Paseando por el barrio de Carabanchel, entre calles empinadas cuyos nombres nos pueden dar pistas (calle Inglaterra, calle Irlanda…), encontramos un pequeño recinto vallado en cuya entrada se puede leer “British Cementery”. El cementerio se encuentra en la calle comandante Fontanes número 7 y se encuentra rodeado de varias casas tradicionales de un solo piso de principios del siglo XX.

El camposanto parece un jardín tradicional inglés, aunque teñido de romanticismo y decadencia. A la caída de la tarde puede parecer fantasmagórico, incluso el escenario de una película de Tim Burton. Algunas de sus lápidas están rotas y en un gran estado de abandono. Algunos de sus “habitantes” han sido olvidados por sus descendientes o, quizá, ni sepan que descansan en un barrio tradicional madrileño.

Entre sus muros hay enterrados cerca de un millar de cuerpos. Hay lápidas centenarias cubiertas de musgo en las que descansan ortodoxos, luteranos, protestantes, católicos, judíos, e incluso un musulmán, procedentes de 43 nacionalidades distintas. Cientos de historias ocultas, que un día fueron protagonizadas por espías, masones, aventureros, magnates, artistas, nobles y príncipes.

Ante la necesidad de enterrar en la capital de España a ciudadanos de habla inglesa de confesión no católica, en 1850 se cedió al gobierno británico un terreno de menos de una hectárea en el barrio de Carabanchel. Cuatro años después se produjo el primer enterramiento: el de un joven británico de 19 años llamado Arthur Thorold. A pesar de que el gobierno español presionó para que los enterramientos se hiciesen sin culto, ritual, pompa, ni publicidad, la ceremonia incluyó una carroza fúnebre tirada por cuatro caballos y un total de ocho carruajes.

Entre las personalidades enterradas en el Cementerio Británico de Madrid cabe destacar el fundador del Restaurante Lhardy, la familia Loewe (fabricantes de cuero y accesorios), la familia Brooking (joyeros), la familia Bauer (banqueros), el famoso fotógrafo Charles Clifford y la dinastía Bagration (casa regente en Georgia).

En la actualidad, la gestión del cementerio depende de un patronato, en el que está presente la embajada británica, pero que no se encarga de mantenerlo económicamente, de ahí que se encuentre algo deteriorado.

El British cementery sólo es visitable los martes, jueves y sábados de 10:30 a 13:00 aunque también existen visitas guiadas en las que se pueden conocer mucho mejor todas esas historias de personajes ilustres que pisaron nuestro país con puntualidad británica desde hace dos siglos ¡Cuanto daría por tomarme un té con uno de ellos! Y, sobre todo, porque me contaran como se veía Madrid bajo su sabia mirada anglosajona. .