Cada primer sábado después del 2 de agosto, en Asturias, las orillas del río Sella se llenan de emoción, colores y acentos de medio mundo. Es el momento del “Descenso Internacional del Sella”, una de las citas más icónicas del verano asturiano y una referencia absoluta en el calendario de pruebas de piragüismo a nivel mundial.
Durante tres días, la fiesta se apodera de Arriondas, Ribadesella y sus alrededores. Pero el evento principal se da el sábado de la carrera, cuando cientos de palistas se alinean en la línea de salida esperando el famoso semáforo que marca el inicio de una experiencia única.
Un río con historia
El Descenso del Sella nació de una travesía entre amigos. Dionisio de la Huerta, estudiante entusiasta del deporte, se lanzó al agua con una piragua y un grupo de compañeros para explorar el curso del río Sella. Aquella tarde entre amigos sembró la semilla de lo que hoy es una de las citas más emblemáticas del verano en Asturias.
Con el paso del tiempo, ese encuentro entre amigos fue tomando forma de competición. La ruta se definió entre Arriondas y Ribadesella y comenzaron a sumarse palistas de otras localidades. La ilusión creció con cada edición y, pese a algunos años de interrupción, la cita se consolidó como un evento singular, abierto a quienes reman por pasión y por fiesta.
La dimensión internacional llegó poco a poco. Primero llegaron deportistas de otras regiones, luego de países vecinos y, más tarde, de otros continentes. Hoy, el río Sella reúne cada verano a cientas de personas que comparten una misma emoción: la emoción del deporte y una celebración donde el agua, la tradición y el compañerismo se funden en una corriente única.
Tramos destacados del recorrido
Antes de remar, los participantes esperan ante un semáforo fluvial que marca el arranque simultáneo de las embarcaciones.
El primer tramo se cruza rápido, con zonas tranquilas como “les cangues de Fuentes”, donde el agua fluye más despacio y permite avanzar con regularidad. A los pocos kilómetros, los palistas se enfrentan a estrechamientos como el de “El Llano”, que obliga a tomar decisiones técnicas rápidas para mantener el ritmo.
Hacia la mitad del recorrido se cruza el río Piloña, en un punto emblemático que comparte cauce con el Sella durante unos metros. Esta zona es menos profunda y puede presentar riesgos si el caudal es bajo. Más adelante, Llovio marca un punto clave donde muchos espectadores se agrupan junto al puente ferroviario para ver pasar las piraguas. Desde allí, el tramo final se abre paso entre curvas más amplias hasta alcanzar Ribadesella, donde una recta de 250 metros permite el sprint definitivo.
Un evento multitudinario: público local e internacional
El descenso del Sella congrega cada año a más de mil palistas en unas 800 embarcaciones. Participan deportistas profesionales y aficionados de al menos 18 países. La competición, aunque centrada en el deporte, moviliza a más de 250.000 personas a lo largo de la jornada. El público es muy diverso: vecinos asturianos, grupos familiares, turistas nacionales, mochileros europeos y seguidores fieles que vuelven cada año. En su conjunto nace un ambiente que combina entusiasmo competitivo y espíritu popular.
Qué hacer si no remas
Además de los miles de personas que siguen el descenso desde las orillas del Sella, existe una forma especial de vivir la carrera: el Tren Fluvial. Desde 1945, este tren acompaña el recorrido con varias paradas estratégicas para que los aficionados puedan bajarse y ver el paso de las embarcaciones. El tren se convierte en una fiesta ambulante, donde se canta, se aplaude y se brinda la sidra local en cada parada.
En Ribadesella, la llegada se celebra con entusiasmo. El público se concentra en los márgenes de la ría y en los puentes cercanos para recibir a los deportistas entre vítores. Al cruzar la meta, muchos palistas se lanzan al agua en señal de alivio y alegría. Las bandas de gaitas, los fuegos artificiales y los cánticos tradicionales dan forma a una estampa que mezcla adrenalina y orgullo asturiano.
La fiesta desde tierra
La fiesta no depende de la piragua. Quienes no bajan el río pueden disfrutar de conciertos al aire libre, verbenas nocturnas, exhibiciones de folklore asturiano y ferias gastronómicas.
La sidra fluye en chigres y plazas, y los chiringuitos improvisados en Arriondas animan desde la noche anterior con música y comida típica. Ribadesella está preparada para recibir la llegada de los palistas y todos los espectadores con calles decoradas, orquestas y un público entregado.
Consejos para preparar tu visita
Transporte: El tráfico en Arriondas y Ribadesella se restringe durante el fin de semana. Se recomienda llegar en transporte público o utilizar los autobuses lanzadera que conectan zonas de aparcamiento con los puntos clave. Por supuesto, hay que volver a mencionar al Tren de las Piraguas para disfrutar el descenso desde tierra.
Alojamiento: Algunos optan por dormir en furgonetas camper o en zonas de acampada temporal habilitadas por el evento, aunque también existen numerosas opciones como hoteles, pensiones y campings, pero reservar con antelación es esencial.
Equipamiento: Calzado cómodo, ropa ligera, protector solar, gorra, gafas de sol y, por si cambia el tiempo, chubasquero. También algo de comida y bebida puede marcar la diferencia.
Clima: El verano en esta zona es suave, con temperaturas entre 18 y 28 grados. Las mañanas pueden ser frescas, las tardes calurosas y las noches animadas. Sin embargo, aunque agosto es cálido, las lluvias breves no son raras en el emblemático clima asturiano.
Preparativos rápidos
El descenso del Sella se celebra en agosto y dura un día. La carrera comienza por la mañana, por lo que se debe madrugar si se quiere participar o ver el descenso de principio a fin. Quienes quieran participar deben inscribirse con antelación, presentar licencia federativa o permiso temporal, y llevar piragua y chaleco homologados. Por otro lado, si el objetivo de la experiencia es vivir la fiesta como espectador, basta con llegar a primera hora a Arriondas o situarte en uno de los puntos del Tren Fluvial.
Una experiencia que deja huella

Escultura realizada por el ceramista gijonés Pachu Muñiz. Representativa del Descenso del Sella en Ribadesella, Asturias.
El descenso del Sella representa una forma única de entender la cultura asturiana: mezcla tradición, deporte y convivencia popular. Es un evento con memoria colectiva, en el que muchas personas repiten año tras año. La alegría compartida, el respeto por el entorno y la emoción del descenso convierten esta fiesta en una vivencia inolvidable tanto para quienes reman como para quienes observan desde la orilla.















