Cuando anunciaron que le entregaban el “León de la libertad” se me achicharró un poco el cerebro. Pero abrí Twitter y haciendo referencia al premio, escribí: yo también me estaría cagando de risa si no fuese mi país. Muchas veces me pregunto cómo vería a Milei si viviera en otro lado o qué cosas piensa un tailandés, coreano, canadiense, una persona no argentina, de este personaje con talco en la cara que mueve una motosierra de forma espástica mientras grita. ¿También les hará acordar al pingüino en las alcantarillas de una Argentina venida en Ciudad Gótica? ¿También pensarán que su hermana es la primera dama? ¿Sabrán del lore de los perros muertos y clonados? ¿O sólo lo ven como el títere que le anda oliendo las medias a Trump? ¿Dirán: ahí va el muñeco que se cree amigo del vampiro de Musk?
¿Lo verán como el traidor vende patria que es?
Qué locura debe ser no saber del Caputo timbero, del otro intento de Peaky Blinder venido a señora, de la sádica de Bullrich ni de Macri ni de tantos otros apellidos que están en nuestras bocas, en nuestros pensamientos, en los titulares y que son dueños de cada una de nuestras puteadas. Pero no todo es tan poético porque la verdad que “León de la libertad” ¿¡LE-ÓN-DE-LA-LI-BER-TAD?! En serio pregunto porque si van a inventar un premio, por favor no sean tan obvios.
¿O es que en verdad existe ese premio?
La realidad está tan drogada últimamente que todo es muy confuso. Así que tomo un mate y escribo en el buscador: premios a Milei desde que es presidente. Una lista interminable porque claro, el tipo no deja de recibir premios acá y allá, pim pum pam. Aviones, flashes, rock. Cambio la dirección y voy al ChatGPT y vuelvo a escribir la consulta. Pero no sale el “León de la libertad” (quiero que sepan que cada vez que escribo “León de la libertad” quiero cortarme los dedos), entonces insisto y pregunto por ese en particular. Siento que el ChatGPT manda un: “ay que distraída” y agrega un par más. Le pido que por favor (sí, siempre saludo y agradezco para que cuando las máquinas tomen el control en un futuro, me perdonen la vida) si me puede hacer dos listas separando los premios con trayectoria y los que no. Es decir, quiero esos inventados. “Buena pregunta” me responde.
En medio de palabras como “innovación” y “honoris causa”, aparecen nombres como “Titán de la reforma económica”. Me pregunto qué les pasa con todo lo que son grandes dimensiones que se nombran de formas grandilocuentes: recordemos que a Sturzenegger lo llamó “el coloso” y Milei debe ser el único titán que existe ya que no hay datos de otras personas que merecieron ese premio. Es por eso que dice delante del micrófono “Debo decir que el título es realmente acertado, ya que la tarea que estamos llevando adelante en Argentina hace un año es verdaderamente titánica”.
En una entrega más espiritual, tenemos el premio “Embajador de la luz” en el cual el chat GPT aclara que es una distinción más simbólica que institucional. Lo mismo dice del premio “Make america great again”, pero agrega que este “muy probablemente” sea con fines políticos porque no hay registro alguno anterior. Las comillas del “muy probablemente” fue del ChatGPT.
Voy con el último llamado “Premio al legado de Ronald Reagan” que tampoco tiene trayectoria ni hay datos de otras personas que hayan recibido el premio. Debe ser que solamente lo reciben titanes.
¿Qué significa ser “Embajador de la luz”? Porque titánico es el desastre que hizo solamente en un año y ahí tiene un punto.
Todas estas preguntas me recordaron una peli que me gustó mucho, de un director que también me gusta mucho. En el año 2023, Néstor Frenkel (siempre me confundo con el músico, Diego) estrena Los ganadores (siempre me confundo y digo “Los premios”). El documental es un recorrido por diferentes distinciones que se suceden a lo largo del país y que uno no tiene ni idea. Un universo de circuitos y mercados no mainstream que le sirven al director para desplegar temas como el reconocimiento, la validación y las ganas de ganar. ¿Qué significa ese premio?
Desde una mirada externa, como supongo a la mayoría de los espectadores, Frenkel entrevista a varios personajes que se dedican a la tele local, a la radio, a la cultura. Son reconocidos en sus ciudades, son escuchados por otros, son respetados dentro de la comunidad. Forman lazos y redes. Cada uno de esos premios fueron en algún momento inventados y entregados por primera vez.
¿Ustedes saben que la primera entrega de premios formal registrada como ceremonia pública data del 776 a.C. en unos juegos olímpicos? Existen anteriores igual.
Lo que quiero decir es que son cosas que nos validan frente a los demás, que nos abren puertas, que hacen que nos reafirmemos en nuestros objetivos. Ganar un premio por un laburo bien hecho, que emocionó al público, que los hizo pensar, sentir algo, debe ser realmente una sensación espectacular. Todo dependiendo de quién te premie y qué significa ese premio. Y eso es una de las cosas que nos hace preguntar Frenkel.
Supongo dentro de los circuitos nazis y de derecha por los que pulula Milei, les debe resultar satisfactorio que insulte a la comunidad LGBT, amenace a los zurdos y hable con metáforas sobre pedofilia. La realidad hace que me pregunte por la puesta en escena que arman. Un montón de ficciones que sirven para mostrarse, seguir con el auto bombo, escabiar gratis (o con la tuya, contribuyente), rosquearla. ¿Qué tipo de ficciones tendrá el presidente en la cabeza junto a la señorita que hay entre sus sábanas? Los cuadros que tiene en su despacho, las 354 imágenes hechas con IA que postea en su cuenta personal por día en el rango en donde es presidente. Esa misma cuenta que después de las 17 h, más exactamente, ese 14 de febrero, twitteó, recomendó, publicitó, unas cripto de las cuales después no estaba tan al tanto.
¿Qué narraciones se cuenta así mismo? ¿O es que solamente entrega territorios y recursos naturales pensando que eso es lo mejor que puede hacer un fenómeno barrial?
Les recomiendo ver la peli (no voy a borrar la nota después). Miren cine argentino. Es más, banquen toda industria argentina y no los viajes por el mundo de estos dos hermanos terror.