El Virus Sincicial Respiratorio (VSR) es uno de los patógenos respiratorios más prevalentes y, paradójicamente, más subestimados a nivel mundial. Aunque tradicionalmente se lo ha asociado con infecciones respiratorias en la infancia, su impacto se extiende también a los adultos mayores, personas inmunocomprometidas y pacientes con enfermedades crónicas.
En los últimos años, el VSR ha vuelto al centro del escenario científico, no sólo por su carga clínica y epidemiológica creciente, sino también por los avances sin precedentes en el desarrollo de vacunas y anticuerpos monoclonales, que abren una nueva era de prevención.
En esta publicación revisamos en profundidad qué es el VSR, a quién afecta, cómo se diagnostica, cómo ha cambiado su comportamiento desde la pandemia y qué podemos esperar a futuro con las herramientas disponibles.
¿Qué es el VSR?
El Virus Sincicial Respiratorio es un virus ARN monocatenario de polaridad negativa, perteneciente a la familia Paramyxoviridae. Posee un genoma de aproximadamente 15.2 kb, que codifica 11 proteínas, entre ellas la proteína F (fusión) y la proteína G (adhesión), esenciales para la entrada del virus a las células respiratorias.
A nivel fisiopatológico, el VSR infecta el epitelio del tracto respiratorio inferior, generando necrosis, descamación celular, hipersecreción de moco e infiltración inflamatoria, lo que resulta en obstrucción bronquial, atelectasias y alteración del intercambio gaseoso.
Subtipos y comportamiento viral
Existen dos subtipos principales de VSR: VSR-A y VSR-B, que co-circulan en cada temporada, aunque con predominancia variable según la región y el año. Ambos subtipos tienen múltiples variantes genéticas debido a su alta tasa de mutación, lo que ha sido un gran obstáculo para la elaboración de vacunas eficaces hasta hace poco.
El VSR no confiere inmunidad duradera, por lo que es posible sufrir reinfecciones durante toda la vida. Si bien la mayoría de los casos son leves, la primera infección en lactantes y las reinfecciones en adultos mayores pueden ser graves.
Carga global de enfermedad
Según estimaciones recientes publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y The Lancet, el VSR provoca:
Más de 33 millones de casos sintomáticos al año en menores de 5 años.
Alrededor de 3.6 millones de hospitalizaciones.
Más de 100.000 muertes infantiles anuales, principalmente en países de ingresos bajos y medios.
En adultos mayores de 60 años, se estima que hay más de 1.5 millones de hospitalizaciones y 100.000 muertes anuales relacionadas con VSR, aunque la carga real podría ser mayor debido al subdiagnóstico.
¿Quiénes son los más vulnerables?
El VSR afecta a personas de todas las edades, pero sus formas más graves se presentan en los siguientes grupos:
Lactantes menores de 6 meses: son particularmente vulnerables porque su sistema inmune aún está en desarrollo y sus vías aéreas son más pequeñas.
Adultos mayores, especialmente con comorbilidades: enfermedades como EPOC, insuficiencia cardíaca, diabetes o inmunosupresión aumentan la gravedad de la infección.
Embarazadas: por el riesgo de transmisión vertical o complicaciones neonatales.
Personal de salud y cuidadores: por su alta exposición al virus en contextos clínicos.
Presentación clínica
La infección por VSR puede presentarse de forma leve o grave, dependiendo de la edad y del estado de salud general del paciente. En lactantes y niños pequeños, los síntomas incluyen:
Rinorrea y congestión nasal.
Tos persistente.
Fiebre moderada.
Disnea y sibilancias (bronquiolitis).
Apnea (en neonatos).
Dificultad para alimentarse.
En adultos, la infección puede parecer un resfrío común, aunque en mayores de 60 años puede progresar a:
Neumonía.
Descompensación de patologías crónicas.
Insuficiencia respiratoria.
Hospitalización prolongada.
Diagnóstico: una pieza clave
La confirmación del VSR es fundamental para diferenciarlo de otras infecciones respiratorias y para guiar decisiones terapéuticas, sobre todo en pacientes hospitalizados. Las principales herramientas son:
Pruebas de antígeno
Se usan habitualmente en pediatría.
Son rápidas, económicas, pero tienen menor sensibilidad en adultos.
RT-PCR en tiempo real
Alta sensibilidad y especificidad.
Detecta simultáneamente varios virus respiratorios.
Es el estándar diagnóstico en contextos hospitalarios.
Paneles sindrómicos respiratorios
Detectan múltiples patógenos (virales y bacterianos) en una sola muestra.
Útiles en pacientes graves o inmunocomprometidos.
En el contexto clínico actual, se recomienda el uso de paneles moleculares en unidades de terapia intensiva o en poblaciones de riesgo.
Comportamiento estacional
En el hemisferio sur, el VSR circula habitualmente entre abril y septiembre, con picos en junio y julio. No obstante, desde la pandemia de COVID-19, estos patrones se han alterado.
Entre los cambios observados:
Mayor circulación fuera de temporada.
Coinfecciones con SARS-CoV-2 e Influenza.
Casos graves en niños mayores de 1 año que no habían estado expuestos previamente.
Aumento de reinfecciones en adultos por pérdida de inmunidad natural.
Esto exige vigilancia epidemiológica constante y adaptación de estrategias de prevención año a año.
Estrategias de prevención: la nueva era
Después de décadas sin avances, en 2023 se aprobaron las primeras vacunas eficaces contra el VSR, marcando un antes y un después en su prevención.
Vacunas para adultos mayores
Arexvy (GSK) y Abrysvo (Pfizer).
Aprobadas para personas de 60 años o más.
Basadas en la proteína F prefusión estabilizada.
Reducción significativa de hospitalizaciones y enfermedad grave.
Vacuna materna
Abrysvo también fue aprobada para embarazadas en el tercer trimestre.
Confieren protección pasiva al recién nacido.
Disminuyen hospitalizaciones en los primeros 6 meses de vida.
Anticuerpos monoclonales
Nirsevimab: aprobado para TODOS los recién nacidos y lactantes.
Se administra una única dosis al inicio de la temporada.
Protege por al menos 5 meses.
Estas herramientas, combinadas con el diagnóstico temprano y la vigilancia activa, pueden reducir drásticamente la carga del VSR en los sistemas de salud.
Reflexión desde la bioquímica clínica
Desde mi rol como bioquímico, he visto cómo el VSR puede pasar desapercibido si no se lo busca activamente. En muchos laboratorios, sigue sin formar parte del diagnóstico diferencial habitual, especialmente en adultos mayores o personas con múltiples comorbilidades.
Implementar algoritmos diagnósticos que incluyan VSR, promover la capacitación del personal técnico y garantizar el acceso a métodos moleculares son pasos fundamentales para mejorar la respuesta sanitaria.
Además, debemos continuar trabajando en la comunicación científica: explicar con claridad qué es el VSR, cómo se transmite y cómo se puede prevenir, tanto a profesionales como a la comunidad general.
Conclusiones
El VSR no es un virus nuevo, pero sí una amenaza renovada. Ahora que tenemos vacunas, anticuerpos y herramientas diagnósticas eficaces, tenemos también la responsabilidad de aplicarlas de manera estratégica, equitativa y basada en evidencia.
Necesitamos políticas públicas que prioricen su inclusión en calendarios de vacunación, vigilancia constante en laboratorios y hospitales, y campañas de información para padres, adultos mayores y profesionales.
Porque la prevención no empieza en el hospital, sino en la comunidad.
Recursos recomendados
Organización Mundial de la Salud – Boletín VSR.
CDC – Respiratory Syncytial Virus (RSV) information.
NEJM y The Lancet – Artículos sobre vacunas Arexvy y Abrysvo.
Sociedad Argentina de Infectología – Recomendaciones 2025.
GSK y Pfizer – Ensayos clínicos y datos de eficacia.















