Desde 2022 el síndrome de burnout fue incluido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), pasando a ser un desgaste resultante del estrés crónico derivado del trabajo.

Asimismo, es acertado señalar que este síndrome es una consecuencia de los impactos del estrés prolongado ocasionado por el ritmo laboral que, como parte de una enfermedad profesional, se manifiesta a través de síntomas tanto físicos como emocionales.

Christina Maslach y Susan E. Jackson, inventoras del MBI (Maslach Burnout Inventory), el cual evalúa psicológicamente y categoriza, a través de tres dimensiones —agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal— el nivel de burnout en las personas, definen este síndrome como un «problema psicológico que se caracteriza por el agotamiento físico y emocional, la falta de realización personal y la devaluación del trabajo. Este síndrome puede afectar a los trabajadores que practican con un alto nivel de intensidad competitiva».

En un deportista, y de acuerdo a estudios como el de Salgado Mejía, Rivas Garza y García Mas (2011), este síndrome puede afectar a niños y adolescentes, sin importar su origen étnico, contexto social o estrato económico. Siendo así el estrés, la presión, la fatiga física e incluso la baja autoestima, consecuencias de factores externos como sobrecarga de partidos, problemas personales u hostigamiento por parte de la prensa o las redes sociales.

Estos son algunos factores que contribuyen al síndrome de burnout en el deporte:

  • Presión competitiva: expectativas elevadas y la necesidad constante de rendir a un nivel óptimo pueden generar estrés significativo.
  • Entrenamiento intensivo: largas horas de entrenamiento, especialmente cuando se combinan con una agenda apretada, pueden llevar al agotamiento físico y mental.
  • Lesiones frecuentes: lesiones repetidas o prolongadas pueden afectar la motivación y el bienestar emocional del atleta.
  • Falta de apoyo social: falta de apoyo por parte del equipo, entrenadores o familiares puede aumentar el riesgo de burnout.
  • Falta de equilibrio entre la vida deportiva y personal: cuando la vida del atleta se centra exclusivamente en el deporte, sin tiempo para actividades recreativas o descanso, puede contribuir al agotamiento.

Consecuencias del burnout

Los síntomas físicos incluyen fatiga crónica, letargo, trastornos del sueño, mayor susceptibilidad a padecer enfermedades y tensión. Los síntomas emocionales incluyen baja autoestima, falta de concentración y confianza, y pensamientos negativos. Estos síntomas afectan la motivación y pueden provocar una disminución en el rendimiento, incluso llegando al ausentismo sin justificaciones aparentes.

Además, el síndrome de burnout puede afectar la percepción del deporte, disminuyendo el interés y la satisfacción en la actividad deportiva.

¿Cómo prevenirlo y tratarlo?

Es fundamental abordar el síndrome de burnout a través de un profesional de la salud, siendo este indispensable para tratar tanto a los atletas como en profesionales de otras áreas, previniendo consecuencias más graves. Esto puede incluir, además, la implementación de estrategias de gestión del estrés, el establecimiento de un equilibrio adecuado entre el entrenamiento y el descanso, y el apoyo emocional por parte de entrenadores y compañeros de equipo.

Estas son algunas de las estrategias más comunes para tratar este síndrome con los deportistas:

  • Estrategias de prevención: así como en cualquier otra enfermedad, la prevención es fundamental, generando metas a corto plazo, fortaleciendo y potenciando los músculos, y detectando prematuramente el síndrome de burnout ayudando a prevenir su ocurrencia.
  • Fortalecimiento y potenciación de los músculos: realizar ejercicios específicos para fortalecer y potenciar los músculos que ayuden a mejorar la resistencia física y mental del atletas.
  • Cambios en la rutina: hacer cambios en la rutina de entrenamiento, competición e incluso en los días de descanso puede ayudar a mantener la motivación y evitar la fatiga crónica.
  • Apoyo social: sobre cualquier cosa un deportista también es un ser humano, por eso tener alguien con quien hablar disminuirá la posibilidad de sufrir la enfermedad.
  • Educación y concienciación: el conocimiento es poder, y la educación sobre el síndrome de burnout en deportistas y entrenadores puede ayudar a identificar y abordar tempranamente los síntomas y signos de esta enfermedad.
  • Intervención psicológica: en casos más puntuales, trabajar con un profesional de la salud mental puede ser útil para abordar y tratar el síndrome de burnout en atletas, ayudándoles a desarrollar estrategias para enfrentar y superar este problema.