Liberar o no liberar…. esa es la cuestión. Se dice que las endorfinas son, en una especie de vocablo técnico, opiáceos naturales del cuerpo, diseñados para aliviar el estrés y aumentar el placer…¡Qué descubrimiento esto de las endorfinas, oiga!

Con esta nueva palabra incorporada a mi argot juvenil y con muchas ganas de empezar el año 2017 como la millennial más afortunada del mundo, pensé en la manera de empezar a liberar endorfinas “como si no hubiera un mañana”.

Cómo ponerse a punto con la liberación de endorfinas en… 3, 2, 1 Go!!

Haz ejercicio 3 veces por semana. El ejercicio libera endorfinas por doquier y produce grandes dosis de felicidad y euforia. Mi momento favorito es hacer running con la canción Despacito en bucle y con mis cascos, invadiéndome en una burbuja como si no hubiera nadie más a mi alrededor.

Comparte el momento del vermouth con unos vinos blancos (siempre mejor opción que el tinto, aunque para gustos colores) rodeada de tus amigas. Estos momentos son mágicos y aunque se repitan un día tras otro durante 50 años consecutivos, nunca te cansas. Y lo importante es que la situación libera millones de endorfinas, más que si lo compartieras con cualquier “cretino” que por tomarte un vino con él, seguro que piensa que quieres pedirle matrimonio y pasar el resto de tu vida a su lado...;)

Date un capricho y disfruta del chocolate. Eso sí, elige siempre chocolate negro, que tiene menos azúcar y más chocolate puro y come cada día una sola onza para no provocar una “sobredosis de endorfinas”. Todo en su justa medida es mucho mejor.

Innova con ginseng. El ginseng es la hierba más legal que existe sobre la faz de la tierra, después de las hierbas del campo. El ginseng mejora la producción de endorfinas , provoca que estés todo el día en el limbo y derroches energía por los cuatro costados. También te sirve como medicina curativa y natural si has tenido cualquier desengaño social-lo llamo social, por no definir a un tipo que has visto 5 veces contadas como desengaño amoroso- Go!!!

Cotillea sin parar. Algunos estudios han demostrado que cotillear sin parar con tus amigas estimula al máximo los centros de placer del cerebro, provocando la liberación de endorfinas. Los científicos saben que los humanos somos animales sociales y nos comportamos como tal, así que la mejor manera de favorecer nuestro estado de ánimo y positividad es cotillear a los cuatro vientos. Estoy segura de que este quinto consejo no será difícil: los tíos son un tema muy recurrente en cualquier momento.

En conclusion, con este santo grial de liberación de endorfinas, se nos acabó la tristeza para siempre.