El año 2019 comenzó con una noticia astronómica que recorrió el mundo acerca de la primera imagen de un agujero negro. Pero, ¿qué es un agujero negro? ¿No se habían podido ver antes?

Comencemos por la primera pregunta. Un agujero negro es el resultado final de una supernova o estrella con tanta masa que su gravedad hace que se hunda sobre sí misma. Y entonces, viene la siguiente reflexión: y si el Universo es de tres dimensiones, es decir; lo largo, lo ancho y lo profundo (x, y, z), ¿a dónde va algo de tres dimensiones que se hunda? ¿Otro sub-profundo (z')? Entonces esas estrellas penetran al universo, en consecuencia hay varios universos, es decir: un multiverso.

Recapitulemos... las estrellas como nuestro Sol, son enormes bolas de gases principalmente de hidrógeno y helio que son los elementos más simples del universo, o mejor dicho, del multiverso. Ellas queman este combustible mediante la fusión nuclear que no es más que una explosión termonuclear que funde esos átomos y en el proceso genera enormes cantidades de energía electromagnética (luz), calor y otros átomos más complejos como el boro y el carbono. A medida que el combustible estelar se va consumiendo en unos cuantos millones de años, todo el hidrógeno y helio se van agotando y se comienzan a fundir los elementos más pesados que producen a su vez elementos mucho más pesados y complejos como el hierro, el magnesio y el calcio. Así iterativamente hasta llegar a los átomos extrapesados y codiciados como el oro.

Los que no lo sabían, entonces dirán: ¿todos los elementos químicos que conocemos se producen en las estrellas? Ciertamente, es el origen de esos átomos. Sin embargo esta fábrica o cocina solar tiene un fin que puede ser pacífico o violento dependiendo de la masa. Nuestro Sol es uno de esos gigantes gentiles, su masa es el promedio ideal para durar miles de millones de años y cuando llegue a viejito de aquí a 5.000 millones de años se expandirá para quemar las últimas capas exteriores hasta casi nuestra órbita terrestre y así luego encogerse en una pequeña estrella enana blanca del tamaño de un planeta diminuto como el nuestro, produciendo mucho menos calor y energía que el actual.

Otras estrellas masivas, se estima que con 20 veces el peso de nuestro Sol, tienen vidas mucho más cortas. Su balance de quemar elementos es superior y generan elementos extrapesados con mayor rapidez, lo que a su vez tiene un costo peligroso. Estos elementos pesados generan lógicamente mayor masa que aumentan el campo gravitacional haciendo un desbalance entre la expansión estelar por quemar capas exteriores y el colapso hacia el centro producto de la titánica gravedad que se está originando. En unos pocos millones de años pueden estallar como estrellas novas (de nuevas, aunque en realidad no están naciendo por primera vez), liberando capas al espacio que dejan hermosos discos y nebulosas estelares como la llamada «del cangrejo» (NGS1952) y su hundimiento resulta en púlsares o diminutas estrellas de neutrones, una cucharita de su masa pesaría una montaña. Y lo que sale de esa fuerte gravedad son destellos de luces que logran escapar de su centro cada vez que va girando como un gran faro en el universo, o multiverso, perdón.

Para terminar de responder la primera pregunta, las supernovas son explosiones mucho más violentas que liberan todas esas capas y una cantidad de energía muchísimo mayor que las novas, pero allí no quedará un púlsar, lo que quedara en el centro o ese punto es... ¿¿¿??? Sí… acá vale la triple interrogación.

Toda la masa se hundirá sobre sí misma y penetrara el Universo tridimensional hacia no sabemos qué, ni dónde, ni cuándo; quizás otro universo que vencerá las leyes del tiempo ¿O es que tiene otro tiempo? Y lógicamente otro espacio. Todo lo que pase cerca de él, en la frontera denominada horizonte de eventos, será atraído por la ingente gravedad que arrastra hasta la luz… de allí que no se ven.

Luego del padre de la idea y fórmulas de la gravedad, Sir Isaac Newton (1643-1727), fue el físico alemán Albert Einstein (1879-1955) quien calculó cómo parte de la luz es atraída por nuestro Sol. Durante los eclipses, estudios detallados revelan cómo los rayos lumínicos se doblan ante la gravedad de nuestro astro rey. Posteriormente, otro gran físico, Stephen Hawking (1942-2018) determinó que cerca de los agujeros negros se producían extremas radiaciones electromagnéticas en los bordes de los agujeros negros, esta es una manera de saber dónde se encuentran. Esto dio la clave para buscarlos y lograr responder la segunda pregunta gracias a la joven norteamericana Katie Bouman (1989- ) quien formuló un algoritmo con el cual orientar la búsqueda y lograr la maravillosa imagen de los lugares donde se hunde el multiverso.