Soul Food Night ha celebrado en Madrid su tercera edición: tres años de una exclusiva, curiosa y solidaria iniciativa. Los mejores chefs de la capital y las tiendas de moda de la llamada Milla de Oro madrileña se unen en un evento en beneficio de Acción Contra el Hambre.

El formato es de lo más insólito, apetecible e incluso un poco extraño. Catorce chefs de reconocido prestigio con estrellas Michelin transformaron durante unas horas las tiendas más exclusivas de moda en torno al barrio de Salamanca en improvisadas cocinas. Una actividad anual donde la recaudación va destinada a las diferentes tareas solidarias que realiza la ONG Acción contra el Hambre alrededor del mundo. La organización y gestión corre a cargo de la agencia de comunicación Mateo&Co y la revista masculina del grupo Prisa Icon. Una idea original que requiere de gran esfuerzo para llegar al objetivo fundamental de recaudar el máximo de dinero posible. Esta edición se han conseguido un total de 39.690 euros, que irán destinados a programas de desnutrición en Líbano, Iraq y Siria. Distintas acciones humanitarias para atender las dramáticas consecuencias del conflicto armado que comenzó en 2011.

Este periodista ha podido vivir y disfrutar en primera persona, en nombre de Wall Street International, de esta experiencia. Cortesía de NH Hotel Group, acudimos a la cena del chef Óscar Velasco, dos estrellas Michelin, del restaurante Santceloni, que este año oficiaba como padrino de la iniciativa. “Es algo muy divertido y particular. Salir de tu entorno diario y cocinar en un sitio tan insólito”, explicó sonriente Velasco, que era la segunda vez que participaba en Soul Food Night.

Situada en plena calle de Velázquez, la firma de ropa de caballero Cremeux hizo de anfitriona. Al entrar, una mesa para doce comensales se extendía a lo largo de la tienda, perfectamente vestida para la ocasión. Cristalería fina, cubertería de diseño y unos platos de cerámica personalizados con la firma de Santceloni. La guinda la ponía un elegante centro de orquídeas blancas. La estampa era cuanto menos curiosa. En un pequeño entrante que comunicaba con la zona principal de la boutique estaba instalada una reducida cocina de campaña lista para la ocasión. Rodeada de camisas y pantalones de unos precios prohibitivos, no pude evitar pensar el olor que podrían estar asumiendo aquellos tejidos de oro. Claro, nada que ver con el producido por una fritanga de calamares y croquetas congeladas. “Señora, es olor a estrellas Michelin”, imaginaba la escena al día siguiente.

Ante tal escenario, diremos que Óscar Velasco se convirtió en diseñador por una noche. Nos tejió un menú degustación de nueve platos especialmente creado para la ocasión. Con una manzanilla Papirusa Lustau acompañamos una galleta de guisantes y camarón, cortezas de bacalao y curry, queso fresco, apio y trufa, y caballa, coliflor y caviar a modo de aperitivo. Un preludio exquisito. Los doce invitados nos fuimos colocando protocolariamente en nuestros sitios. Federico González Tejera, consejero delegado de NH Hoteles Group, Óscar Becerra, Director de revistas del grupo Prisa o Ida Gutiérrez de Escofet, Dircom y Relaciones Institucionales de NH, eran algunas de las personalidades que componían aquel cuadro gastronómico, que se fue completando según nos servían los sensacionales cinco platos del menú de Velasco. Me quedo con la guinda del pastel. Un bizcocho de aceite de oliva, queso fresco, manzana reineta y trufa negra era la última puntada a un traje cosido con genialidad y mucha clase. “La vanguardia se puede hacer de muchas maneras. Lo bonito es que cada uno siga su camino”, explicó el heredero de Santi Santamaría en Santceloni. Alta cocina sincera y honesta, que quizás merezca el colofón con una tercera estrella Michelin que se resiste. “Nuestra tercera estrella es el cliente que sigue viniendo al restaurante”, respondía orgulloso.

Antes del magnífico ágape, pudimos pasar unos minutos con otro de los chef participantes. En la propia agencia de comunicación Mateo&Co, organizadores del evento, se servía otra cena con el estandarte de Estanis Carenzo, chef de Sudestada. Poco mediático, de momento, Estanis es conocido como “el chef de los chefs”. Sudestada es el retiro perfecto para muchos de los mejores cocineros de la capital como David Muñoz o Diego Guerrero, quienes le tienen en sus oraciones siempre que piensan en una cocina de corte asiático, con pinceladas de medio mundo y el sabor como única pretensión. “Muy agradecido por la estima de mis compañeros. Aquí solo tratamos de hacer cocina con mucho sabor”, explicaba el dueño de Sudestada.

Desgraciadamente uno solo tiene un estómago y un alma para digerir tanto disfrute del paladar, ya que hubo otros trece eating points donde se disfrutó de alta cocina al máximo. Lugares tan emblemáticos como el Museo Thyssen, donde Iván Muñoz, chef del restaurante Chirón, ofreció una de las cenas. El embajador de Estados Unidos, el peculiar James Costos, prestó por unas horas a Byron Hogan, su cocinero de cámara, para la cena en la firma Carolina Herrera. También participaron Diego Guerrero (Dstage, una estrella Michelin); Andrea Tumbarello (Don Giovanni); Paco Roncero (La Terraza del Casino, dos estrellas Michelin); Mario Sandoval (Coque, una estrella Michelin); Ricardo Sanz (Kabuki, una estrella Michelin); Javier Aranda (La Cabra, una estrella Michelin); Luís Arévalo (Kena); Pepa Muñoz (Restaurante Pepa); Pedro Larumbe (Pedro Larumbe); y Juan Pozuelo (Vaca Nostra).

Y qué sería un sarao sin su fiesta y sus copas. En el hotel NH Collection Eurobuilding nos esperaba una after party donde cambiar impresiones con los otros comensales y chefs del evento. Tres barras con coctelería de altura y música a cargo del DJ Julio Torres. Punto y final a una gran noche, en la que no solo alimentamos el estómago, sino también nuestras conciencias.