Samuel Phillips Huntington, el profeta del choque de civilizaciones fue un politólogo y profesor de Ciencias Políticas en el Eton College de la Universidad de Harvard.

Allí mismo fue director del Instituto John M. Olin de Estudios Estratégicos.

En dicho centro académico se dedicó a la docencia durante casi seis décadas hasta convertirse en un referente mundial en los temas de la democracia y las Relaciones Internacionales.

Nació en Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, el 18 de abril de 1927. Su cónyuge fue Nancy Arkelyan. Se educó en las universidades de Harvard, Chicago y Yale.

Fue asesor de Lyndon B. Johnson, vicepresidente primero y luego sucesor de John F. Kennedy en la presidencia de los Estados Unidos después del asesinato.

Huntington también fue miembro del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca durante el gobierno de Jimmy Carter. Es decir, que sirvió en dos Administraciones estadounidenses.

Destacó por sus análisis sobre golpes de Estado en países del Tercer Mundo y trabajos sobre las relaciones entre poder civil y militar.

En 1991 publicó La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX popularizando el concepto de Tercera Ola de la democracia que según Huntington habría empezado en 1974 y se prolongaba hasta 1990. La distinguía de la primera ola que tuvo lugar en el siglo XIX y la segunda que se produjo después de la Segunda Guerra Mundial. En su obra analiza las causas y características de los procesos de democratización en más de 30 países del mundo durante dicha Tercera Ola.

En la década del noventa del siglo pasado y más allá la gran mayoría de los artículos y libros sobre democracia en Europa, en los Estados Unidos y en América Latina empezaban con una especie de reconocimiento o tributo a Huntington y su concepto de Tercera ola de la democracia. Él era como el referente principal de los académicos que analizábamos y promovíamos la democracia a nivel planetario. Pero también después de la caída del socialismo real en la Unión Soviética y sus aliados de la Europa Centro Oriental el catedrático de Harvard criticó el enfoque de su colega Francis Fukuyama en el libro El fin de la historia, en donde se percibía una especie de triunfalismo a favor de las democracias liberales y las economías de mercado.

Aunque más tarde ambos intelectuales se acercaron en sus puntos de vista y de hecho el más reciente libro de Fukuyama titulado Los orígenes del orden político viene dedicado a la memoria de Samuel Huntington. En 1997 el catedrático de Harvard publicó junto con Lawrence Harrison el libro La cultura es lo que importa: cómo los valores dan forma al progreso humano.

En el 2004 publicó el libro ¿Quiénes somos? que trata sobre la identidad estadounidense y las inmigraciones que provienen de México y otros países latinoamericanos.

Y en 1996 Huntington publica su libro El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial que le convierte en una celebridad internacional.

La obra tiene influencias de Arnold Toynbee, quien fue el primero en escribir sobre el choque de civilizaciones y de Carroll Quigley, autor de Evolución de las civilizaciones.

Allí el autor pronostica que durante el siglo XXI los actores políticos internacionales principales ya no serán ni las ideologías, ni los estados nacionales, como afirmaban los realistas, ni las clases sociales, como afirmaban los marxistas, sino las civilizaciones.

Efectivamente Huntington pronostica un nuevo orden mundial caracterizado en el siglo XXI por el choque de civilizaciones. Algunos ven allí una especie de profecía de los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York y Washington y el posterior inicio de la llamada guerra contra el terrorismo, especialmente el islámico.

Según el politólogo de Harvard, las civilizaciones presentes en el mundo al final del siglo XX eran nueve:

  • La occidental: integrada por países cristianos, (católicos y protestantes) y extendida por Europa, América del Norte y Oceanía (Australia y Nueva Zelanda). Los Estados centrales son Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania. Allí ubica también al Estado de Israel.

  • La ortodoxa: integrada por los países de la cristiandad oriental y extendida por Rusia y Europa Oriental. El Estado central de esa civilización es Rusia.

  • La latinoamericana: Incluyendo obviamente a los países de la América Latina y el Caribe hispano y francés. Es una civilización hija de la occidental, pero con sus particularidades. Allí los Estados centrales son Brasil, México y Argentina.

  • La islámica: incluyendo a los países de dicha fe religiosa (con sus variantes sunnita y chiita) y en la que destaca a Arabia Saudita, Egipto, Turquía, Irán, Pakistán e Indonesia. Allí están también los Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

  • La hindú: presente en la India.

  • La sínica: Incluye a China, Singapur, Vietnam, Taiwán y las dos Coreas.

  • La japonesa.

  • La africana: que incluye a los países africanos no islámicos y en la que el estado central es Sudáfrica.

  • La budista: que se extiende por Nepal, Bután, Tíbet, Mongolia, Camboya, Laos y Tailandia.

Dicha clasificación generó muchas controversias y, por ejemplo, algunos criticaron que a la América Latina se le apartara de la civilización occidental. Otros expresaron muchas dudas sobre la composición de la civilización sínica. Y lo que más anticuerpos creó fue el título de la obra.

Y entonces sucedió algo parecido a la reacción que había tenido El fin de la historia de Francis Fukuyama y es que algunos sin leer el libro lo descartaron por el título que sonaba muy confrontativo: El choque de civilizaciones.

Inmediatamente en ciertos círculos universitarios se le declaró la guerra al texto y al autor y se empezó a promover como concepto alternativo el diálogo de civilizaciones.

El libro fue rechazado por los que le percibían confrontativo y por los que no compartieron sus conceptos de las civilizaciones como actores principales del sistema internacional y se aferraban al realismo político internacional y a su idea de que los estados nacionales son y serán los principales actores del escenario internacional.

Otros politólogos y diplomáticos reconocemos los aportes de Huntington como una teoría interesante de las relaciones internacionales, no como verdades únicas, absolutas y finales, sino como complementarias de los enfoques liberales, realistas, idealistas, estructuralistas y sistémicos, entre otros de las Relaciones Internacionales contemporáneas.

A pesar de sus adversarios la obra de Huntington se convirtió en un éxito de librería y el autor se consolidó como académico de renombre mundial.

Huntington fue Miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias y recibió la Beca Guggenheim.

El politólogo de la Tercera Ola de la democracia y del Choque de Civilizaciones fallece en Martha’s Vineyard, Massachusetts, Estados Unidos el 24 de diciembre de 2008, cuando empezaba la recesión de la economía global.

Sus libros y artículos se siguen leyendo y discutiendo en las Escuelas de Ciencias Políticas, Relaciones Internacionales y Diplomacia, tanto en los Estados Unidos como en el mundo en general.