La brujería es el conjunto de actividades mágicas o supersticiosas a las que se dedican las brujas y los brujos. En la historia europea medieval y renacentista, era el conjunto de las prácticas ocultas ejercitadas por brujas o brujos en declarada oposición a los valores y a las prescripciones religiosas, con un efecto considerado maléfico por los individuos y por la colectividad, cuya actividad se castigaba con el fuego. Del brujo o de la bruja, se decía que tiene un pacto con el diablo y, por medio de éste, dotados de aptitudes extraordinarias. La recientemente inaugurada exposición en la Ciudad del Santo transforma la bruja en un símbolo contemporáneo del saber, de la resistencia y de la renovación. Por ello, la cita paduana se revela de gran impacto visual, que entrelaza grabados antiguos de audaz contenido, raros textos esotéricos del siglo XVI y talismanes de épocas pasadas y que, al tiempo, echa una mirada sugestiva al universo misterioso de la brujería y a la enigmática figura de la bruja. Tras el gan éxito cosechado en las precedentes etapas de las ciudades italianas de Monza y Bolonia, abiertas al público por vez primera, esta edición se propone totalmente renovada gracias a un experto comisariamento y a un recorrido expositivo repensado radicalmente en el concepto.
Conduce esta nueva visión el historiador del Arte, escritor y criminólogo, Andrea Pellegrino, que firma un encuadre inédito, profundo y sorprendente de la exposición, concebido como un verdadero rito de adaptación laica. Así pues, Brujerías no es solo un evento artístico, sino una experiencia inmersiva y transformadora, lejos de las caricaturas de las fábulas o de las pesadillas de la Inquisición. La figura de la bruja presentada en este proyecto es un arquetipo pleno de significados: una mujer que sabe, una aportadora de conocimientos olvidados, una voz que resiste.
El recorrido expositivo se desarrolla ocupando nueve secciones, concebidas como portales iniciáticos que conducen al visitante en un viaje, entre mito, cuerpo, saber, persecución y renovación. Desde los orígenes oraculares y precristianos de la bruja hasta su actualización como símbolo de resistencia política y cultural, cada sala acompaña al público en un proceso de transformación, valiéndose de obras artísticas, instalaciones, documentos y objetos rituales. Se inicia desde las raíces profundas del mito, con una inmersión en los cultos antiguos, en los simbolismos de la femineidad primordial y en las narraciones orales que han mantenido el modelo de la hechicera. El segundo paso afronta el cuerpo, entendido como el saber encarnado, territorio de deseo y de rebelión. En definitiva, un cuerpo que no se deja normalizar sino que sabe y resiste.
Sucesivamente, el espectador entra en la dimensión del olvido, donde a los saberes populares - medicina natural, herbolario y prácticas mágicas – se les devuelve su dignidad cultural. Se llega después a la sala del sello, que explora las dinámicas históricas e iconográficas que construyeron la imagen demoníaca de la bruja, desde las miniaturas medievales hasta la propaganda inquisitoria.
Una sala se centra en Marietta Robusti, apodada Tintoretta, protagonista de una leyenda que mezcla arte y magia. Se cuenta que, tentada por una bruja, robó unas hostias consagradas para esconderlas en el jardín: inesperadamente los animales se arrodillaron como por encanto. Una vez que Tintoretto, su padre, lo supo afrontó a la mujer que huyó transformándose en gato. Y para proteger la familia levantó un muro en el pasaje con el altorrelieve de Hércules con la clava, que aún se puede observar en Venecia, donde aconteció lo ocurrido.
El contenido atraviesa también el siglo XIX, cuando la bruja vuelve a manifestarse con una figura evocativa en el imaginario romántico con nuevas semejanzas y diferente consideración social hasta llegar finalmente al presente donde la magia se expresa en el lenguaje del arte contemporáneo.
Una sala clave de la muestra está dedicada a un juicio por brujería desarrollado en 1539. Los visitantes se pueden sentar en el banco de los acusados y se pondrán al centro del duro acoso de las terribles acusaciones del inquisidor y de las respuestas de la mujer procesada, dispuesta a confesar actos obscenos por tal de que acabe la tortura.
La exposición se concluye con otra experiencia inmersiva compuesta de espejos, luces y un podio central en el que se apoya el Libro de las Sombras, instrumento fundamental de toda auténtica bruja. Armados de pluma y tintero los visitantes quedan invitados a compartir para siempre sus pensamientos y sus hechizos personales con los visitantes que los sigan. La sala está dotada de una instalación sonora con un resultado de experiencia conmovedora y de gran impacto emotivo.
Cabe señalar algunas piezas como las barajas de cartas procedentes de la colección privada del comisario y fascinantes objetos originales con il simbolismo arcano, concedidos por el Museo de la Brujería de Turín. Completan el recorrido algunas pinturas y esculturas de extraordinaria potencia evocativa, prestadas por coleccionistas de este género.
Esta nueva etapa de la exposición abre caminos inéditos en el misterio de la brujería, gracias a obras jamás expuestas, que ahora ofrecen nuevas claves de lectura y sorprendentes perspectivas de estudio. De hecho, Brujerías se dirige a un público amplio y transversal: estudiosos, artistas, profesores, estudiantes y apasionados de historia, antropología, espiritualidad o simplemente curiosos de descubrir un lado escondido del saber femenino.









