2 Así, participó destacadamente Carlos Fuentes, coguionista, Jorge Fons, como parte de la producción, y tres personalidades más aunque con brevísimas apariciones en la pantalla: Luis Guillermo Piazza, Alberto Dallal y Arturo Ripstein. No se diga menos del talento de los actores, algunos llegaron a ocupar un gran lugar en la historia del cine, teatro o música mexicanos: Ernesto Gómez Cruz, Julissa, Óscar Chávez.