En esta exposición, el artista peruano Roberto Huarcaya presenta una selección de sus emblemáticos fotogramas realizados entre 2014 y 2024, en los que se despliega una poderosa investigación visual y conceptual sobre la relación entre cuerpo, paisaje y memoria. Ver por contacto propone una experiencia inmersiva donde la imagen fotográfica, despojada de cámara y construida a partir de la luz y el contacto directo con la materia, se transforma en una herramienta de percepción ampliada.
Huarcaya se apropia del fotograma —una técnica fotográfica primigenia, anterior incluso a la invención de la cámara— para producir obras de escala monumental. Estos registros, obtenidos mediante procesos como el cianotipo o el marrón de Van Dyke, son el resultado de largas expediciones por distintos territorios del Perú. Allí, el artista despliega grandes rollos de papel fotosensible con los que recoge las huellas físicas de elementos naturales y culturales: hojas, ramas, raíces, piedras, objetos rituales, máscaras, trajes, instrumentos musicales o incluso los cuerpos mismos de los sujetos retratados.
Este procedimiento artesanal, que desafía la inmediatez de la imagen digital contemporánea, articula una mirada alternativa sobre la fotografía. No se trata aquí de capturar un instante, sino de permitir que el tiempo, la materia y la luz interactúen con el soporte durante horas, a veces días, en un gesto que vincula lo fotográfico con lo escultórico, lo performático y lo ritual.
En este sentido, las obras de Ver por contacto exceden el plano puramente visual para activar una percepción háptica, casi táctil. El espectador se ve confrontado con cuerpos y paisajes que no han sido simplemente fotografiados, sino literalmente tocados por la imagen. Esta estrategia pone en crisis las lógicas convencionales del encuadre, la composición y el punto de vista, desplazando la mirada hacia una forma de conocimiento sensible, corporal, envolvente.
Esta exposición se inscribe además en un momento clave del recorrido de Huarcaya, quien representa a Perú en la 60ª Bienal de Venecia con su proyecto Huellas cósmicas, una instalación inmersiva donde la imagen fotográfica se encuentra con el sonido y la escultura en una experiencia expandida. Ver por contacto comparte ese mismo impulso: desbordar los límites del medio, cuestionar los regímenes de visibilidad y abrir el acto de ver a nuevas formas de vínculo con el mundo.
Presentada por primera vez en Europa en el marco de PHotoESPAÑA 2025, la exposición en la galería Ponce+Robles invita al público a sumergirse en una poética visual radical, donde mirar implica también dejarse atravesar, tocar y transformar.